Polarizar para vencer

Las elecciones en Estados Unidos están cada vez más cerca y las estrategias de ambos candidatos son cada vez más evidentes. Mientras Joe Biden intenta situarse en el centro, queriendo hacer gala de moderación, experiencia y sentido común, Donald Trump agita incesantemente su base de votantes con guiños constantes a las bases electorales que le llevaron a la presidencia en 2016.

Aparentemente todo está en contra del actual Presidente: los malos datos económicos, la gestión errática de la pandemia, la pérdida de peso de EEUU en el tablero internacional e incluso las últimas publicaciones del New York Times sobre sus declaraciones de impuestos anormalmente bajas para alguien que basa su perfil en la imagen de un exitoso hombre de negocios. Sin embargo, y a pesar de todo, cada vez Trump parece tener más opciones de salir reelegido.

¿Cómo es posible? Quizá la respuesta es que su estrategia no se centra en los ciudadanos americanos, sino en grupos muy concretos de votantes a los que necesita movilizar a su favor. No le importa criticar abiertamente los movimientos por la igualdad racial a los que identifica con grupos violentos y no le importa menospreciar en lo persona a su rival político, prácticamente rozando el insulto, a efectos de caricaturizarlo. La estrategia de polarización funcionó en 2016 y en un mundo cada vez cercano a los extremos es previsible que pueda funcionar en 2020.

Pedro Calzada