A vosotros, políticos

A vosotros, que imponéis la razón por la fuerza, desconociendo el ingente poder de la fuerza de la razón.

A vosotros, que ignoráis al pueblo, utilizándolo para vuestros fines sin poneros a su servicio como corresponde a vuestros cargos electos.

A vosotros, que llegáis a la política para medrar en la escala social, sin ser conscientes de la obligación y la responsabilidad que implica servir al pueblo.

A vosotros, que os pavoneáis delante de las cámaras sintiéndoos importantes, aunque vuestra gestión se ineficaz y perversa.

A vosotros, que os vais de vacaciones mientras los ciudadanos sufren, mientras la gente no puede comer, mientras los negocios se cierran y los pueblos y ciudades se marchitan poco a poco.

A vosotros, que sois incapaces de prescindir de unas dietas que no merecéis, embolsándoos unos estipendios improcedentes.

A vosotros, que nos ocultáis la verdad, que mentís descaradamente, que no sois transparentes en vuestra gestión política.

Y también a vosotros, grupos políticos de la oposición, que no habéis sido capaces de dar un golpe en la mesa y proponer réplicas eficaces contra la inacción del gobierno; valiéndoos únicamente de criticar, pero sin mojaros ni estar a pie de calle. 

Todos, pues, os merecéis mi descrédito, mi falta de credibilidad, mi sospecha fundada, mi suspicacia. Cuando os veo en los medios de información, no me parecéis serios, aunque vayáis de graves y circunspectos; quizá sea que me habéis defraudado muchas veces en demasiado tiempo. No obstante, manejáis los hilos del poder; filamentos muy sensibles que pueden convertirse en sogas alrededor de vuestras flamantes sensibilidades. Decía Unamuno aquello de “Venceréis, pero no convenceréis” y la sentencia sigue hoy más vigente que nunca. Tenéis la llave del poder, dictáis normas y elaboráis leyes que tienen una trascendental repercusión en la gente ¿pensáis en ellos antes de decretarlas? 

Habéis producido una sociedad débil, arruinada, descreída; veo unos niños sin normas claras; ancianos a los que se olvida sin manifestarles lo mucho que les debemos. Veo gente en el paro, jóvenes sin futuro, familias que han de cargar con abuelos e hijos adultos para sobrevivir en el mismo espacio; negocios que han quebrado, calles tristes con demasiadas persianas bajadas, tiendas que ya no son escaparates del consumo y cuelgan el penoso cartel de “se vende” o “se alquila” 

Me habéis desilusionado, siento vergüenza y no confío en vosotros, mediocres gobernantes. Llega el nuevo y atípico curso escolar, llega septiembre y no habéis planeado nada con una pandemia galopante que sigue castigándonos y ante la que os habéis rendido incapaces de hacerle frente y mirando para otro lado mientras disfrutasteis de un imperdonable estío con la irresponsabilidad de ignorar los apremiantes y graves problemas que asolan el país. Solo espero que tal impropio comportamiento os pase factura, sino la moral, al menos la política.

Mª Soledad Martín Turiño