“Y las gotas de agua de los reposabrazos de las sillas de los bares, ya no están”

Y el tiempo todo lo marca. Un día de lluvia, de esos de los que no quieres salir de casa porque el aire es tan frio como un cubito de hielo encima de la mano….Un día en el que no quieres salir. Ni tú. Ni yo. Ni el resto. Un día en el que las calles de la ciudad se encuentran vacías, sin gente. Sin su alegría. Las terrazas de los bares y restaurantes también lo están: tristes; mojándose, ya que ni la sombrilla de color beis claro puede tapar cada una de las gotas de agua que corren por el reposabrazos de cada silla, ni por cada mesa….

Aprovechemos entonces, ciudadanos, el buen tiempo. Esos días de estos meses tan confusos en los que el sol decide aparecer en los cielos y dar un respiro a la tanta lluvia; al frio aire; y a que duerman las nubes oscuras…para que las sillas de los bares dejen de estar mojadas y sus clientes puedan sentarse en ellas para tomar un café o una copa de vino…Acompañado – siempre- de una buena tapa de la especialidad. Esos días en los que las gotas de agua de los reposabrazos de las sillas de los bares ya han desaparecido. Se han desvanecido. Aunque, todo, siempre, con el mayor cuidado posible: respetando la distancia, y con un lavado de manos continuo. La hostelería puede ser segura. Aprovechemos esos días en los que el sol sale. “Oh, nuestro querido Don Lorenzo”, que nos da "un tiempo muerto" para salir, despejarnos, y – siempre con cuidado, vuelvo a repetir- pensar en que también puede haber algo bueno. “Sin relajarse, pero si a despejarse.” Un tiempo en el que podemos ayudarnos a nosotros mismos dándonos un capricho, salvaguardando a la hostelería que tanto nos necesita.