DENUNCIAS
De la Cruz de los Caídos a los postes en pie
Postes eléctricos con defectos como el de la cruz a derribar
Nadie podría siquiera sospecharlo y, sin embargo, así está. La Cruz de los Caídos que descansa o descansaba, en el cementerio, después de ser despojada del recubrimiento de losas visibles, muestra en su parte interna un deterioro tal, que aconseja su derribo. Una masa de cemento muy poroso, y de escasa consistencia, ha permitido el paso de la humedad hasta alcanzar la estructura metálica interior. La exposición durante años a la intemperie, donde por efectos de la climatología, se suceden lluvias y nieblas, ha tenido sus consecuencias, las varillas de su esqueleto interior sufren el efecto de la corrosión. Lentamente, las partes metálicas pierden fortaleza, se debilitan y aumentan de tamaño, que transmiten a la masa de hormigón que las rodea, produciendo inicialmente grietas y posteriormente estallidos y sus desmoronamientos hasta que llegado un punto el hormigón deja de cumplir sus misiones, entre ellas las sostenedora.
La solución, para el caso de la cruz, es su derribo sin más; en otros también pudiera serlo, siempre que sea lo más sencillo de realizar, reemplazando así en su totalidad lo dañado. Cuando las estructuras son de mayor envergadura, suelen tomarse otras medidas posibles como refuerzos varios. Lo importante, en cualquier caso, es actuar a tiempo, sin esperar que sea demasiado tarde y se produzca algún siniestro. Las revisiones merecen la pena, pueden resultar muy útiles.
Es evidente que una cruz nos ha mostrado, lo que puede ocurrir, con una estructura antigua de hormigón, que se encuentra a la intemperie transcurrido mucho tiempo. Pueden existir más casos en postes de sujeción de hilos eléctricos, o telefónicos, que sufren del mismo mal. Tarde o temprano, pueden dar un susto. Se debe actuar antes, procediendo a su conveniente sustitución o en su caso afianzamiento, para evitar males mayores, que sin llegar al peor de los casos posibles, un pequeño desmoronamiento de una parte de hormigón desde cierta altura pueda causar daños sobre alguien que pase, casualmente por ahí.
Manuel Herrero Alonso
Nadie podría siquiera sospecharlo y, sin embargo, así está. La Cruz de los Caídos que descansa o descansaba, en el cementerio, después de ser despojada del recubrimiento de losas visibles, muestra en su parte interna un deterioro tal, que aconseja su derribo. Una masa de cemento muy poroso, y de escasa consistencia, ha permitido el paso de la humedad hasta alcanzar la estructura metálica interior. La exposición durante años a la intemperie, donde por efectos de la climatología, se suceden lluvias y nieblas, ha tenido sus consecuencias, las varillas de su esqueleto interior sufren el efecto de la corrosión. Lentamente, las partes metálicas pierden fortaleza, se debilitan y aumentan de tamaño, que transmiten a la masa de hormigón que las rodea, produciendo inicialmente grietas y posteriormente estallidos y sus desmoronamientos hasta que llegado un punto el hormigón deja de cumplir sus misiones, entre ellas las sostenedora.
La solución, para el caso de la cruz, es su derribo sin más; en otros también pudiera serlo, siempre que sea lo más sencillo de realizar, reemplazando así en su totalidad lo dañado. Cuando las estructuras son de mayor envergadura, suelen tomarse otras medidas posibles como refuerzos varios. Lo importante, en cualquier caso, es actuar a tiempo, sin esperar que sea demasiado tarde y se produzca algún siniestro. Las revisiones merecen la pena, pueden resultar muy útiles.
Es evidente que una cruz nos ha mostrado, lo que puede ocurrir, con una estructura antigua de hormigón, que se encuentra a la intemperie transcurrido mucho tiempo. Pueden existir más casos en postes de sujeción de hilos eléctricos, o telefónicos, que sufren del mismo mal. Tarde o temprano, pueden dar un susto. Se debe actuar antes, procediendo a su conveniente sustitución o en su caso afianzamiento, para evitar males mayores, que sin llegar al peor de los casos posibles, un pequeño desmoronamiento de una parte de hormigón desde cierta altura pueda causar daños sobre alguien que pase, casualmente por ahí.
Manuel Herrero Alonso























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