REPÚBLICO
Republicanos y revolucionarios
Hay dos tipos de republicanos: el que admite que existan otros partidos en el juego democrático, el que apuesta por elecciones libres, economía de mercado y libertad de prensa. Y aquel otro que utiliza el sistema republicano para alcanzar la revolución, la dictadura del proletariado. El PSOE de Largo Caballero e Indalecio Prieto, nunca el de Besteiro, aprovechó la llegada de la II República, traída por los conservadores, para, tras un pacto de dos años con los republicanos burgueses, liderados por Manuel Azaña, dar un golpe de Estado contra el legítimo gobierno de la República, el formado por el partido de Alejandro Lerroux y el de Gil Robles. El político asturiano, ya en el exilio, se arrepentiría de esa acción: «Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario (de octubre de 1934). Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria”.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias prefieren una república popular a una democrática, porque les gusta la dictadura del proletariado, la URRS, Cuba, China, Vietnam, Venezuela, estados con un solo partido, sin discrepancias, sin críticas, sin elecciones libres, sin sindicatos obreros. Ahora, desde que forma parte del Gobierno, el líder de Podemos, trabaja en la destrucción de esta monarquía democrática y de la Constitución de 1978, que, en unos días, cumplirá 42 años de vida. No creo que permanezca vigente en 2021. Ya lo tienen todo: los principales medios de comunicación, el mundo de la cultura, la aquiescencia de los independentistas vascos y catalanes, y la indolencia de la mayor parte de la ciudadanía se halla ocupada en el menester de pandemia vírica, en su segunda ola.
De libro. Pablo Iglesias sabía, porque así lo manifestó en su momento, ha tiempo, antes de entrar en un ejecutivo nacional, que comunistas y fascistas, dos ramas del árbol del totalitarismo, solo tomarán el poder, asaltarán los cielos –El Olimpo de los Dioses helenos-, en circunstancias excepcionales. Comunistas y fascistas nunca ganarán unas elecciones libres, si bien el partido Nacional-Socialista alemán alcanzó el poder a través de unos comicios. Después ya no hubo posibilidad de que el pueblo eligiera.
En efecto, España se halla en descomposición política, con el independentismo envalentonado, como evidencian máximas exigencias, de palabra –tumbar la democracia- y de hecho –apoyar los PGE 2021; una pandemia vírica que no se sabe detener, una pandemia económica que vivirá sus momentos más dramáticos en el próximo año, mientras se humilla a los castellano hablantes en Cataluña, Valencia y Baleares; se busca estabular a los jueces, con un acuerdo antidemocrático entre PSOE y PP, para que la Justicia dependa de la política y el político se coloque por encima de la Ley. Ayer mismo, el ejecutivo social-comunista agredió al CGPJ. Hoy, la fiscal general del Estado, que fuera ministra de Justicia en el anterior gabinete de Sánchez, hecho insólito, nombró ya sucesor de Luis Navajas sin esperar a la reunión del Consejo Fiscal, órgano de representación democráticas de los fiscales.
Robespierre y Saint-Just y el Comité de Salud Pública de la Revolución Francesa, más Vyshinsky, fiscal general de Stalin durante los Juicios de Moscú, la Gran Purga de los dirigentes bolcheviques de 1917, resucitados por Unidas Podemos. Lenin admiraba al “Incorruptible” y Pablo Iglesias al dictador soviético. Lógica la trayectoria del líder podemita para lograr sus objetivos: acabar con la independencia del Poder Judicial. Cuando caiga la Justicia, solo quedará un pequeño paso hacia la revolución marxista en España.
El objetivo: derribar la Constitución de 1978, que cumple 42 años el día 6 de diciembre y el actual sistema democrático, y crear una Confederación de estados libres. Condición sine qua non: conceder la independencia a Cataluña y País Vasco. Después, si les viene bien a los racistas y comunistas catalanes y vascos, establecer acuerdos con lo que quede de España. Ese es el sueño de Pablo Iglesias, amigo de Otegui, hombre que frecuentaba las herriko tabernas. Lógico. Todos son y serán comunistas. Unos asesinaron para construir su paraíso en la tierra; otros no lo necesitaron.
La destrucción de la democracia española no se detiene. Hoy mismo Podemos pactó con ERC y Bildu una proposición para desterrar al español de las administraciones: En un texto con erratas, los de Iglesias piden obligar al funcionariado a hablar las lenguas cooficiales "independientemente de su ubicación física". Además, hoy se aprobó el PGE 2021, con los votos favorables de todos los partidos que trabajan por destruir España. Pregunta: ¿Bildu, ERC, PNV, más los racistas de ultraderecha catalanes y los gallegos marxistas desean lo mejor para España o su objetivo consiste en quebrarla, desmoronarla, arruinarla, aniquilarla? Este gobierno tiene tres años por delante para concluir su obra.
“Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido, quizás, los siglos”. Julián Besteiro
Eugenio-Jesús de Ávila
Hay dos tipos de republicanos: el que admite que existan otros partidos en el juego democrático, el que apuesta por elecciones libres, economía de mercado y libertad de prensa. Y aquel otro que utiliza el sistema republicano para alcanzar la revolución, la dictadura del proletariado. El PSOE de Largo Caballero e Indalecio Prieto, nunca el de Besteiro, aprovechó la llegada de la II República, traída por los conservadores, para, tras un pacto de dos años con los republicanos burgueses, liderados por Manuel Azaña, dar un golpe de Estado contra el legítimo gobierno de la República, el formado por el partido de Alejandro Lerroux y el de Gil Robles. El político asturiano, ya en el exilio, se arrepentiría de esa acción: «Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario (de octubre de 1934). Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria”.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias prefieren una república popular a una democrática, porque les gusta la dictadura del proletariado, la URRS, Cuba, China, Vietnam, Venezuela, estados con un solo partido, sin discrepancias, sin críticas, sin elecciones libres, sin sindicatos obreros. Ahora, desde que forma parte del Gobierno, el líder de Podemos, trabaja en la destrucción de esta monarquía democrática y de la Constitución de 1978, que, en unos días, cumplirá 42 años de vida. No creo que permanezca vigente en 2021. Ya lo tienen todo: los principales medios de comunicación, el mundo de la cultura, la aquiescencia de los independentistas vascos y catalanes, y la indolencia de la mayor parte de la ciudadanía se halla ocupada en el menester de pandemia vírica, en su segunda ola.
De libro. Pablo Iglesias sabía, porque así lo manifestó en su momento, ha tiempo, antes de entrar en un ejecutivo nacional, que comunistas y fascistas, dos ramas del árbol del totalitarismo, solo tomarán el poder, asaltarán los cielos –El Olimpo de los Dioses helenos-, en circunstancias excepcionales. Comunistas y fascistas nunca ganarán unas elecciones libres, si bien el partido Nacional-Socialista alemán alcanzó el poder a través de unos comicios. Después ya no hubo posibilidad de que el pueblo eligiera.
En efecto, España se halla en descomposición política, con el independentismo envalentonado, como evidencian máximas exigencias, de palabra –tumbar la democracia- y de hecho –apoyar los PGE 2021; una pandemia vírica que no se sabe detener, una pandemia económica que vivirá sus momentos más dramáticos en el próximo año, mientras se humilla a los castellano hablantes en Cataluña, Valencia y Baleares; se busca estabular a los jueces, con un acuerdo antidemocrático entre PSOE y PP, para que la Justicia dependa de la política y el político se coloque por encima de la Ley. Ayer mismo, el ejecutivo social-comunista agredió al CGPJ. Hoy, la fiscal general del Estado, que fuera ministra de Justicia en el anterior gabinete de Sánchez, hecho insólito, nombró ya sucesor de Luis Navajas sin esperar a la reunión del Consejo Fiscal, órgano de representación democráticas de los fiscales.
Robespierre y Saint-Just y el Comité de Salud Pública de la Revolución Francesa, más Vyshinsky, fiscal general de Stalin durante los Juicios de Moscú, la Gran Purga de los dirigentes bolcheviques de 1917, resucitados por Unidas Podemos. Lenin admiraba al “Incorruptible” y Pablo Iglesias al dictador soviético. Lógica la trayectoria del líder podemita para lograr sus objetivos: acabar con la independencia del Poder Judicial. Cuando caiga la Justicia, solo quedará un pequeño paso hacia la revolución marxista en España.
El objetivo: derribar la Constitución de 1978, que cumple 42 años el día 6 de diciembre y el actual sistema democrático, y crear una Confederación de estados libres. Condición sine qua non: conceder la independencia a Cataluña y País Vasco. Después, si les viene bien a los racistas y comunistas catalanes y vascos, establecer acuerdos con lo que quede de España. Ese es el sueño de Pablo Iglesias, amigo de Otegui, hombre que frecuentaba las herriko tabernas. Lógico. Todos son y serán comunistas. Unos asesinaron para construir su paraíso en la tierra; otros no lo necesitaron.
La destrucción de la democracia española no se detiene. Hoy mismo Podemos pactó con ERC y Bildu una proposición para desterrar al español de las administraciones: En un texto con erratas, los de Iglesias piden obligar al funcionariado a hablar las lenguas cooficiales "independientemente de su ubicación física". Además, hoy se aprobó el PGE 2021, con los votos favorables de todos los partidos que trabajan por destruir España. Pregunta: ¿Bildu, ERC, PNV, más los racistas de ultraderecha catalanes y los gallegos marxistas desean lo mejor para España o su objetivo consiste en quebrarla, desmoronarla, arruinarla, aniquilarla? Este gobierno tiene tres años por delante para concluir su obra.
“Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido, quizás, los siglos”. Julián Besteiro
Eugenio-Jesús de Ávila




















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