Miércoles, 26 de Noviembre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 12 de Octubre de 2020
REPÚBLICO

¿12 de octubre de 2020: última celebración de la Fiesta Nacional de la España de 1978?

[Img #44699]Me duele España, porque es mi patria, hermosa palabra que matrimonia lo femenino con lo masculino,  porque se degrada, porque se quiebra, porque dejará de ser. También le dolía a Unamuno, que, como vasco, se consideró doblemente español.  Y a Manuel Azaña, que dejó escrito aquello de que “os permito, tolero, admito que no os importa la República, pero no que no os importe España. El sentido de la patria no es un mito”. Perdón, para un comunista, sí. Su patria es el mundo y la tierra es del viento. Zapatero, dixit. No Pixie ni Dixie, que diría la vice 1º.

De la España de 1978, la de paz,  piedad y perdón, apenas queda nada. Ahora la tutelan sus principales enemigos, los bisnietos de los racistas de finales del siglo XIX, que continuaron su labor secesionista durante la II República, crecieron durante los gobiernos del PSOE y PP, y se envalentonaron  merced a Zapatero, excrecencia del socialismo español moderno, una calamidad política y económica: “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán”. La  promesa la pronunció el amigo de Maduro, el de la “cejas”, ante 16.000 personas en el Palau San Jordi. Corrían los primeros días del mes de noviembre de 2003.

Ahora, ante la debilidad de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, el chantaje habitual ha alcanzado su máxima expresión.  Bildu, verbigracia, formación filoetarra, que jamás ha pedido perdón por las muertes de niños, mujeres, ancianos, socialistas y conservadores, banda marxista y estalinista, con un toque de racismo, se permite, en sede parlamentaria, mofarse de las instituciones del Estado; como ese patán, charnego, Rufián, que hace honor a su apellido, que quiere ser más papista que el papa, más racista que los militantes catalanes de ERC, partido fascista en su génesis, con dos intentos de golpe de Estado en su currículum: 1926 y 6 de octubre de 1934. Los enemigos de España, de la Constitución de 1978, nunca se encontraron con un horizonte tan despejado para la destrucción del Estado democrático nacional.

La España de la Transición se tambalea. En el Gobierno dela nación hay personajes, como su vicepresidente 2º y su señora, más otros ministros de Unidas Podemos, dispuestos a asaltar los cielos de la España de 1978. Se dan  circunstancias idóneas para que los neocomunistas alcancen sus objetivos: un PSOE dirigido con férrea disciplina por Sánchez, antítesis del que construyó Felipe González; una oposición dividida, incapaz de acuerdos básicos para realizar su decisiva tarea de vigilar al poder, denunciarlo, zaherirlo, y unas fuerzas reaccionarias y antiespañolas, apacentadas, de momento, por el líder morado, decididas a quebrar España y declararse independientes para formar sus propios estados. Lo de la confederación, la que desea Iglesias, no deja de ser otra forma de acabar con la nación más antigua del mundo occidental, una unión de estados soberanos, con ciertas leyes  comunes. Además, las televisiones,  en manos de multimillonarios, medios de comunicación preferidos por el vulgo para informarse, constituyen, gracias a Sáenz de  Santamaría, los altavoces de los líderes revolucionarios o reaccionarios. A no tardar, la pandemia vírica caminará de la mano de la pandemia económica, mientras el Gobierno repartirá el dinero de Europa entre las grandes empresas nacionales, las del IBEX, y las comunidades secesionistas. L a Justicia, que ya ha sido amenazada por Iglesias, se rendirá.

Quizá este año, 2020, trágico, con más de 50.000 muertos merced a la incapacidad de este Gobierno, pura contradicción desde que Simón, licenciado en Medicina, no doctor, protagonizó las comunicaciones sobre la pandemia y el coronavirus, como demuestran las hemerotecas, sea el último en el que se celebre la Fiesta Nacional, porque en el 2021 España se habrá convertido en otra cosa muy distinta y distante de la que alumbraron la derecha tardofranquista, el socialismo de Felipe y Guerra, más el posibilismo de Carrillo y lo que quedaba del PCE. Entonces conoceremos la paz que se respira en los cementerios, pero no habrá piedad, ni perdón,  y sí venganza.

Un pueblo estabulado, sin fe, sin valores, merece ser pastoreado por los nuevos ingenieros sociales del marxismo decimonónico. No pasa nada. La derecha española inició la deconstrucción de nuestra democracia. El PP de Rajoy, cobarde y corrupto, no más que el PSOE, padre y gestor de los ERES en Andalucía, o como robar a los pobres su dinero, para repartírselo entre sindicatos y partido, se lo dejó a huevo a la reencarnación política de Largo-Caballero, Pedro Sánchez, y su  Pepito Grillo con moño.

Eugenio-Jesús de Ávila

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