NOCTURNOS
Te regalo el alma
Hay mujeres que saben amar, pero no quieren que las amen: tienen miedo de dar mucho y recoger poco; temen que su amante solo busque holgar con ella, saciar su sed de hedonismo, sin aportar ideas, procurar ternura, mimar sus detalles, contar sus pestañas, besar sus cejas, escucharlas, valorarlas, reconocer talento e inteligencia.
He conocido damas excepcionales por su fisonomía y genio. Este tipo de féminas suelen estar solas, incluso, las hay casadas hasta que la muerte los separe, que sienten la soledad cuando yacen con su marido.
No puedo amar a quién no quiere sentirse amada. Solo amo a quién me desea, admira y me pida conocer juntos el nirvana. La dama que me quiera, compartirá conmigo sensibilidad, cultura, amistad, sonrisas, ideas y...sexo como arte, siempre buscando alcanzar momentos sublimes entre las ingles, antes de escribir poemas con mi lengua en la frontera del ombligo o pintar con las yemas de mis dedos acuarelas en el valle que se abre a la vida entre sus divinos senos.
No sé amar, pero me doctoraría en amor si ella me lo pidiera. Le regalaría el alma para que se quedara con mi cuerpo.
Eugenio-Jesús de Ávila
Hay mujeres que saben amar, pero no quieren que las amen: tienen miedo de dar mucho y recoger poco; temen que su amante solo busque holgar con ella, saciar su sed de hedonismo, sin aportar ideas, procurar ternura, mimar sus detalles, contar sus pestañas, besar sus cejas, escucharlas, valorarlas, reconocer talento e inteligencia.
He conocido damas excepcionales por su fisonomía y genio. Este tipo de féminas suelen estar solas, incluso, las hay casadas hasta que la muerte los separe, que sienten la soledad cuando yacen con su marido.
No puedo amar a quién no quiere sentirse amada. Solo amo a quién me desea, admira y me pida conocer juntos el nirvana. La dama que me quiera, compartirá conmigo sensibilidad, cultura, amistad, sonrisas, ideas y...sexo como arte, siempre buscando alcanzar momentos sublimes entre las ingles, antes de escribir poemas con mi lengua en la frontera del ombligo o pintar con las yemas de mis dedos acuarelas en el valle que se abre a la vida entre sus divinos senos.
No sé amar, pero me doctoraría en amor si ella me lo pidiera. Le regalaría el alma para que se quedara con mi cuerpo.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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