MI VECINA MARISOL
Carta al presidente Sánchez
Seguimos con el tema de Monte la Reina y seguimos con grandísima preocupación el desarrollo de los acontecimientos que lo rodean. Resulta que es un proyecto tan importante para Zamora, para su demografía, para su economía en general que todos, instituciones, empresarios, políticos y personal de a pié, deberían estar empujando para que los militares, uno o dos batallones, aterricen en el antiguo campamento de Monte La Reina y le den vida a ésta provincia que se está desangrando, económicamente hablando, de forma hemorrágica, que empieza a ser irreversible.
Mi vecina Marisol me recuerda, cada vez que nos encontramos , que estamos quedándonos sin comercio (sin industria ya estábamos), lo que implica que nuestros jóvenes, y los menos jóvenes, pierden oportunidades de encontrar empleo y se irán. Queda la opción del funcionariado, pero la merma de población también obligará a la creación de menos puestos de trabajo en las distintas administraciones. Hasta las franquicias están marchándose y las calles principales son una pinacoteca donde los cuadros son “SE VENDE” o “SE ALQUILA”.
-Esa es otra, ¡a qué precios!-, se indigna mi vecina, -Parece mentira la cantidad que hay de locales vacios y cuando te interesas por alguno se descuelgan con cifras absolutamente insultantes, por lo desorbitadas que son-.
Y es cierto, Zamora está convirtiéndose en una provincia vieja, llena de viejos y, por lo tanto, menos consumistas. ¿De qué y de quién quieren vivir entonces nuestros comerciantes?. Si dejamos escapar a los jóvenes, que son los que tienen mas ganas de gastar, habrá que volver al pequeño almacén, a la tiendita con cuatro cosas y a enseñar a los abuelos a comprar por internet.
-¿Pero es que esto sólo lo veo yo?-, me dice mi vecina, -Es que no se entiende que con ésta situación no haya manifestaciones diarias y reclamaciones de comerciantes y empresarios reclamando remedio a la situación-, insiste.
Y resulta que el remedio nos está cayendo del cielo … ¡y estamos abriendo el paraguas!. Si el Ministerio de Defensa está deseando colocar esos batallones fuera de Madrid, por motivos económicos, especulativos, tácticos, o por los que sean y están buscando terrenos donde ubicarse, y Zamora ya tiene los terrenos, que ya son del mismo Ministerio de Defensa y a ellos les parece de perlas instalarse aquí, ¿cuál es el problema?.
Pues, como siempre en Zamora, el problema es la ineptitud y la envidia. El Ministerio de Defensa no tiene dinero para hacer el traslado de sus militares y ha pedido que Zamora financie la mudanza y la adecuación de los terrenos. Se trata de 85 millones de nada. Perdonen la chulería, pero una inversión de 85 millones, para la repercusión demográfica y económica que tendría la instalación de esos batallones, es “pecata minuta”, hasta podrían pedirse prestados a una entidad financiera.
-Pero no hace falta-, me replica Marisol, -no hace falta ningún préstamo porque pueden obtenerse de otros sitios. Son 85 millones a poner en tres años y en éste momento hay fondos que vienen de Europa y que se destinan a la mejora de lugares en despoblación y a lo que hemos denominado “la España vaciada”-.
¿A qué estamos esperando?. Si hay fondos provenientes del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (que se las trae también el nombrecito, no cabe el membrete en la cartera ministerial), que sería el encargado de pagar esa factura porque es un caso claro de despoblación la que tenemos en ésta provincia, ¿quién no se está moviendo para conseguirlos?. Pregunta retórica, evidentemente, porque el primero que debería estar dando la tabarra a su jefe es Antidio Fagúndez y no se le ven muchas plumas al pájaro, aunque han intentado en diversas ocasiones dárnosla con queso diciendo que “las cosas van”. Las cosas van con 250.000 euros para el ejercicio 2021, que es lo que aparece en los presupuestos del interminable ministerio y que son, a todas luces insuficientes, ya que servirían para colocar las casetas de obra y unas bolsas de pipas para el vigilante.
Bueno, pues a todo esto, la respuesta, una vez más impecable, viene de Zamora 10 que propone enviar una carta al Presidente Sánchez, como protesta y solicitud de revisión de esas exiguas inversiones previstas en los Presupuestos Generales del Estado. Esta carta estará firmada por todas las asociaciones que integran Zamora 10, con Caja Rural, como siempre, a la cabeza y por los máximos representantes de las Instituciones Públicas como la Delegación Territorial de la Junta de Castila y León, y la Diputación Provincial. Y ya.
-¿Pero, falta gente?-, me recuerda Marisol, -¿no tendrían que estar los Ayuntamientos de Zamora y Toro y la Subdelegación del Gobierno también?-.
Pues efectivamente. El Subdelegado del Gobierno parece que no sería muy bien considerado por el Señor Sánchez si le firma la carta enmendándole la plana, podríamos darlo por pasado; del Alcalde de Toro, Tomás del Bien, no se sabe nada y el Alcalde de Zamora, Francisco Guarido, dice que está de acuerdo con la reclamación, pero ¡¡¡que no la firma!!!.
-¡Toma del frasco!-, dice mi vecina, -Y, ¿por qué, es que se lo prohíbe su religión?-.
Pues es un misterio, como muchas de las últimas cosas que está haciendo el primer edil de la ciudad, que no hay quién las entienda. No está muy afortunado el Alcalde en muchas de sus decisiones, que dejaremos para otro rato.
Y la conclusión de todo esto es que no nos ponemos de acuerdo en Zamora ni para pedir, ya no para poner, que también, pero no somos capaces de unirnos para sacar a ésta provincia de la miseria en la que se está convirtiendo.
-Y que nadie le eche la culpa al COVID19, que esto no tiene nada que ver con el dichoso virus-, remata mi vecina.
Kebedo.
Seguimos con el tema de Monte la Reina y seguimos con grandísima preocupación el desarrollo de los acontecimientos que lo rodean. Resulta que es un proyecto tan importante para Zamora, para su demografía, para su economía en general que todos, instituciones, empresarios, políticos y personal de a pié, deberían estar empujando para que los militares, uno o dos batallones, aterricen en el antiguo campamento de Monte La Reina y le den vida a ésta provincia que se está desangrando, económicamente hablando, de forma hemorrágica, que empieza a ser irreversible.
Mi vecina Marisol me recuerda, cada vez que nos encontramos , que estamos quedándonos sin comercio (sin industria ya estábamos), lo que implica que nuestros jóvenes, y los menos jóvenes, pierden oportunidades de encontrar empleo y se irán. Queda la opción del funcionariado, pero la merma de población también obligará a la creación de menos puestos de trabajo en las distintas administraciones. Hasta las franquicias están marchándose y las calles principales son una pinacoteca donde los cuadros son “SE VENDE” o “SE ALQUILA”.
-Esa es otra, ¡a qué precios!-, se indigna mi vecina, -Parece mentira la cantidad que hay de locales vacios y cuando te interesas por alguno se descuelgan con cifras absolutamente insultantes, por lo desorbitadas que son-.
Y es cierto, Zamora está convirtiéndose en una provincia vieja, llena de viejos y, por lo tanto, menos consumistas. ¿De qué y de quién quieren vivir entonces nuestros comerciantes?. Si dejamos escapar a los jóvenes, que son los que tienen mas ganas de gastar, habrá que volver al pequeño almacén, a la tiendita con cuatro cosas y a enseñar a los abuelos a comprar por internet.
-¿Pero es que esto sólo lo veo yo?-, me dice mi vecina, -Es que no se entiende que con ésta situación no haya manifestaciones diarias y reclamaciones de comerciantes y empresarios reclamando remedio a la situación-, insiste.
Y resulta que el remedio nos está cayendo del cielo … ¡y estamos abriendo el paraguas!. Si el Ministerio de Defensa está deseando colocar esos batallones fuera de Madrid, por motivos económicos, especulativos, tácticos, o por los que sean y están buscando terrenos donde ubicarse, y Zamora ya tiene los terrenos, que ya son del mismo Ministerio de Defensa y a ellos les parece de perlas instalarse aquí, ¿cuál es el problema?.
Pues, como siempre en Zamora, el problema es la ineptitud y la envidia. El Ministerio de Defensa no tiene dinero para hacer el traslado de sus militares y ha pedido que Zamora financie la mudanza y la adecuación de los terrenos. Se trata de 85 millones de nada. Perdonen la chulería, pero una inversión de 85 millones, para la repercusión demográfica y económica que tendría la instalación de esos batallones, es “pecata minuta”, hasta podrían pedirse prestados a una entidad financiera.
-Pero no hace falta-, me replica Marisol, -no hace falta ningún préstamo porque pueden obtenerse de otros sitios. Son 85 millones a poner en tres años y en éste momento hay fondos que vienen de Europa y que se destinan a la mejora de lugares en despoblación y a lo que hemos denominado “la España vaciada”-.
¿A qué estamos esperando?. Si hay fondos provenientes del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (que se las trae también el nombrecito, no cabe el membrete en la cartera ministerial), que sería el encargado de pagar esa factura porque es un caso claro de despoblación la que tenemos en ésta provincia, ¿quién no se está moviendo para conseguirlos?. Pregunta retórica, evidentemente, porque el primero que debería estar dando la tabarra a su jefe es Antidio Fagúndez y no se le ven muchas plumas al pájaro, aunque han intentado en diversas ocasiones dárnosla con queso diciendo que “las cosas van”. Las cosas van con 250.000 euros para el ejercicio 2021, que es lo que aparece en los presupuestos del interminable ministerio y que son, a todas luces insuficientes, ya que servirían para colocar las casetas de obra y unas bolsas de pipas para el vigilante.
Bueno, pues a todo esto, la respuesta, una vez más impecable, viene de Zamora 10 que propone enviar una carta al Presidente Sánchez, como protesta y solicitud de revisión de esas exiguas inversiones previstas en los Presupuestos Generales del Estado. Esta carta estará firmada por todas las asociaciones que integran Zamora 10, con Caja Rural, como siempre, a la cabeza y por los máximos representantes de las Instituciones Públicas como la Delegación Territorial de la Junta de Castila y León, y la Diputación Provincial. Y ya.
-¿Pero, falta gente?-, me recuerda Marisol, -¿no tendrían que estar los Ayuntamientos de Zamora y Toro y la Subdelegación del Gobierno también?-.
Pues efectivamente. El Subdelegado del Gobierno parece que no sería muy bien considerado por el Señor Sánchez si le firma la carta enmendándole la plana, podríamos darlo por pasado; del Alcalde de Toro, Tomás del Bien, no se sabe nada y el Alcalde de Zamora, Francisco Guarido, dice que está de acuerdo con la reclamación, pero ¡¡¡que no la firma!!!.
-¡Toma del frasco!-, dice mi vecina, -Y, ¿por qué, es que se lo prohíbe su religión?-.
Pues es un misterio, como muchas de las últimas cosas que está haciendo el primer edil de la ciudad, que no hay quién las entienda. No está muy afortunado el Alcalde en muchas de sus decisiones, que dejaremos para otro rato.
Y la conclusión de todo esto es que no nos ponemos de acuerdo en Zamora ni para pedir, ya no para poner, que también, pero no somos capaces de unirnos para sacar a ésta provincia de la miseria en la que se está convirtiendo.
-Y que nadie le eche la culpa al COVID19, que esto no tiene nada que ver con el dichoso virus-, remata mi vecina.
Kebedo.




















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