Sábado, 22 de Noviembre de 2025

Redacción
Jueves, 16 de Julio de 2020
LUIS FELIPE DELGADO DE CASTRO

Carmen del mar y de la tierra

[Img #41596]Carmen marinera de la orilla del puerto, rodeado de barcas reposadas  o de mar adentro, en el inmenso cuenco en el que vive un universo misterioso, encerrado en silencios y tinieblas. Carmen de las orillas bendecidas por las olas o de los escarpaduras que, arañadas por tempestades de siglos, levantan la frontera de las aguas bravías. De la rendida arena de la playa a los hinojos marinos, tojos, brezales y salvias que crecen entre las rocas de esos asombrosos precipicios de la naturaleza, cuyos pies domeñan el agua.

  Carmen de tierra adentro, en tantos pueblos y ciudades donde arraigó la fe en Ella a través de los siglos, sin meter ruido, hasta la misma entraña. Donde no hay anclas ni velas recogidas sino raíces y bálagos de cereales, que se asemejan a las olas del mar cuando el viento alocado de la tormenta los tambalea con fuerza o revuelve la yerba alta, crecida, de la pradera.

Hoy Zamora mira al Carmen con distinta mirada. Dos Cármenes, del Camino y de San Isidoro, la de dentro y la de afuera, la de arriba y la de abajo, que así se singularizaban la una y la otra años ha. En los dos templos se consumían estos días en atardeceres de novenas e inciensos, envainados en calores. Carmen del Camino, oratorio escondido entre alturas junto a la Plaza de Alemania, hoy en un rincón y Carmen de San Isidoro, iglesia abierta a los cielos del parque y las cepas de la muralla.

Carmen del Camino, antaño a las afueras, camino del Humilladero, tras la puerta de San Torcuato, ermita de la culebra que tanto nos fascinaba en la infancia. Y Carmen de San Isidoro, emblema de piedras junto al Castillo, trazado según la ley de Dios y del Románico, en la que recibe culto la imagen que ilustra estas frases.

Hoy el Carmen, en su día, me lleva desde la nostalgia a los sueños del mar y a los imperios del cereal. Tierras y mares unidos por una sola devoción. Felicidades a todas las Cármenes que se acerquen hoy hasta esta barquita de papel que al timón con Eugenio de Ávila, navega por este mar proceloso de las noticias e ideas políticas, cada vez mas cenagoso y contaminado. Una barquita que zozobra en medio de la indiferencia  cuando no el olvido, de este mar de piedras y de historias, abandonado a su suerte, que es Zamora.

 

Luis Felipe Delgado de Castro

 

El Día de Zamora

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