La Junta de Castilla y León señala, de forma implícita, a la Hostelería como foco del coronavirus

Fernández Mañueco ha cometido hoy, 3 de noviembre,  un gravísimo error de estrategia:para plantar batalla al virus chino:  cerrar la hostelería en esta autonomía ahistórica. El presidente, de forma implícita, señala a restaurantes, bares y cafeterías como focos del coronavirus. No existe estudio alguno sobre esa circunstancia. Ni los científicos conocen cómo se contagia el virus, ni tan si quiera si es artificial, cómo hacerle frente, cómo combatirlo. Eso sí, los pequeños empresarios de hostelería cargarán con la culpa de la transmisión del virus chino, del virus amarillo, del virus del comunismo  capitalismo.

El sector de hostelería me parece esencial como motor de nuestra depauperada economía, porque adquiere viandas como carnes, desde las de vacuno, ganado de cerda, aves; pescados, tales como merluza, bacalao, atún, congrio, lenguados, gallos, etc, más otros productos del mar: cefalópodos, mariscos…Por supuesto, compran pan, azúcar, café, vinos, cervezas, bebidas espumosas, refrescos. ¿Ha evaluado la Junta de Castilla y León el enorme perjuicio económico que causará a la economía regional, más a la zamorana, donde apenas hay industria? ¿Cuántos establecimientos de hostelería volverán, una vez concluida esta drástica medida política, a poner en marcha sus negocios? España, nación de servicios, porque así lo dispuso Europa, no es nadie sin hostelería, porque su industria, la de los automóviles, se halla en manos de las grandes multinacionales de Europa y USA, ni tampoco es dueña del sector alimentario, también dirigido por Francia, Inglaterra y Alemania.

Si todavía la hostelería regional se precia de su importancia, si mantiene su orgullo de ser una de las más destacadas de España, de mover a otros sectores como los anteriormente citados, si late su corazón empresarial, si odia el gregarismo, el tancredismo, la apatía, debe salir a la calle ahora que todavía puede, porque me temo que, en unos cuantos días, regresaremos al 14 de marzo, al confinamiento de un pueblo lanar, estabulado, pusilánime. Sin la economía se quiebra, se desmorona, también caerá la Sanidad pública, esencial para la defensa de las parcas de las personas que se contagien.

Los políticos, los del gobierno de la nación, que solo tiene autoridad, pero se ha lavado las manos con el jabón de la irresponsabilidad, más los de los ejecutivos autonómicos, se han convertido ya en los enemigos del pueblo. La peor clase política en la historia de la democracia de 1977 ocupa hoy, en este noviembre del año 2020, el año del apocalipsis, ocupan las instituciones públicas del Estado. Nunca hubo tanto botarate rigiendo los destinos de España.