Viernes, 21 de Noviembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño
Martes, 14 de Julio de 2020
ZAMORANA

Decepción y silencio de las autoridades zamoranas

[Img #41510]En su día escribí a Dña. Estrella Torrecilla Crespo, cuando acababa de ser nombrada Directora General de Turismo de la Junta de Castilla y León para felicitarla y, al mismo tiempo y apelando a que es zamorana, hacerle consciente de la realidad que se vive por esta tierra; en la ciudad: despoblación, cierre de comercios, huida de los jóvenes hacia lugares que les ofrecen trabajo, calles vacías.., y en los pueblos: más despoblación todavía, casas que se derrumban, silencio, campesinos olvidados, ausencia de ganadería… y ante esa cruda realidad, le ofrecía una serie de propuestas para la provincia. En la ciudad serían:

Potenciar el turismo con una oferta atractiva.

Arreglar los preciosos edificios que jalonan las arterias principales: San Torcuato y Santa Clara, así como las Aceñas, los puentes y la muralla.

Embellecer el centro histórico de la ciudad con fuentes, esculturas y jardines (propuesta que ha hecho también reiteradamente a través de este periódico su director Eugenio de Ávila).

Ofrecer rutas turísticas con un amplio despliegue de información y cartelería en ciudades aledañas para que Zamora sea conocida por algo más que sus procesiones de Semana Santa; fomentar que para los turistas no sea un lugar de paso, sino que pernocten y consuman aquí.

Utilizar los medios de comunicación: televisión, video, reportajes, anuncios… para publicitar nuestra tierra.

Reforzar el folclore, rutas y tradiciones inherentes a esta ciudad que son tan ricas y variadas por su enclave geográfico con ciudades aledañas y con la vecina Portugal.

Dar a conocer los productos de la tierra: quesos, vinos, postres, carnes… para promover catas, jornadas gastronómicas etc.  

 

Estas son tan solo unas pinceladas de cómo se podría mejorar la ciudad, y también planteé referencias a los pueblos, que desaparecen a la par que sus habitantes, dejando un rastro desolador cuando transitamos por ellos. Les proponía que se dieran a conocer, desarrollando un programa turístico potente: tradiciones (matanza, faenas agrícolas), que se visitaran granjas (porque para muchos niños de las grandes urbes los animales solo existen en los zoológicos), industrias lácteas (producción de quesos), hacer rutas por varios pueblos (dando a conocer sus iglesias, las panaderías con los dulces típicos, las escuelas).

 

Estas eran tan solo unas propuestas que también elevé a Dña. Clara San Damián, delegada de la Junta en Zamora, y a la plataforma Viriatos. He de decir que el silencio ha sido la causa común que han hecho estas instituciones y las personas que las dirigen o representan. Me resulta penoso y de una gravedad extrema que ni siquiera se dignen a responder y no me vale con la manida réplica tipo, esa que se devuelve a quien acude a un representante público, y que ni siquiera he recibido tampoco. Quisiera que alguna de estas opciones se tuviera en cuenta, se pusieran en valor y se llevaran a cabo porque solo contribuirían a mejorar la ciudad y sus pueblos.

 

Me despedía haciendo dos observaciones que vienen muy a colación, recordándoles que “los gobernantes están al servicio del pueblo” y que esperaba que no se cumpliera aquello que dijo en su día Marco A. Almazán: “La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa”, añadiendo, por último, que estos temas nos importan, que los pueblos de Zamora nos importan, para que no se pierdan en el anonimato, se caigan las casas, desaparezcan los servicios, no se ofrezcan alternativas a los pocos jóvenes que aún viven allí… todo eso nos importa.

 

He reproducido aquí parte de las misivas enviadas a los organismos mencionados anteriormente y, dado que la Junta de Castilla y León tampoco se implica en Zamora, extiendo mi malestar contra esta institución y la insto para que haga lo imposible porque Zamora sea declarada patrimonio de la humanidad como ya lo son muchas de sus provincias hermanas, una cuestión que se está alargando en el tiempo más de lo que sería deseable y que solo con insistencia y entusiasmo podría avanzar para llegar a ser una realidad.

 

Me reitero en lo que escribí en el artículo precedente: no quiero que mi ciudad agonice, no quiero que los pueblos de su provincia se pierdan en el olvido, y en este sentido para hacer justicia he de decir que sí he recibido implicación y respuesta del gerente de Zamora 10, D. Francisco Prieto, cuando le propuse la creación de un Museo Rural de la provincia de Zamora, donde se mantuvieran a buen recaudo un sinfín de objetos relacionados con la vida rural de nuestra tierra y que, me consta, ahora yacen dispersos por corrales, paneras y casas particulares: desde aperos de labranza, ropa, muebles, objetos de la vida cotidiana ahora inexistentes… etc, a la vez que un recuento y compilación de material folclórico y léxico de las diferentes comarcas zamoranas, personajes relevantes de esta tierra… etc. Confío en que se lleve a cabo porque confío en Zamora 10 y las personas que están luchando contra trabas de todo tipo para que nuestra provincia salga de su ostracismo y ocupe el lugar que merece.

 

Seguiré luchando con todos los medios a mi alcance para que esto sea una realidad cuanto antes porque amo a Zamora, en ella nací y en uno de sus pueblos me crié. Mis ancestros reposan en el viejo cementerio y solo anhelo que no siga pasando el tiempo y llegue la resignación; los zamoranos somos buena gente, no hacemos ruido, no estamos acostumbrados a exigir y pecamos de conformistas; de eso se han valido las administraciones; sin embargo, somos muchas personas, anónimas y públicas, que no estamos dispuestas a que esto siga siendo así y llegaremos donde sea preciso para que Zamora tenga el sitio que merece.

Mª Soledad Martín Turiño

 

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