Martes, 04 de Noviembre de 2025

Jesús Antonio Rodríguez Morilla 
Lunes, 20 de Julio de 2020
CONSEJO EUROPEO

Nueva propuesta de los países del norte: 700/750.000 millones de euros

50 % a fondo perdido y otro 50 % en créditos, con resignada aceptación de España e Italia, bajo el proverbio vietnamita

Jesús Antonio Rodríguez MorillaParece más cercana la llegada al acuerdo en la magnitud de cifras citada a la hora que vayan acercándose los postres al servir la cena.

 

50 % a fondo perdido y otro 50 % en créditos, independiente de la inicial propuesta presidencial de una reducción de 50.000 millones, descolgándose el sector del Norte con asunciones de menores riesgos y la obtención de otras compensaciones.

 

Otros sinsabores que aparentemente hayan quedado sin atender a algunos de los negociadores, suelen quedarse en el “haber” del desatendido en esos momentos para reivindicarlo en momento posterior con la aquiescencia del “ofensor”. Suele ocurrir.

 

Están resultando unas reuniones muy tensas y difíciles durante tres días y que aún no han finalizado. Solo se trata de un paso más.

 

Este medio ha venido sosteniendo que las situaciones de España e Italia son económicamente agónicas, perceptibles desde cualquier ángulo de la gran mesa de negociaciones, por lo que, según los expertos, se debería reservar, si es el caso, un último esfuerzo para los momentos finales, aunque se tenga “embotada” la mente.

 

Nuestros países en la desdicha han debido de ver como se abría una conjunción astral favorable que se materializaba en aquello de: “SÍ DEL CIELO TE CAE UN DÁTIL, ABRE LA BOCA Y COMÉTELO”.

 

Lo escuché por primera vez, transcurridos unos años después de la guerra del Vietnam. Era la época de Ho Chi Minh, el Viet Cong, la pobreza extrema y la de los hijos de padres estadounidenses con nativas durante el conflicto bélico y todavía hoy discriminados como “hijos del pecado”.

 

Probablemente, Occidente no ha obtenido el suficiente provecho de las distintas formas en la que se expresa la filosofía oriental.

 

Pero, en fin, es posible que nuestro presidente y el de Italia quizás sí la hubiesen escuchado y, vistas las circunstancias finales de auténticas necesidades perentorias, no hayan tenido más opciones de adaptarse a las mismas, que no son otras que las del “estado de necesidad”.

 

Un saldo de 350/375.000 millones de euros, ahora, como “fondo perdido”, a repartir, e igual cantidad en concepto de préstamos a reembolsar, es al parecer la nueva oferta de los halcones a los países del sur.

 

Faltaría todavía un punto importante, que podría discutirse según nuestras fuentes, en la sobremesa de la cena, aunque de contenido de muchas aristas:

 

¿Cómo establecer LOS PRETENDIDOS REQUISITOS Y CONTROLES SOBRE ESTOS FONDOS?

 

Creemos que, hoy por hoy, las posiciones en este punto son insalvables. Desde una intervención y control pleno por parte de los países del norte en la forma en que se distribuirían y manejarían estos fondos, hasta la ausencia de intervencionismos ajenas a los países beneficiarios, sostenida por los países del sur.

 

Suficiente para que puedan producirse aún ciertos “derrapes” en la Sala Europa, lugar donde se celebran oficialmente las reuniones, aunque las mismas se producen de forma continua en sus dependencias y despachos fuera de horarios, y, aunque se haya avanzado en el monto económico, aún quedan otros muchos temas por dilucidar.

 

Lo lógico sería establecer, como dicen los anglófilos, un “break” hasta donde se ha llegado (importe) y continuar con el resto a partir de septiembre. Mientras llega la fecha, los equipos pueden ir avanzando y “desbrozando” guiones.

 

Equipos, cuyas delegaciones se componen de hasta de 50 miembros. Si multiplicamos unos arriba o abajo, podríamos alcanzar los 1.500.

 

Un aplazamiento, pues, sería aceptable, bajo la base de, al menos, haber alcanzado algún tipo de acuerdo, por ejemplo, como pudiera ser el de hoy, aunque haya resultado encarnizado.

 

Otro escenario, con nulo avance, daría lugar a la utilización de otros criterios y estrategias, vistas ya “las cartas sobre la mesa”.

 

¿No es mejor siempre cara a la siguiente ocasión, partir de un “acuerdo de mínimos”, como, por ejemplo, una cifra final, y esperar, como los malos alumnos, hasta septiembre, para aprobar el resto?

 

Mañana más. Esperemos que sea con el “acuerdo de mínimos” sobre la mesa, para su aprobación unánime.

 

Jesús Antonio Rodríguez Morilla.

Doctor en Derecho (Cum Laude).

Diplomado en Estudios Avanzados U.E.

Caballero de Mérito por Real Orden Noruega.

Web: www.modificadosobraspublicas.com 

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