DENUNCIAS
Pésimo estado de la escalera entre Valorio y Parada del Molino
La falta de conservación la han convertido en una subida peligrosa
Siendo un bosque urbano, que ya quisieran, como otras tantas cosas, en muchas ciudades, es aquí donde lo tenemos y, aunque su estado solo podría calificarse de mejorable, es lo que hay. Muy frecuentado por los zamoranos, unos bastante asiduos, otros que lo visitan de vez en cuando. Un amplio lugar de esparcimiento para pasear, montar en bici, merendar o hacer deporte. Paradójicamente, no son los que residen cerca, los que más fácil lo tienen para llegar.
La orografía es caprichosa y a veces precisa de ciertos acomodos para salvar diferencias de nivel. Una de los menos agresivas con el paisaje, hasta llegar a mimetizarse y que no resulta excesivamente costosa, es la escalera. Puede llegar a ser original con mínimo impacto visual y lo más importante, útil para subir o bajar. Así, en una de las pronunciadas rampas tras los campos de futbol de Valorio y la calle Parada del Molino, se optó por colocar traviesas de ferrocarril reutilizadas. Distribuidas estratégicamente en distancia y altura, con un simple relleno de tierra formaron los peldaños de una escalera. Facilitaba la subida, incluso la bajada que bien complicada resultaba con la rampa de arena que la antecedió.
El tiempo pasa, y aunque el mantenimiento para que esta escalinata presente un buen estado no es excesivo, sí que necesita de una atención cada cierto tiempo, atendiendo a la reposición de aquellas traviesas dañadas o a aquellos rellenos afectados por la erosión. No realizándose esa labor de conservación, nos encontramos con tramos impracticables, porque falta directamente alguno de los escalones y las huellas de los otros presentan peligro de que se pise sobre ella. Falsa seguridad para el usuario que confiado las utiliza y puede ser víctima de una mala pisada y, en el peor de los casos de una caída. Necesitando, que se acuerden de ellas para ser reparadas convenientemente.
Queda claro, que con respecto a tantas otras, ni son las escaleras más céntricas, ni las especialmente utilizadas. Tampoco, habiendo otras muchas necesitadas de que se priorice su puesta a punto. No es cuestión de competencia entre deficiencias, sino de que se solucionen los problemas, atendiendo todos. Resultando paradójico que entre barrios tan cercanos como San Isidro y San Lázaro, haya tan corta distancia y tantas dificultades, para acceder.
Manuel Herrero Alonso
Siendo un bosque urbano, que ya quisieran, como otras tantas cosas, en muchas ciudades, es aquí donde lo tenemos y, aunque su estado solo podría calificarse de mejorable, es lo que hay. Muy frecuentado por los zamoranos, unos bastante asiduos, otros que lo visitan de vez en cuando. Un amplio lugar de esparcimiento para pasear, montar en bici, merendar o hacer deporte. Paradójicamente, no son los que residen cerca, los que más fácil lo tienen para llegar.
La orografía es caprichosa y a veces precisa de ciertos acomodos para salvar diferencias de nivel. Una de los menos agresivas con el paisaje, hasta llegar a mimetizarse y que no resulta excesivamente costosa, es la escalera. Puede llegar a ser original con mínimo impacto visual y lo más importante, útil para subir o bajar. Así, en una de las pronunciadas rampas tras los campos de futbol de Valorio y la calle Parada del Molino, se optó por colocar traviesas de ferrocarril reutilizadas. Distribuidas estratégicamente en distancia y altura, con un simple relleno de tierra formaron los peldaños de una escalera. Facilitaba la subida, incluso la bajada que bien complicada resultaba con la rampa de arena que la antecedió.
El tiempo pasa, y aunque el mantenimiento para que esta escalinata presente un buen estado no es excesivo, sí que necesita de una atención cada cierto tiempo, atendiendo a la reposición de aquellas traviesas dañadas o a aquellos rellenos afectados por la erosión. No realizándose esa labor de conservación, nos encontramos con tramos impracticables, porque falta directamente alguno de los escalones y las huellas de los otros presentan peligro de que se pise sobre ella. Falsa seguridad para el usuario que confiado las utiliza y puede ser víctima de una mala pisada y, en el peor de los casos de una caída. Necesitando, que se acuerden de ellas para ser reparadas convenientemente.
Queda claro, que con respecto a tantas otras, ni son las escaleras más céntricas, ni las especialmente utilizadas. Tampoco, habiendo otras muchas necesitadas de que se priorice su puesta a punto. No es cuestión de competencia entre deficiencias, sino de que se solucionen los problemas, atendiendo todos. Resultando paradójico que entre barrios tan cercanos como San Isidro y San Lázaro, haya tan corta distancia y tantas dificultades, para acceder.
Manuel Herrero Alonso































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.84