Domingo, 14 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 05 de Octubre de 2020
PASIÓN POR ZAMORA

Zamora, circundada por los cables de Iberdrola y Telefónica

Urge que el Ayuntamiento exija a las multinacionales soterrar sus cables

[Img #44450]Una las grandes vergüenzas de nuestra ciudad reside en esa especie de faja ortopédica que rodea muchos de sus edificios: los cables de las multinacionales eléctricas y de telefonía. Este asunto viene de largo. Hagamos historia: años 1986, el 4 de septiembre, el después engullido por capital foráneo, El Correo de Zamora, informaba que Ayuntamiento e Iberduero firmarían un convenio para suprimir los cables en el casco antiguo.  Más historia: 15 de diciembre de 2004, el periódico diario que compró al diario centenario zamorano, contaba que “el Ayuntamiento iniciará en 2005 el soterramiento del cableado en el casco”. Ese era el titular. Feo, pero tal cual. Y añadía en el subtítulo que la institución municipal destinaría una partida de 100.000 euros a la espera de la “colaboración de las entidades privadas”. Seguimos a la “espera”.

Y pasan los años, y los lustros y las décadas y todo sigue igual. Nada cambia en nuestra ciudad. Todo es susceptible de ir a peor. La apatía antropología que lleva adosada el zamorano a su mente impide que la ciudad progrese. Da igual que distintos partidos políticos se hayan sucedido en la administración de la Casa de las Panaderas, porque ese asunto parece irresoluble. Nadie dice ni mu. La oposición tampoco ha pedido nada al respecto, quizá porque, cuando gobernaron, tampoco buscaron una solución a ese barullo de cables, que ofrece una imagen de desidia absoluta, como si los vecinos de la bien cercada se sintieran satisfechos con pasear entre cables o vivir en casas con ese entramado en sus fachadas.

A Iberdrola hay que exigirle, de una vez por todas, que soterre sus cables, y, además, que firme un convenio con el Ayuntamiento para que los principales monumentos de nuestra ciudad, el patrimonio monumental, reciba una iluminación artística. La compañía hidroeléctrica que preside un charro, Sánchez Galán, debe mucho a nuestra tierra, ciento de kilómetros cuadrados, algunos pueblos, fueron anegados para construir embalses y centrales, que contribuyeron al enriquecimiento de otros territorios de  la nación española. Aquí, Iberduero en su día, no mostró excesiva sensibilidad con los zamoranos, con las comarcas más dañadas por las presas. De hecho, Iberdrola abandonó sus oficinas en la calle Pablo Morillo, edificio muerto, para buscarse ubicación en Valladolid y otras ciudades de esta autonomía ahistórica, la mayor de Europa, una locura propia de una democracia tan escasa de calidad y talento como la española, ahora a un paso de la quiebra, cercana a la confederación, próxima a la división en numerosas taifas.

Insisto, pues, en que el equipo de gobierno del Ayuntamiento debería ponerse en contacto con Iberdrola para exigir el soterramiento inmediato de sus cables en toda la ciudad, no solo en el casco antiguo, valga el eufemismo, o viejo, la auténtica realidad. De hecho, nada más salir de la Casa de las Panaderas, nos encontramos, en la Costanilla, en edificios abandonados, que ofrecen una imagen deprimente de la ciudad, a 50 metros de la Plaza Mayor. En otra rúa paralela a la anterior, por detrás de la casa grande del pueblo,  en Ramón Álvarez, más de lo mismo. Zamora, pues, afeada por multinacionales de la energía y la comunicación. No contamos para nadie.

Eugenio-Jesús  de Ávila

 

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