Martes, 09 de Septiembre de 2025

Eugenio de Ávila
Sábado, 21 de Noviembre de 2020
PASIÓN POR ZAMORA

Embellecer Zamora (VI)

El Ayuntamiento quiere que un aparato de la Patrulla Aguila adorne una de las rotondas de entrada a la ciudad

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Ya confesaba en mi artículo de ayer, escrito más con el corazón de un ciudadano que con el sentimiento de un periodista, que mi objetivo consiste en embellecer Zamora. Lo sabe mi alcalde y yo también sé que él comparte con un servidor ese propósito. A Francisco Guarido le “pone” esto del patrimonio, porque sabe que la belleza atrae, la belleza urbanística, la belleza monumental. Nuestro turismo no puede ser de sol y playa, sino de historia, arte y cultura, pero también de viandas, para que la persona que nos visite guarde en su memoria que conoció una ciudad, pequeña, cierto, pero viva, esculpida por la historia, por un río Duradero y que, además de belleza, restaura cuerpos y almas en sus magníficos restaurante, tan golpeados por las decisiones políticas adoptadas durante esta pandemia vírica, en su primera y segunda ola.

Considero que hay que preparar la ciudad para que, tras la pandemia, cuando regrese la alegría, la sonrisa, la salud, los turistas encuentren una Zamora aún más bonita, coqueta, atractiva. Asumo que en la burocracia, enemiga de la política, impide acelerar procesos, ideas, deseos. Al respecto, he oído que Francisco Guarido quiere que la Patrulla Águila, que tanto nos impresionó a los zamoranos durante sus exhibiciones acrobáticas, podría ceder a la ciudad uno de sus aparatos, que se ubicaría en alguna de las rotondas de entrada a Zamora. La idea me parece afortunadísima. Espero que la garganta profunda que me contó ese anhelo del regidor se convierta en realidad.

Ya he escrito, con reiteración, en estos artículos sobre cómo embellecer Zamora, que las plazas de la Constitución, la de San Gil y la Plaza Mayor habría que transformarlas. Seguiré en mi empeño. Pero hoy fijo mi mirada en La Marina, donde encuentro demasiado cemento aún, pese a que allí crecen y dan sombra algunos de los árboles más hermosos de nuestra ciudad. Sé que, debajo de la plaza, hay un aparcamiento subterráneo, que podría condicionar un cambio estético que consistiría, según mi gusto, en construir otra fuente y cerrar la que hoy existe, que tantos gastos ha ocasionado a las arcas públicas municipales. La nueva fontana debería ubicarse en un espacio más centrado, no orillada como la actual. Y esa enorme explanada, de cemento, ajardinarla. Las pérgolas, tal cual, tan metálicas, me enfrían. Ahora aprecio La Marina como dos espacios urbanos diferentes, como si no hubiera vínculo entre ellos: el del arbolado y jardines, el parque infantil, en desuso durante los meses del verano, y el secarral que protagoniza la visión general de ese espacio urbano. Por cierto, el parque podría cobijar también esculturas de Baltasar Lobo. Y habría que crear una plaza, tipo la de España, en Sevilla, en la que nuestra nación abraza a sus hermanas americanas, para que Zamora, la ciudad, acogiese a sus comarcas naturales. Una idea. Una más. Quizá imposible de ejecutar. Pero invito a estudiarla.

 

 

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