PASIÓN POR ZAMORA
Políticos de partido, enemigos del pueblo
Antidio Fagúndez, principal vicario del Gobierno de España en la provincia, eligió una emisora pública, ahora bajo control del PSOE, antes del PP, y, en el futuro del que mande, RNE, para defenderse de su ausencia y la de todos los parlamentarios socialistas en la reunión que convocó Zamora10 para plantear una serie de cuestiones a los políticos zamoranos, imprescindibles para el futuro de nuestra tierra. Prioritaria la llegada de una Unidad Militar a Monte La Reina. El diputado nacional, como se esperaba, enfatizó en que ahora no es el momento de pedir nada al ejecutivo de Sánchez, que ahora no toca. El secretario provincial que protagonizó la mayor derrota en la capital en toda su historia, hasta reducir a tres concejales la presencia del PSOE en la Corporación Municipal de Zamora, afirmó lo que sigue: “No es el momento de exigir la instalación de una unidad militar en Montelarreina con cargo a los presupuestos generales del 2020, por estar el gobierno de la nación atendiendo a la reconstrucción nacional”. Pregunta cándida: ¿A quién representa este político: al pueblo, a los zamoranos, o al Gobierno? Responda vuesa merced.
Colijo de las manifestaciones de Fagúndez que Zamora ya no forma parte de España, que no necesita reconstruirse, que así, muerta, de cuerpo presente, no da guerra y que habrá que darle tierra sobre la tierra. ¿Pero qué clase de socialismo es este del siglo XXI que se olvida de las provincias más devastadas, humildes, despobladas, castigadas, para primar a las comunidades más avanzadas de una nación como España, como son Cataluña y País Vasco? ¿Es el PSOE un partido progresista para los ricos y reaccionario para los humildes? ¿Qué puede esperar nuestra tierra, estos 10.550 km2 de geografía, los 170.000 zamoranos que viven en esta provincia, gran parte de ancianos; de un partido que presume de mirar, de favorecer, de atender, con exquisita sensibilidad, a los más necesitados, abandonados, dejados de la mano de Dios y del Estado?
Yo solo sé, porque es historia, porque resulta empírico, que el PSOE, desde el primer ejecutivo de Felipe González, mantiene una deuda con nuestra tierra, con los zamoranos, porque fue este partido el que arrancó líneas férreas, trasladó el Regimiento Toledo a otra ciudad, puso final a la Universidad Laboral, cerró la Prisión Provincial y ejecutó la mayor reconversión agropecuaria que conoció la democracia en nuestra provincia, expulsando a miles de jóvenes del sector primario, quitando miles de explotaciones de ganado vacuno de leche, que completaban la labor agraria de los campesinos zamoranos. Y todavía el PSOE no ha pagado nuestra despoblación, ni la ruina comercial de nuestra ciudad, ni nada. Sus políticos no son zamoranos, son socialistas o lo que sea, abogados defensores de su partido, jamás fiscales que velen por el futuro de su tierra, de las que les vio nacer o las que los cobijo durante muchos años de su vida.
Todo político zamorano, se llamase Martínez-Maíllo o Fagúndez, Martín Pozo o Ana Sánchez, sea del PP o del PSOE, que priorice a su partido y desprecie a su tierra, merecerá mi crítica. Todo político, se llame fulano o mengano, fulanita de tal o menganita de cual, que anteponga la libertad y el progreso de Zamora a las directrices de su jerarquía política, merecerá mis alabanzas, mis loas, ditirambos y elogios. No me importa la ideología de cada cual, me interesa su cercanía a la gente, a los que, engañados, acudieron a las urnas en la creencia, candidez, que elegían a sus representantes.
Lo dije en público no ha mucho tiempo, y lo escribo ahora: los políticos de partido son los enemigos del pueblo. Lo exigí en el año 2010, durante la presentación de este periódico a los políticos zamoranos: ¡Sed menos socialistas y menos populares y más zamoranos! No me hicieron ni puto caso. Allí estuvo Martínez-Maíllo. También hubo socialistas que ya no están.
No va más. Estoy harto de estos personajes que han hecho de la política una forma de vivir, y de puta madre; un divertimento, jamás un sacrificio, algo sacro. Yo no tengo lo que me merezco. Yo no soy prensa servil, cobista, cobarde.
“Si abrí los ojos para ver el rostro
Puro y terrible de mi patria.
Si abrí los labios hasta desgarrármelos,
Me queda la palabra”
“Si he perdido la vida, el tiempo,
Todo lo tiré como un anillo al agua,
Si he perdido la voz en la maleza,
Me queda la palabra”
Eugenio-Jesús de Ávila
Antidio Fagúndez, principal vicario del Gobierno de España en la provincia, eligió una emisora pública, ahora bajo control del PSOE, antes del PP, y, en el futuro del que mande, RNE, para defenderse de su ausencia y la de todos los parlamentarios socialistas en la reunión que convocó Zamora10 para plantear una serie de cuestiones a los políticos zamoranos, imprescindibles para el futuro de nuestra tierra. Prioritaria la llegada de una Unidad Militar a Monte La Reina. El diputado nacional, como se esperaba, enfatizó en que ahora no es el momento de pedir nada al ejecutivo de Sánchez, que ahora no toca. El secretario provincial que protagonizó la mayor derrota en la capital en toda su historia, hasta reducir a tres concejales la presencia del PSOE en la Corporación Municipal de Zamora, afirmó lo que sigue: “No es el momento de exigir la instalación de una unidad militar en Montelarreina con cargo a los presupuestos generales del 2020, por estar el gobierno de la nación atendiendo a la reconstrucción nacional”. Pregunta cándida: ¿A quién representa este político: al pueblo, a los zamoranos, o al Gobierno? Responda vuesa merced.
Colijo de las manifestaciones de Fagúndez que Zamora ya no forma parte de España, que no necesita reconstruirse, que así, muerta, de cuerpo presente, no da guerra y que habrá que darle tierra sobre la tierra. ¿Pero qué clase de socialismo es este del siglo XXI que se olvida de las provincias más devastadas, humildes, despobladas, castigadas, para primar a las comunidades más avanzadas de una nación como España, como son Cataluña y País Vasco? ¿Es el PSOE un partido progresista para los ricos y reaccionario para los humildes? ¿Qué puede esperar nuestra tierra, estos 10.550 km2 de geografía, los 170.000 zamoranos que viven en esta provincia, gran parte de ancianos; de un partido que presume de mirar, de favorecer, de atender, con exquisita sensibilidad, a los más necesitados, abandonados, dejados de la mano de Dios y del Estado?
Yo solo sé, porque es historia, porque resulta empírico, que el PSOE, desde el primer ejecutivo de Felipe González, mantiene una deuda con nuestra tierra, con los zamoranos, porque fue este partido el que arrancó líneas férreas, trasladó el Regimiento Toledo a otra ciudad, puso final a la Universidad Laboral, cerró la Prisión Provincial y ejecutó la mayor reconversión agropecuaria que conoció la democracia en nuestra provincia, expulsando a miles de jóvenes del sector primario, quitando miles de explotaciones de ganado vacuno de leche, que completaban la labor agraria de los campesinos zamoranos. Y todavía el PSOE no ha pagado nuestra despoblación, ni la ruina comercial de nuestra ciudad, ni nada. Sus políticos no son zamoranos, son socialistas o lo que sea, abogados defensores de su partido, jamás fiscales que velen por el futuro de su tierra, de las que les vio nacer o las que los cobijo durante muchos años de su vida.
Todo político zamorano, se llamase Martínez-Maíllo o Fagúndez, Martín Pozo o Ana Sánchez, sea del PP o del PSOE, que priorice a su partido y desprecie a su tierra, merecerá mi crítica. Todo político, se llame fulano o mengano, fulanita de tal o menganita de cual, que anteponga la libertad y el progreso de Zamora a las directrices de su jerarquía política, merecerá mis alabanzas, mis loas, ditirambos y elogios. No me importa la ideología de cada cual, me interesa su cercanía a la gente, a los que, engañados, acudieron a las urnas en la creencia, candidez, que elegían a sus representantes.
Lo dije en público no ha mucho tiempo, y lo escribo ahora: los políticos de partido son los enemigos del pueblo. Lo exigí en el año 2010, durante la presentación de este periódico a los políticos zamoranos: ¡Sed menos socialistas y menos populares y más zamoranos! No me hicieron ni puto caso. Allí estuvo Martínez-Maíllo. También hubo socialistas que ya no están.
No va más. Estoy harto de estos personajes que han hecho de la política una forma de vivir, y de puta madre; un divertimento, jamás un sacrificio, algo sacro. Yo no tengo lo que me merezco. Yo no soy prensa servil, cobista, cobarde.
“Si abrí los ojos para ver el rostro
Puro y terrible de mi patria.
Si abrí los labios hasta desgarrármelos,
Me queda la palabra”
“Si he perdido la vida, el tiempo,
Todo lo tiré como un anillo al agua,
Si he perdido la voz en la maleza,
Me queda la palabra”
Eugenio-Jesús de Ávila




















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