CONOCIENDO PORTUGAL
La región del Alto Támega, esencia del Portugal más tradicional, clásico y poético
Conozcamos Chaves, Vila Pouça de Aguiar, Ribeira de Pena, Montalegre, Boticas y Valpaços
Chaves
Chaves, la ciudad del agua, está situada en un promontorio sobre el valle del río Támega, que es el que divide en dos a Chaves.
Chaves es una ciudad milenaria, en época de la ocupación romana se le conocía por el nombre de “Acquae Flaviae”, que fue el nombre que le dio el emperador Flavio Vespasiano, debido a los manantiales termales que se encuentran aquí.
Desde la época romana, la ciudad ha sido una reputada estación termal. Las aguas termales surgen muy cerca del centro urbano. La calidad de sus aguas, muy reconocida, es extraordinaria, son aguas minero medicinales, que sirven para tratar diversos trastornos.
Su nombre actual es el plural de la palabra chave (llave) y es qu,e por su posición, siempre fue un punto fronterizo clave. En el propio escudo de la ciudad aparecen unas llaves, representativas de esa situación.
La historia de Chaves está marcada por sus batallas contra los romanos, los visigodos, los musulmanes, los franceses y los españoles. Por eso, los principales atractivos de Chaves son sus imponentes fortificaciones y monumentos históricos.
Durante el siglo XIX, se disputaron aquí numerosas batallas, entre las que destaca la lucha contra las tropas francesas. La primera derrota que sufrió Napoleón en tierras portuguesas fue en Chaves.
Vila Pouça de Aguiar
Conocida en sus inicios como las tierras de Aguiar de Pena, un nombre tomado del antiguo castillo construido en piedra con la misma designación, es decir, “Da Pena”, basada en una colosal roca que sería una de las referencias de la comarca, con el nombre de Aguiar asignado por el hecho de que es un pueblo de águilas.
Yacimientos de la “Serra do Alvão”.
Las estructuras megalíticas de la “Serra do Alvão” (freguesía de Lixa do Alvão), han sido clasificadas como Monumento Nacional desde 1910 y se encuentran en una planicie al lado del río Torno, cerca de “Lixa do Alvão”.
El Castillo de Pena de Aguiar o Castillo de Aguiar, una combinación única de naturaleza e ingenio humano, que se encuentra en las estribaciones de Serra do Alvão, cerca de la aldea de Castelo, en la Fregesía de “Telões””, está clasificado como “Monumento Nacional” desde el 26 de febrero de 1982.
Riberira de Pena
Ribeira de Pena es un pueblo portugués perteneciente al distrito de Vila Real, ubicado en la zona fronteriza entre Miño y Trás-os-Montes, con una característica agrícola predominante.
La vida popular se basa en el cultivo del vino verde, que alcanza su punto culminante en la vendimia, el cultivo del maíz, cuya defoliación representa su exponente, y el cultivo del lino, donde el arrastre es un momento importante.
En una economía de subsistencia, la cría de ganado también es de gran importancia, siendo el cerdo un papel determinante en la dieta diaria. De hecho, la matanza del cerdo es un momento festivo importante.
En cuanto al legado patrimonial edificado, destaca la arquitectura religiosa, con la iglesia de Canedo y Cerva, la capilla de San Pedro, en Ribeira de Pena, la iglesia del Salvador, la iglesia de Santa Marinha, las capillas de Senhora da Guia y Granja Velha, entre otros monumentos.
Montalegre
En pleno Parque Nacional de la Peneda-Gerês, esta región ofrece deslumbrantes paisajes, en los que la naturaleza todavía conserva todo su encanto tradicional.
El pueblo está dominado por el castillo construido en plena Edad Media, en el s. XIII, sobre los restos de una fortificación más antigua, lo que demuestra la importancia de este lugar como punto estratégico de defensa del territorio.
En los alrededores, junto a la típica aldea comunal de Pitões das Júnias, el pequeño y curioso Monasterio de Santa María das Júnias hoy en ruinas, perteneció a la Orden Cistenciense (s.XIII-XIV).
Desde el punto de vista de la gastronomía, Montalagre es famosa por su famosa producción de embutidos y jamón, siendo la Feria del Fumeiro, que se celebra todos los años en enero, la oportunidad ideal para adquirir estas delicias culinarias.
Boticas
Rodeado de montañas que componen un paisaje agreste, el municipio de Boticas comprende la imponente sierra de Barroso, que modela el cotidiano de las gentes de la región. Estas tierras abastecen de pasto a la famosa raza de bovinos “barrosã” (barrosana) y existen también en ellas los manantiales de Carvalhelhos, de donde salen las conocidas aguas de mesa.
Los apreciadores de bebidas alcohólicas no deben perder la oportunidad de probar el vino de los muertos, así llamado porque reposa en el suelo después de ser embotellado. Cuentan las gentes locales que esta tradición viene del período de las invasiones francesas, cuando la población enterraba las botellas para que estas no cayeran en manos de las tropas napoleónicas.
Valpaços
La actual ciudad de Valpaços se remonta al primer período de nacionalidad (siglos XII), inicialmente, se cree, una pequeña aldea habitada por nobles y familias señoriales.
Hay varios vestigios que ilustran la ocupación romana y las invasiones bárbaras.
Uno de los hechos más relevantes en la historia de Valpaços ocurrió a mediados del siglo XIX, durante la Guerra de Patuleia, en 1846.
Valpaços fue escenario de luchas de un movimiento que comenzó con características populares, pero que terminó asumiendo una alta dimensión política.
Chaves
Chaves, la ciudad del agua, está situada en un promontorio sobre el valle del río Támega, que es el que divide en dos a Chaves.
Chaves es una ciudad milenaria, en época de la ocupación romana se le conocía por el nombre de “Acquae Flaviae”, que fue el nombre que le dio el emperador Flavio Vespasiano, debido a los manantiales termales que se encuentran aquí.
Desde la época romana, la ciudad ha sido una reputada estación termal. Las aguas termales surgen muy cerca del centro urbano. La calidad de sus aguas, muy reconocida, es extraordinaria, son aguas minero medicinales, que sirven para tratar diversos trastornos.
Su nombre actual es el plural de la palabra chave (llave) y es qu,e por su posición, siempre fue un punto fronterizo clave. En el propio escudo de la ciudad aparecen unas llaves, representativas de esa situación.
La historia de Chaves está marcada por sus batallas contra los romanos, los visigodos, los musulmanes, los franceses y los españoles. Por eso, los principales atractivos de Chaves son sus imponentes fortificaciones y monumentos históricos.
Durante el siglo XIX, se disputaron aquí numerosas batallas, entre las que destaca la lucha contra las tropas francesas. La primera derrota que sufrió Napoleón en tierras portuguesas fue en Chaves.
Vila Pouça de Aguiar
Conocida en sus inicios como las tierras de Aguiar de Pena, un nombre tomado del antiguo castillo construido en piedra con la misma designación, es decir, “Da Pena”, basada en una colosal roca que sería una de las referencias de la comarca, con el nombre de Aguiar asignado por el hecho de que es un pueblo de águilas.
Yacimientos de la “Serra do Alvão”.
Las estructuras megalíticas de la “Serra do Alvão” (freguesía de Lixa do Alvão), han sido clasificadas como Monumento Nacional desde 1910 y se encuentran en una planicie al lado del río Torno, cerca de “Lixa do Alvão”.
El Castillo de Pena de Aguiar o Castillo de Aguiar, una combinación única de naturaleza e ingenio humano, que se encuentra en las estribaciones de Serra do Alvão, cerca de la aldea de Castelo, en la Fregesía de “Telões””, está clasificado como “Monumento Nacional” desde el 26 de febrero de 1982.
Riberira de Pena
Ribeira de Pena es un pueblo portugués perteneciente al distrito de Vila Real, ubicado en la zona fronteriza entre Miño y Trás-os-Montes, con una característica agrícola predominante.
La vida popular se basa en el cultivo del vino verde, que alcanza su punto culminante en la vendimia, el cultivo del maíz, cuya defoliación representa su exponente, y el cultivo del lino, donde el arrastre es un momento importante.
En una economía de subsistencia, la cría de ganado también es de gran importancia, siendo el cerdo un papel determinante en la dieta diaria. De hecho, la matanza del cerdo es un momento festivo importante.
En cuanto al legado patrimonial edificado, destaca la arquitectura religiosa, con la iglesia de Canedo y Cerva, la capilla de San Pedro, en Ribeira de Pena, la iglesia del Salvador, la iglesia de Santa Marinha, las capillas de Senhora da Guia y Granja Velha, entre otros monumentos.
Montalegre
En pleno Parque Nacional de la Peneda-Gerês, esta región ofrece deslumbrantes paisajes, en los que la naturaleza todavía conserva todo su encanto tradicional.
El pueblo está dominado por el castillo construido en plena Edad Media, en el s. XIII, sobre los restos de una fortificación más antigua, lo que demuestra la importancia de este lugar como punto estratégico de defensa del territorio.
En los alrededores, junto a la típica aldea comunal de Pitões das Júnias, el pequeño y curioso Monasterio de Santa María das Júnias hoy en ruinas, perteneció a la Orden Cistenciense (s.XIII-XIV).
Desde el punto de vista de la gastronomía, Montalagre es famosa por su famosa producción de embutidos y jamón, siendo la Feria del Fumeiro, que se celebra todos los años en enero, la oportunidad ideal para adquirir estas delicias culinarias.
Boticas
Rodeado de montañas que componen un paisaje agreste, el municipio de Boticas comprende la imponente sierra de Barroso, que modela el cotidiano de las gentes de la región. Estas tierras abastecen de pasto a la famosa raza de bovinos “barrosã” (barrosana) y existen también en ellas los manantiales de Carvalhelhos, de donde salen las conocidas aguas de mesa.
Los apreciadores de bebidas alcohólicas no deben perder la oportunidad de probar el vino de los muertos, así llamado porque reposa en el suelo después de ser embotellado. Cuentan las gentes locales que esta tradición viene del período de las invasiones francesas, cuando la población enterraba las botellas para que estas no cayeran en manos de las tropas napoleónicas.
Valpaços
La actual ciudad de Valpaços se remonta al primer período de nacionalidad (siglos XII), inicialmente, se cree, una pequeña aldea habitada por nobles y familias señoriales.
Hay varios vestigios que ilustran la ocupación romana y las invasiones bárbaras.
Uno de los hechos más relevantes en la historia de Valpaços ocurrió a mediados del siglo XIX, durante la Guerra de Patuleia, en 1846.
Valpaços fue escenario de luchas de un movimiento que comenzó con características populares, pero que terminó asumiendo una alta dimensión política.
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