Jueves, 27 de Noviembre de 2025

Nélida L. Del Estal Sastre
Viernes, 16 de Octubre de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

Hoy no tengo plan

[Img #44890]Pues no, me he puesto delante del ordenador, como siempre sobre estas horas y mi cabeza está absolutamente vacía. Disculpad, pero hoy no ha sido un día memorable de los que recordar para siempre, ha sido un día como tantos otros, de mierda. Últimamente me estoy acostumbrando a que mis días y mis noches sean un continuo espacio tiempo. No hay día, no hay noche, duermo de día, como de noche, estoy en pijama vagando por las habitaciones mientras todos duermen, vigilando sus sueños para que sean placenteros, los arropo. Pero claro, a las siete de la mañana, como no puede ser de otro modo, amanece y yo me derrumbo en el sofá grande del salón para descansar mientras todo el mundo comienza su jornada con olor a café y a trabajo compartido. Entonces sueño algo bonito o tenebroso que me hace ir al aseo para mirarme al espejo y cerciorarme de que no me hallo en una realidad paralela, mis ritmos circadianos cambiaron no hace mucho por motivos que no vienen al caso y vivo al revés, del revés.

Si llueve de día, bajo la persiana e intento que me arrulle su sonido y el olor de la tierra mojada. Si pasa el camión de la basura o el de la recogida o reparto, me pongo tapones para no escuchar más que las olas del mar que tanto echo en falta en estos días extraños.

Dicen los que me conocen que tengo una gran imaginación pero que mi empecinamiento por describir lo que me transcurre a lo largo del día me puede, aunque lo maquille, aunque cambie nombres y añada personas. Pero a veces, como hoy, no tengo plan y escribo lo que me ocurrió durante estas veinticuatro horas, desde mi ordenador, con mi botella de agua y en pijama, a punto de cenar y de que el ciclo de mi vida del revés se vuelva a repetir hasta que mi cuerpo se canse, lo deje, se acostumbre o consiga superarlo.

Es lo que hay. Quizá mañana tenga plan y os sorprenda con algo maravilloso y estupendo, o con otra estupidez sin sentido, sólo palabrería para mantenerme despierta mientras escucho a mi admirado Chet Baker, compañero de muchas noches de silencio entre los pasillos de mi casa, porque no paro de caminar como si buscase el camino que lleva a la gran orza repleta de oro de El Mago de Oz, al final del arco iris y voy siguiendo las baldosas amarillas imaginarias. No sé si encontraré al final del camino, la puerta cerrada de mi casa, o una ventana llena de luz que con el viento acaricie mi rostro y mese mis cabellos ondulados y algo despeinados.

Pero hoy, precisamente hoy, no tenía plan.

Nélida L. Del Estal Sastre

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