PASIÓN POR ZAMORA
Embellecer Zamora (IV)
La escultura del Adán de Barrón y otras consideraciones estéticas
En breve, después de años de dimes y diretes, la escultura de Barrón, nuestro gran artista, “Adán después del pecado”, presidirá la plaza de Sagasta, sede del mejor modernismo y eclecticismo arquitectónico. Perfecto. Esperemos que el diseño potencie la belleza de la obra. Enhorabuena a la autoridad. Me encanta que mi ciudad se ponga guapa. Ahora bien, esa preciosa ágora, según mi concepto estético, aumentaría su atractivo si el espacio que ocupan esos tres arbolitos lo ocupase Adán o se diseñase una fuente apropiada a ese espacio urbano. No estoy pidiendo que se roturen los árboles, porque soy un enamorado de todos los tallos leñosos, de la plantas; solo ruego que se coloquen en otro espacio de la ciudad.
Y, como estoy escribiendo sobre embellecer Zamora, hacerla más atractiva, estirarle las arrugas de la edad, de la apatía estética, cerca de la plaza de Sagasta, a escasos metros, nos encontramos con su hermana, la de San Gil, que podría competir con el resto de ágoras de la ciudad por sus hermosos edificios, una parte abandonados, tanto por lo que respecta a las viviendas como a los locales. Después de muchos años, sigo sin comprender por qué los restos del templo románico que da nombre a la plaza se soterraron, cuando existen métodos modernos para que la ciudadanía contemple lo que fue esa iglesia. Zamora se entierra lo que debería darse a conocer. Tampoco me gustó en su momento que se instalase un supermercado en esa plaza. No pega. Habría otro tipo de negocio que ennobleciera ese espacio. Los dueños del local se sentirán satisfechos con el alquiler, pero los que somos ajenos a la propiedad preferiríamos que ese local lo ocupase otro tipo de negocio de más lustre.
Me entristece, por supuesto, pero eso forma parte de la deriva económica de nuestra sociedad, que en San Gil una gran parte de los locales se encuentren cerrados. Parece ser nuestro sino. Y de plaza en plaza y tiro porque me toca. No voy a gastar muchas palabras, pero la denominada de la Constitución me resultan los metros cuadrados más sobrios, austeros, ásperos del centro de nuestra ciudad. Una iglesia tan bella con Santiago del Burgo merece otro entorno ajardinado, con más verde, con la sonrisa del agua de una fuente, con menos cantos y más bancos. Y que no se me argumenta que ahí concluyen todas las manifestaciones y las protestas de sindicatos, partidos, asociaciones y almas en pena de Zamora. La Plaza Mayor, que es la más fea de España, podría recoger las protestas ciudadanas con más alegría. Y poco más que contar en esta nueva entrega de “Embellecer Zamora”.
Eugenio-Jesús de Ávila
En breve, después de años de dimes y diretes, la escultura de Barrón, nuestro gran artista, “Adán después del pecado”, presidirá la plaza de Sagasta, sede del mejor modernismo y eclecticismo arquitectónico. Perfecto. Esperemos que el diseño potencie la belleza de la obra. Enhorabuena a la autoridad. Me encanta que mi ciudad se ponga guapa. Ahora bien, esa preciosa ágora, según mi concepto estético, aumentaría su atractivo si el espacio que ocupan esos tres arbolitos lo ocupase Adán o se diseñase una fuente apropiada a ese espacio urbano. No estoy pidiendo que se roturen los árboles, porque soy un enamorado de todos los tallos leñosos, de la plantas; solo ruego que se coloquen en otro espacio de la ciudad.
Y, como estoy escribiendo sobre embellecer Zamora, hacerla más atractiva, estirarle las arrugas de la edad, de la apatía estética, cerca de la plaza de Sagasta, a escasos metros, nos encontramos con su hermana, la de San Gil, que podría competir con el resto de ágoras de la ciudad por sus hermosos edificios, una parte abandonados, tanto por lo que respecta a las viviendas como a los locales. Después de muchos años, sigo sin comprender por qué los restos del templo románico que da nombre a la plaza se soterraron, cuando existen métodos modernos para que la ciudadanía contemple lo que fue esa iglesia. Zamora se entierra lo que debería darse a conocer. Tampoco me gustó en su momento que se instalase un supermercado en esa plaza. No pega. Habría otro tipo de negocio que ennobleciera ese espacio. Los dueños del local se sentirán satisfechos con el alquiler, pero los que somos ajenos a la propiedad preferiríamos que ese local lo ocupase otro tipo de negocio de más lustre.
Me entristece, por supuesto, pero eso forma parte de la deriva económica de nuestra sociedad, que en San Gil una gran parte de los locales se encuentren cerrados. Parece ser nuestro sino. Y de plaza en plaza y tiro porque me toca. No voy a gastar muchas palabras, pero la denominada de la Constitución me resultan los metros cuadrados más sobrios, austeros, ásperos del centro de nuestra ciudad. Una iglesia tan bella con Santiago del Burgo merece otro entorno ajardinado, con más verde, con la sonrisa del agua de una fuente, con menos cantos y más bancos. Y que no se me argumenta que ahí concluyen todas las manifestaciones y las protestas de sindicatos, partidos, asociaciones y almas en pena de Zamora. La Plaza Mayor, que es la más fea de España, podría recoger las protestas ciudadanas con más alegría. Y poco más que contar en esta nueva entrega de “Embellecer Zamora”.
Eugenio-Jesús de Ávila
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