José Isidro Nates
Sábado, 08 de Agosto de 2020
EXPERIENCIA

Las doctrinas de los comunistas

[Img #42479]Ningún país del mundo con un sistema comunista ha creado riqueza, empleo, bienestar y libertad. El socialismo real, aplicado en tiempos de paz, que con una apostura de comisarios desafiantes ponen de ejemplo los comunistas, solo ha creado miseria, tiranía y crímenes atroces, mayores incluso que los del nacional socialismo de Hitler en tiempos de guerra. Esa realidad ha sido reconocida por los propios socialistas que, tras su fracaso, reinventaron la socialdemocracia, el eurocomunismo, las nuevas izquierdas y otros. Estos neosocialistas nunca renunciaron al igualitarismo, ese contradios que dicen anhelar. Esta y no otra es la que ellos definen como la utopía socialista.



El socialismo real y su hermano siamés, el comunismo, florecen hoy en España por culpa de la crisis; por culpa de unos gestores políticos y sindicales incompetentes y corruptos en todos los ámbitos y grados; por una enseñanza y unas escuelas deformadoras; por el abandono de los idearios y por la aparición oportunista de mediocres procaces e incultos que han pasado por universidades degradadas con un cinco raspado y con cuatro o cinco asignaturas arrastradas de curso en curso.



El socialismo germina cuando las botas están desgastadas y las tripas vacías dicen los comunistas que aprovechan estos periodos:

 

1) Para atizar la lucha de clases y el enfrentamiento,

 

2) para denunciar con saña los errores de los demás, nunca los suyos y

 

3) buscando pobres metiendo la mano en contenedores de basura del hotel Ritz o niños famélicos o mal nutridos para echarles de comer ante una cámara de televisión. Todo un sarcasmo en esta España de obesos, sexto país más rico de la Europa donde nadie pasa hambre y donde acuden precisamente los famélicos sojuzgados por tiranos comunistas.



Estos guerreros con antifaz, activistas sociales, nuevos mesías que no han dado palo al agua, incapaces de crear nada, reeditan con impunidad ideas fracasadas con tópicos al uso y resabios por doquier.



Se sienten luchadores y fraternales con el orbe desarraigado, cual Iglesia Universal de Dios único y dicen no poder dormir tranquilos porque hay hambre en el mundo cuando de su cántara a no sale una sola gota para remediarlo. Piensan hacerlo y pillar cacho con un estado omnipotente, que nos someta a todos bajo la bota de un sistema intervencionista e igualitarista radical de imposible aplicación por contrario a la Ley Universal que regula al hombre a la vida y a la naturaleza. Siempre la utopía.


No conocen o no quieren conocer la historia del socialismo. Dicen estar por encima de fronteras trapos y pachangas, pero enarbolan su propia bandera, levantan el puño amenazante, nos clavan la hoz, golpean con el martillo, cantan la Internacional y nos amedrentan con la justicia proletaria y la justicia miliciana.



Libertad solo hay una, la única, la libertad individual. Esa libertad la han proporcionado las democracias occidentales, consagrando la igualdad ante la Ley, la libertad de mercado, la libre empresa, la propiedad privada y su transmisión por herencia. Eso de que los ciudadanos solo seremos libres cuando seamos iguales y esa cantinela de la democracia popular solo pretende embaucar a incautos y os retrata como perversos, porque vuestra finalidad justifica esas dos entelequias o porque sois analfabetos antropológicos.



En mejor ocasión acaso podamos tratar del Estado y de vuestro estado. De ese estado benefactor, padre y todopoderoso, donde hacen carrera y buscan cacho los Pacomolinas  y esos políticos de tres al cuarto. Ese estado que pone los ciudadanos a su servicio y no al revés. Es lo que buscan y necesitan estos arribistas, no yo ni mis iguales. España está en decadencia esencialmente por haber entrado en esa deriva.

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