DESDE LOS ESTADOS UNIDOS
La semana en resumen
La visita a los Estados Unidos del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, AMLO como se conoce en su país, fue uno de los hechos más significativos de la semana que recién concluimos en este lado del mundo. Por una parte, es la primera salida internacional oficial de López Obrador en los 19 meses en que ha estado al frente de la nación azteca. Que su primera visita como jefe de gobierno sea a los Estados Unidos es simbólica a muchos niveles: se produce en un contexto triplemente complejo.
En primer lugar, el presidente estadounidense Donald Trump no se ha andado con medias tintas para insultar y vilipendiar a los inmigrantes mexicanos, a quienes ha llamado ladrones, asesinos, violadores. Bajo su mandato, las políticas migratorias para los latinos se han recrudecido: familias enteras son separadas al intentar entrar al país de manera ilegal, y los niños son puestos en jaulas. Se estima que al menos siete han muerto encerrados. Muchos de los inmigrantes deportados han perdido todo contacto con sus hijos menores de edad, que han quedado detenidos en los Estados Unidos, o no tienen ninguna información sobre su paradero real. Y aunque se estima que la mayor parte de los detenidos proviene de Guatemala, Honduras y El Salvador, los 3 145 kilómetros de frontera que comparten México y los Estados Unidos han representado siempre un desafío para cualquier gobierno estadounidense. En meses recientes el gobierno de la Casa Blanca ha desplegado más de 27 mil soldados para custodiar la franja fronteriza.
Por otra parte, Trump insiste en desmantelar por completo el programa conocido en inglés como DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals), que garantiza a más de medio millón de ciudadanos mexicanos el derecho a vivir y trabajar legalmente en los Estados Unidos. Se trata de personas que fueron traídas al país siendo menores de edad. DACA fue puesta en vigor por el presidente Barack Obama en 2012, y en 2017 Trump canceló el programa, pero el pasado 18 de junio del 2020 la Corte Suprema dictaminó que la forma en que el presidente terminó DACA fue arbitraria y sin justificación.
La visita de AMLO a la Casa Blanca, a menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, ha sido vista por muchos analistas como un espaldarazo a Trump, y un intento de incentivar el voto latino a favor del actual ocupante de la presidencia. En su discurso, AMLO afirmó: “Es por eso que estoy aquí, para expresarle al pueblo de los Estados Unidos que su presidente se ha comportado con gentileza y respeto hacia nosotros”.
En segundo lugar, AMLO llegó a Washington en medio de una pandemia cuyo control parece no estar cerca en los Estados Unidos. Mientras las fronteras entre México, los Estados Unidos y Canadá permanecen cerradas para el tráfico de pasajeros, el viaje de AMLO puede ser leído como un insulto a los intentos por controlar el coronavirus en esta parte del Atlántico, sobre todo teniendo en cuenta que en términos reales, la visita era prácticamente innecesaria: el acuerdo ya había sido ratificado desde una semana antes por los tres mandatarios. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no asistió a la reunión.
En tercer lugar, el presidente mexicano viajó al país del norte tras la firma, el pasado 1 de julio, de las modificaciones al acuerdo de comercio entre Canadá, los Estados Unidos y México –conocido como NAFTA, por sus siglas en inglés-. El nuevo tratado actualiza el firmado hace 25 años por los tres países en cuanto a las leyes de propiedad intelectual, internet, empresas estatales y moneda de intercambio. Lo más interesante del nuevo documento son los incentivos para la fabricación automovilística en los Estados Unidos, la exportación de leche norteamericana a Canadá, y las nuevas regulaciones de protección laboral más fuerte para los trabajadores mexicanos. Pareciera que la cordialidad en el trato mutuo entre AMLO –líder de la izquierda mexicana- y Trump –representante de lo más rancio y retrógrado de la derecha norteamericana– intenta allanar el camino para ambos países en términos no solo comerciales. En el volátil clima que impera en las relaciones entre los Estados Unidos y China –principal socio comercial y abastecedor de todo tipo de productos para el mercado estadaunidense–, México podría llenar el vacío que dejaría una ruptura más profunda entre los norteamericanos y los chinos. Por su parte, con su visita, AMLO intenta transmitir un mensaje de confianza a los inversionistas interesados en México y cambiar la percepción de que su gobierno aborrece y obstaculiza las inversiones privadas en la economía mexicana.
Al no haberse reunido con Joe Biden, candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata, AMLO parece estar apostando a un posible triunfo de Donald Trump en la contienda electoral de noviembre próximo y suavizando el clima para las posibles futuras relaciones comerciales.
En cualquiera de estos tres niveles simbólicos, el encuentro entre AMLO y Trump ofrece lecturas diversas y sobre todo, muy contradictorias.
El otro evento significativo de la semana han sido los números record tanto en los nuevos casos de coronavirus diagnosticados en los Estados Unidos, como de las muertes relacionadas con la enfermedad. Más de la mitad de estados de la federación, 34 para ser exactos, han visto un incremento significativo en la cantidad de enfermos. Florida, Tejas y Arizona –que fueron de los primeros en levantar las restricciones sanitarias– son los estados con peores marcas: este domingo 12 de julio, por ejemplo, Florida reportó la mayor cantidad de enfermos confirmados en cualquier estado desde que comenzó la pandemia: 15 299 casos en un solo día. Al actuar de manera errática e irresponsable, el presidente de los Estados Unidos ha propiciado un ambiente peligroso en el país, tanto a nivel de contagios como de crisis económica y social. A cuatro meses de declarada la pandemia, la nación parece estar cada vez más al borde del colapso total en todos los sentidos: millones de personas desempleadas, millones de personas enfermas, y cientos de miles, muertas. Y las cifras siguen aumentando sin que pueda vislumbrarse una estrategia efectiva a corto y mediano plazo.
A un mes de que comience el curso escolar en el país, todavía no se sabe a ciencia cierta cómo se ofrecerán las clases. Mientras el Centro para el Control y Transmisión de Enfermedades –CDC, por sus siglas en inglés– afirma que es muy riesgoso comenzar con las clases presenciales, la Secretaría de Educación no ha ofrecido ninguna pauta al respecto, y el propio presidente ha amenazado con recortar los fondos a la educación si las escuelas no reabren de manera normal en agosto.
La forma en que se ha manejado el covid-19 en el país ha creado un círculo que parece no romperse: el número de casos aumenta mientras la economía sigue en caída. A estas alturas todo indica que mientras no se controle la enfermedad no se podrán retomar las riendas de la economía. El presidente, sin embargo, parece tener una visión diferente.
Damaris Puñales-Alpízar
Cleveland (Ohio)
La visita a los Estados Unidos del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, AMLO como se conoce en su país, fue uno de los hechos más significativos de la semana que recién concluimos en este lado del mundo. Por una parte, es la primera salida internacional oficial de López Obrador en los 19 meses en que ha estado al frente de la nación azteca. Que su primera visita como jefe de gobierno sea a los Estados Unidos es simbólica a muchos niveles: se produce en un contexto triplemente complejo.
En primer lugar, el presidente estadounidense Donald Trump no se ha andado con medias tintas para insultar y vilipendiar a los inmigrantes mexicanos, a quienes ha llamado ladrones, asesinos, violadores. Bajo su mandato, las políticas migratorias para los latinos se han recrudecido: familias enteras son separadas al intentar entrar al país de manera ilegal, y los niños son puestos en jaulas. Se estima que al menos siete han muerto encerrados. Muchos de los inmigrantes deportados han perdido todo contacto con sus hijos menores de edad, que han quedado detenidos en los Estados Unidos, o no tienen ninguna información sobre su paradero real. Y aunque se estima que la mayor parte de los detenidos proviene de Guatemala, Honduras y El Salvador, los 3 145 kilómetros de frontera que comparten México y los Estados Unidos han representado siempre un desafío para cualquier gobierno estadounidense. En meses recientes el gobierno de la Casa Blanca ha desplegado más de 27 mil soldados para custodiar la franja fronteriza.
Por otra parte, Trump insiste en desmantelar por completo el programa conocido en inglés como DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals), que garantiza a más de medio millón de ciudadanos mexicanos el derecho a vivir y trabajar legalmente en los Estados Unidos. Se trata de personas que fueron traídas al país siendo menores de edad. DACA fue puesta en vigor por el presidente Barack Obama en 2012, y en 2017 Trump canceló el programa, pero el pasado 18 de junio del 2020 la Corte Suprema dictaminó que la forma en que el presidente terminó DACA fue arbitraria y sin justificación.
La visita de AMLO a la Casa Blanca, a menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, ha sido vista por muchos analistas como un espaldarazo a Trump, y un intento de incentivar el voto latino a favor del actual ocupante de la presidencia. En su discurso, AMLO afirmó: “Es por eso que estoy aquí, para expresarle al pueblo de los Estados Unidos que su presidente se ha comportado con gentileza y respeto hacia nosotros”.
En segundo lugar, AMLO llegó a Washington en medio de una pandemia cuyo control parece no estar cerca en los Estados Unidos. Mientras las fronteras entre México, los Estados Unidos y Canadá permanecen cerradas para el tráfico de pasajeros, el viaje de AMLO puede ser leído como un insulto a los intentos por controlar el coronavirus en esta parte del Atlántico, sobre todo teniendo en cuenta que en términos reales, la visita era prácticamente innecesaria: el acuerdo ya había sido ratificado desde una semana antes por los tres mandatarios. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no asistió a la reunión.
En tercer lugar, el presidente mexicano viajó al país del norte tras la firma, el pasado 1 de julio, de las modificaciones al acuerdo de comercio entre Canadá, los Estados Unidos y México –conocido como NAFTA, por sus siglas en inglés-. El nuevo tratado actualiza el firmado hace 25 años por los tres países en cuanto a las leyes de propiedad intelectual, internet, empresas estatales y moneda de intercambio. Lo más interesante del nuevo documento son los incentivos para la fabricación automovilística en los Estados Unidos, la exportación de leche norteamericana a Canadá, y las nuevas regulaciones de protección laboral más fuerte para los trabajadores mexicanos. Pareciera que la cordialidad en el trato mutuo entre AMLO –líder de la izquierda mexicana- y Trump –representante de lo más rancio y retrógrado de la derecha norteamericana– intenta allanar el camino para ambos países en términos no solo comerciales. En el volátil clima que impera en las relaciones entre los Estados Unidos y China –principal socio comercial y abastecedor de todo tipo de productos para el mercado estadaunidense–, México podría llenar el vacío que dejaría una ruptura más profunda entre los norteamericanos y los chinos. Por su parte, con su visita, AMLO intenta transmitir un mensaje de confianza a los inversionistas interesados en México y cambiar la percepción de que su gobierno aborrece y obstaculiza las inversiones privadas en la economía mexicana.
Al no haberse reunido con Joe Biden, candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata, AMLO parece estar apostando a un posible triunfo de Donald Trump en la contienda electoral de noviembre próximo y suavizando el clima para las posibles futuras relaciones comerciales.
En cualquiera de estos tres niveles simbólicos, el encuentro entre AMLO y Trump ofrece lecturas diversas y sobre todo, muy contradictorias.
El otro evento significativo de la semana han sido los números record tanto en los nuevos casos de coronavirus diagnosticados en los Estados Unidos, como de las muertes relacionadas con la enfermedad. Más de la mitad de estados de la federación, 34 para ser exactos, han visto un incremento significativo en la cantidad de enfermos. Florida, Tejas y Arizona –que fueron de los primeros en levantar las restricciones sanitarias– son los estados con peores marcas: este domingo 12 de julio, por ejemplo, Florida reportó la mayor cantidad de enfermos confirmados en cualquier estado desde que comenzó la pandemia: 15 299 casos en un solo día. Al actuar de manera errática e irresponsable, el presidente de los Estados Unidos ha propiciado un ambiente peligroso en el país, tanto a nivel de contagios como de crisis económica y social. A cuatro meses de declarada la pandemia, la nación parece estar cada vez más al borde del colapso total en todos los sentidos: millones de personas desempleadas, millones de personas enfermas, y cientos de miles, muertas. Y las cifras siguen aumentando sin que pueda vislumbrarse una estrategia efectiva a corto y mediano plazo.
A un mes de que comience el curso escolar en el país, todavía no se sabe a ciencia cierta cómo se ofrecerán las clases. Mientras el Centro para el Control y Transmisión de Enfermedades –CDC, por sus siglas en inglés– afirma que es muy riesgoso comenzar con las clases presenciales, la Secretaría de Educación no ha ofrecido ninguna pauta al respecto, y el propio presidente ha amenazado con recortar los fondos a la educación si las escuelas no reabren de manera normal en agosto.
La forma en que se ha manejado el covid-19 en el país ha creado un círculo que parece no romperse: el número de casos aumenta mientras la economía sigue en caída. A estas alturas todo indica que mientras no se controle la enfermedad no se podrán retomar las riendas de la economía. El presidente, sin embargo, parece tener una visión diferente.
Damaris Puñales-Alpízar
Cleveland (Ohio)
























Gonzalo Julián | Martes, 14 de Julio de 2020 a las 00:23:08 horas
Una vez más, Damaris, ENHORABUENA por tu artículo, y gracias por permitirnos ver esa realidad, ( que termina afectando a todo el Mundo ) y, además, verla "en primera persona".
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