No me das

 No me das lo que te pido, no me ofreces lo que necesitan mi alma y mi cerebro. Te da igual, piensas que una mujer inteligente es un estorbo para tu “hombría”, quizá porque pudiera hacerte sombra en alguno de tus argumentos de machito ante tus amigos o conocidos, e incluso ante la familia.

Pienso, existo, me gusta aprender y no habrá hombre sobre la faz de la tierra que haga que yo me avergüence por ser inteligente o por querer seguir aprendiendo aunque tenga casi una edad. No hay edad para aprender, idiota, no la hay. Nunca. Si tú no estás orgulloso de mí, lo estaré yo, con eso me basta por muy triste y solitario que sea y me haga sentir. Que así sea.

Con eso me basta, sí, y ni por ti ni por nadie voy a cambiar, que lo sepas. No me vas a quitar las ganas de saber porque te moleste, no me vas a arrebatar las ganas que me salen de dentro de contestar lo que me parece oportuno, aunque tú no estés de acuerdo. Para eso están las jodidas opiniones, todos tenemos una, como todo tenemos culo. Si te molesta mi manera de ser, es que eres un cobarde.

Ante la cobardía disfrazada de machismo recalcitrante sólo tengo una expresión muy manchega: “HUMO”. Fuera. Se suele aplicar a situaciones que no conducen más que a la nada más absoluta y vacía. “HUMO”. Pues eso. ¡Mujeres, adelante, siempre!

Nélida L. del Estal Sastre