Las aceras entre la Plaza Mayor y la de San Ildefonso provocan numerosas caídas
Desde la Plaza Mayor hasta la de San Ildefonso, las aceras constituyen un absoluto peligro para los peatones, bien porque no se ven los bordillos, como ocurre en la zona del Parador, ya por su pésima colocación. Abacería, Farmacia, librería y otros establecimientos conocen, mejor que nadie, es déficit urbanístico en la zona noble de la ciudad. Francisco Guarido heredó un casco antiguo, o viejo, susceptible de cambiarlo radicalmente. Va siendo hora de ponerse manos a la obra.
Ayer, sobre las cuatro de la tarde, una señora de más de 80 años, que iba acompañada por su marido, tropezó con el bordillo, del mismo color y material que la calzada, apenas visible para cualquier persona, más para una octogenaria, dándose de bruces con las baldosas de granito. Empezó a sangra, a causa de la fuerte e inesperada caída, por nariz y pómulo derecho. Al instante, personal femenino del centro hotelero atendieron a la señora y llamaron tanto a Policía Municipal como a los servicios sanitarios. Hubo suerte de que una joven médico pasase en ese mismo instante por la zona del incidente, porque la atendió de una forma muy profesional y cariñosa, comprobando que, en principio, no había lesión ósea en ninguna de las extremidades. La señora permaneció tirada sobre la acera 38 minutos, tiempo en que tardó en llegar la ambulancia. Testigo de cargo, Francisco José Requejo, presidente dela Diputación, y José María Barrios, vicepresidente, que abandonaba a esa hora el despacho de la institución provincial.
Zamora se ha ido convirtiendo en una ciudad de ancianos. Las personas mayores padecen el mal estado de las aceras, a la que este equipo de gobierno intenta poner solución con numerosas obras. Y, por lo que respecta al Parador, la entrada por su puerta principal también presenta una trampa, dado que no se distingue el espacio de aparcamiento de los vehículos de la acera. Lo más probable es que, su falta de visibilidad, provoque caídas de los clientes que reservaron estancia en el hotel público zamorano. Y no me olvido de que ciclistas se saltan la normativa municipal al circular, a gran velocidad, Santa Clara y otras aceras de la ciudad.
No obstante, las personas accidentas o las que presencien tropezones y caídas deberían llamar, de forma inmediata a la Policía Municipal que levantará atestado y a la ambulancia. Después, si es menester, acudir al abogado.
Desde la Plaza Mayor hasta la de San Ildefonso, las aceras constituyen un absoluto peligro para los peatones, bien porque no se ven los bordillos, como ocurre en la zona del Parador, ya por su pésima colocación. Abacería, Farmacia, librería y otros establecimientos conocen, mejor que nadie, es déficit urbanístico en la zona noble de la ciudad. Francisco Guarido heredó un casco antiguo, o viejo, susceptible de cambiarlo radicalmente. Va siendo hora de ponerse manos a la obra.
Ayer, sobre las cuatro de la tarde, una señora de más de 80 años, que iba acompañada por su marido, tropezó con el bordillo, del mismo color y material que la calzada, apenas visible para cualquier persona, más para una octogenaria, dándose de bruces con las baldosas de granito. Empezó a sangra, a causa de la fuerte e inesperada caída, por nariz y pómulo derecho. Al instante, personal femenino del centro hotelero atendieron a la señora y llamaron tanto a Policía Municipal como a los servicios sanitarios. Hubo suerte de que una joven médico pasase en ese mismo instante por la zona del incidente, porque la atendió de una forma muy profesional y cariñosa, comprobando que, en principio, no había lesión ósea en ninguna de las extremidades. La señora permaneció tirada sobre la acera 38 minutos, tiempo en que tardó en llegar la ambulancia. Testigo de cargo, Francisco José Requejo, presidente dela Diputación, y José María Barrios, vicepresidente, que abandonaba a esa hora el despacho de la institución provincial.
Zamora se ha ido convirtiendo en una ciudad de ancianos. Las personas mayores padecen el mal estado de las aceras, a la que este equipo de gobierno intenta poner solución con numerosas obras. Y, por lo que respecta al Parador, la entrada por su puerta principal también presenta una trampa, dado que no se distingue el espacio de aparcamiento de los vehículos de la acera. Lo más probable es que, su falta de visibilidad, provoque caídas de los clientes que reservaron estancia en el hotel público zamorano. Y no me olvido de que ciclistas se saltan la normativa municipal al circular, a gran velocidad, Santa Clara y otras aceras de la ciudad.
No obstante, las personas accidentas o las que presencien tropezones y caídas deberían llamar, de forma inmediata a la Policía Municipal que levantará atestado y a la ambulancia. Después, si es menester, acudir al abogado.























Gonzalo Julián | Miércoles, 23 de Septiembre de 2020 a las 00:02:49 horas
Ratifico todos los comentarios hechos y, como residente de la zona, desde hace 20 años, SIEMPRE HAN ESTADO ASÍ. El técnico que lo diseñó incumplió la primera lección de urbanismo que se estudia en las escuelas de arquitectura y aparejadores: "un bordillo muy alto, es difícil de subir, pero no se cae el peatón (se ve obligado a poner atención); un bordillo, cuanto más pequeño (menos alto) sea... mejor se franquea...si lo ves... el resto de las veces te tropiezas...y muchas te caes.
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