ZAMORANA
"Juro por mi conciencia y honor"
Siento vergüenza, enfado, hastío y una contrariedad sin límites con este momento por el que pasa España. Somos víctimas de una pandemia que no se ha sabido tratar, con miles de muertos cuya cifra aumenta cada día y parecen no importar a nadie, con una pésima gestión que sonroja a propios y foráneos. Somos la vergüenza de Europa y del mundo con los peores datos económicos y de contagios y un gobierno execrable más preocupado por medrar que por sacar al país de este agujero; incapaces, porque les puede la prepotencia, de consultar con los que saben para que les orienten.
Carecemos de oposición, de propuestas sólidas, de unión entre los políticos para solucionar una crisis que se agrava por horas y está descontrolando la sociedad del antaño llamado bienestar, provocando una tasa creciente de paro, ausencia de futuro para jóvenes a quienes se les ha complicado la posibilidad tanto de formarse académicamente, como de optar por un puesto de trabajo. Seguimos sufriendo las detestables colas del hambre que el gobierno deliberadamente ignora, comercios cerrados, negocios perdidos, comunicados diarios que contradicen al anterior, dimes y diret0es de cada político que sale al estrado, guerras internas entre las diferentes Comunidades a quienes se les ha dado una autonomía que, en este momento, debería ser responsabilidad del gobierno central para actuar al unísono y acabar con el virus; sin embargo, lejos de tomar medidas consensuadas, asistimos a puestas en escena dignas de las peores series televisivas, con profusión de banderas, música y una épica en la que entra en escena el padre de la patria con gestos medidos y argumentos falaces.
Me aburren, me hastían; huyo de informativos que nos lavan el cerebro a fuerza de cifras para que todo tenga menos sentido y entre tanto, quienes están a pie de calle, los profesionales de la salud están desbordados, dando bandazos a medida que van y vienen protocolos diferentes; con una Atención Primaria al borde del caos y un desánimo general al comprobar que sus esfuerzos son baldíos porque nada solucionan. Los que hace unos meses eran héroes se han convertido en villanos detestados por la gente que ha de esperar en la calle para ser atendida o insistir por teléfono hasta conseguir una cita que llegará varios días después y será, con gran probabilidad, vía teléfono. Las patologías graves se dejan de lado porque hay que hacer hueco y camas para pacientes covid; los crónicos ya no tienen el seguimiento de antes, mucha gente evita acudir a centros médicos por miedo a contagios y eso va a provocar, además de una mala calidad de vida, mayor mortalidad. El gobierno y el resto de políticos quiero creer que son conscientes de este hecho; otra cosa es: ¿les importa?
Salud y educación considero que son dos pilares básicos de la sociedad, a todos nos afectan y de ellos dependemos; el gobierno debería invertir en ambas disciplinas porque revertirán, sin duda, a la sociedad, porque esos pilares ahora están literalmente hundidos.
No espero nada si no es seguir cayendo en barrena, sin un paraguas protector que nos evite el golpe; desconozco a qué esperan los políticos para poner remedio y enmendar este caos que aumenta exponencialmente cada día que pasa sin resolverlo. Apelo a su juramento en la toma de posesión de sus cargos para que reflexionen sobre las graves palabras que pronunciaron entonces: “Juro por mi conciencia y honor…”. Ojalá estos dos conceptos: conciencia y honor resuenen en sus oídos para ser fieles a lo que un día, supongo que, con ilusión, se comprometieron.
Mª Soledad Martín Turiño
Siento vergüenza, enfado, hastío y una contrariedad sin límites con este momento por el que pasa España. Somos víctimas de una pandemia que no se ha sabido tratar, con miles de muertos cuya cifra aumenta cada día y parecen no importar a nadie, con una pésima gestión que sonroja a propios y foráneos. Somos la vergüenza de Europa y del mundo con los peores datos económicos y de contagios y un gobierno execrable más preocupado por medrar que por sacar al país de este agujero; incapaces, porque les puede la prepotencia, de consultar con los que saben para que les orienten.
Carecemos de oposición, de propuestas sólidas, de unión entre los políticos para solucionar una crisis que se agrava por horas y está descontrolando la sociedad del antaño llamado bienestar, provocando una tasa creciente de paro, ausencia de futuro para jóvenes a quienes se les ha complicado la posibilidad tanto de formarse académicamente, como de optar por un puesto de trabajo. Seguimos sufriendo las detestables colas del hambre que el gobierno deliberadamente ignora, comercios cerrados, negocios perdidos, comunicados diarios que contradicen al anterior, dimes y diret0es de cada político que sale al estrado, guerras internas entre las diferentes Comunidades a quienes se les ha dado una autonomía que, en este momento, debería ser responsabilidad del gobierno central para actuar al unísono y acabar con el virus; sin embargo, lejos de tomar medidas consensuadas, asistimos a puestas en escena dignas de las peores series televisivas, con profusión de banderas, música y una épica en la que entra en escena el padre de la patria con gestos medidos y argumentos falaces.
Me aburren, me hastían; huyo de informativos que nos lavan el cerebro a fuerza de cifras para que todo tenga menos sentido y entre tanto, quienes están a pie de calle, los profesionales de la salud están desbordados, dando bandazos a medida que van y vienen protocolos diferentes; con una Atención Primaria al borde del caos y un desánimo general al comprobar que sus esfuerzos son baldíos porque nada solucionan. Los que hace unos meses eran héroes se han convertido en villanos detestados por la gente que ha de esperar en la calle para ser atendida o insistir por teléfono hasta conseguir una cita que llegará varios días después y será, con gran probabilidad, vía teléfono. Las patologías graves se dejan de lado porque hay que hacer hueco y camas para pacientes covid; los crónicos ya no tienen el seguimiento de antes, mucha gente evita acudir a centros médicos por miedo a contagios y eso va a provocar, además de una mala calidad de vida, mayor mortalidad. El gobierno y el resto de políticos quiero creer que son conscientes de este hecho; otra cosa es: ¿les importa?
Salud y educación considero que son dos pilares básicos de la sociedad, a todos nos afectan y de ellos dependemos; el gobierno debería invertir en ambas disciplinas porque revertirán, sin duda, a la sociedad, porque esos pilares ahora están literalmente hundidos.
No espero nada si no es seguir cayendo en barrena, sin un paraguas protector que nos evite el golpe; desconozco a qué esperan los políticos para poner remedio y enmendar este caos que aumenta exponencialmente cada día que pasa sin resolverlo. Apelo a su juramento en la toma de posesión de sus cargos para que reflexionen sobre las graves palabras que pronunciaron entonces: “Juro por mi conciencia y honor…”. Ojalá estos dos conceptos: conciencia y honor resuenen en sus oídos para ser fieles a lo que un día, supongo que, con ilusión, se comprometieron.
Mª Soledad Martín Turiño





























Anónima | Viernes, 09 de Octubre de 2020 a las 12:37:04 horas
Qué bien expresado. Nos va a salir carísimo está desidia de los políticos. Somos un pueblo dormido y cansado a partes iguales que sólo actúa como espectador de la destrucción de su país. Lamentable.
Gracias por saber expresarlo con tanta sensatez y educación
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