TORO
Los toresanos demuestran su devoción por la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa
Aunque la pandemia ha limitado el aforo y no ha permitido celebrar la comida de hermandad, los fieles han podido acompañar a su Virgen, un año más
La festividad de la Santísima Virgen se ha celebrado en la iglesia de San Julián de los Caballeros, concelebrada por seis sacerdotes y oficiada por el párroco Jesús Campos.
El 27 de noviembre, el santoral católico recuerda una de las apariciones marianas, en concreto, la aparición de la Virgen María a Santa Catalina Labouré en 1830, en una escena que se convirtió en la imagen de una insignia conocida como la "Medalla Milagrosa". Recordemos que, según las enseñanzas de la Iglesia Católica, el uso de los sacramentales, como esta medalla, prepara a las personas para recibir la gracia y disponer de ellas para cooperar con el misterio salvífico de Dios.
La iglesia de San Julián de los Caballeros ha sido la sede, este año, de la celebración de la Santísima Virgen de la Milagrosa de Toro, un templo más adecuado para cumplir con las medidas de seguridad a las que obliga la pandemia.

La COVID-19 no ha alejado a los fieles de la Medalla Milagrosa, que han cumplido con su fe y la han acompañado en una sentida celebración, oficiada por el párroco Jesús Campos y otros cinco sacerdotes, que hoy más que nunca han hecho presente la mirada de consuelo y de esperanza de los devotos hacia su Virgen, con esta celebración religiosa que da por concluidos los actos en honor de la Virgen toresana.
Ni los toresanos ni las flores que llenaron el templo, promesa que cumple cada 40 años la Floristería la Toresana, se han olvidado, en este año tan terrible, de esta festividad que surgió a finales del siglo XIX y que exige de los fieles una adhesión humilde y tenaz al mensaje cristiano, una oración perseverante y confiada y una conducta coherente, más allá del símbolo de la medalla.

El 27 de noviembre, el santoral católico recuerda una de las apariciones marianas, en concreto, la aparición de la Virgen María a Santa Catalina Labouré en 1830, en una escena que se convirtió en la imagen de una insignia conocida como la "Medalla Milagrosa". Recordemos que, según las enseñanzas de la Iglesia Católica, el uso de los sacramentales, como esta medalla, prepara a las personas para recibir la gracia y disponer de ellas para cooperar con el misterio salvífico de Dios.
La iglesia de San Julián de los Caballeros ha sido la sede, este año, de la celebración de la Santísima Virgen de la Milagrosa de Toro, un templo más adecuado para cumplir con las medidas de seguridad a las que obliga la pandemia.

La COVID-19 no ha alejado a los fieles de la Medalla Milagrosa, que han cumplido con su fe y la han acompañado en una sentida celebración, oficiada por el párroco Jesús Campos y otros cinco sacerdotes, que hoy más que nunca han hecho presente la mirada de consuelo y de esperanza de los devotos hacia su Virgen, con esta celebración religiosa que da por concluidos los actos en honor de la Virgen toresana.
Ni los toresanos ni las flores que llenaron el templo, promesa que cumple cada 40 años la Floristería la Toresana, se han olvidado, en este año tan terrible, de esta festividad que surgió a finales del siglo XIX y que exige de los fieles una adhesión humilde y tenaz al mensaje cristiano, una oración perseverante y confiada y una conducta coherente, más allá del símbolo de la medalla.



















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