Suciedad en los márgenes de nuestras carreteras

Café para llevar. No quedaba otra que tener que tomar un simple café en la calle. Y, agradecidos de que los hosteleros, aún en esas circunstancias, estuvieran prestando un servicio tan indispensable. Las condiciones no eran las mismas, que las deseadas, pero ese vasito calentito en la mano, con ese preciado contenido, nos daba la energía necesaria para continuar el día, añorando esos tiempos, no tan lejanos,  donde estaba  permitido, simplemente tomarse algo sin restricciones, como tan acostumbrados estábamos.

 Y, acabado el café, quedaba deshacerse del envase en el que nos lo sirvieron. Lo más sencillo era depositarlo en una de las papeleras cercanas, en cualquiera de tantas como hay. Pero también podíamos encontrar los desechables, en bancos, en escaparates, en salientes de las fachadas o tirados por el suelo. Vivimos en una ciudad y, normalmente, casi todos esos recipientes eran retirados por los servicios de limpieza, con lo que, a la mañana siguiente, no quedaba ni rastro de ellos. Lo inusual, y hasta surge a pregunta de cómo han llegado hasta allí, es encontrar cacharritos de esos de café, a kilómetros de donde supuestamente se adquirieron. Sí, vasitos de café, botes  de cerveza, briks de zumo, pañuelos de papel, blísteres de jamón cocido, bolsitas de aperitivos, las famosas mascarillas y otros desechos.

No, no los ha llevado hasta allí el aire precisamente, no tan lejos. Han sido supuestamente arrojados por alguien, desde  algún vehículo que circulaba por la carretera cercana. Aún conociendo de sobra que lanzar un objeto por la ventanilla, resulta fácil de hacer, pero tiene como consecuencia que lo arrojado se perpetuara en el lugar donde alcance el suelo. Seguramente, sea al día siguiente  cuando vuelva el desaprensivo, a transitar por el mismo sitio, sin reconocer ya el desecho como suyo. O, tal vez, nunca vuelva  pasar por ahí, lo cual no sirve de excusa.

         Y, así y por cuatro, los márgenes de las carreteras de acceso a la ciudad se encuentran llenas de basura, que producen contaminación y son contrarias a la imagen deseada, por todos. Es posible que se realice una limpieza, pero resultaría mucho más   efectivo, pertinente y económico, que quien ensucie deje de hacerlo, la estampa mejoraría notablemente. 

Manuel Herrero Alonso