Viernes, 14 de Noviembre de 2025

Eugenio de Ávila
Miércoles, 30 de Diciembre de 2020
REPÚBLICO

España: por el mar corren las libres y por el monte, las sardinas

[Img #47644]El "catedrático" Pedro Sánchez otorgó una matrícula de honor al "alumno" Pedro Sánchez en su rendición de cuentas en una nación en quiebra, descontada, en vírica Navidad, en un finiquito de año y de régimen. El presidente del Gobierno se loa a sí mismo. Todo es perfecto. Narciso se enamoró de su imagen, reflejada en el agua clara de una fuente. Absorto en propia belleza, incapaz de separarse de su imagen, acabó arrojándose a la fontana, donde se ahogó.

Pedro Narciso Sánchez se quiere de tal manera, en superlativo,  tantísimo, que se ha creído el monarca de la República española. Duque de Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. No hay mácula en la piel política de este hombre. Los españoles ignoramos la suerte que hemos tenido con haber elegido a un político con esta altura intelectual, dotado de una categoría y una clase excepcional, incapaz de mentir, verbo que desconoce cómo se conjuga, no como los anteriores presidentes de Gobierno, desde Suárez hasta Rajoy, el pusilánime que facilitó su entrada en La Moncloa, aupado por todos las formaciones políticas enemigas de España, de su Constitución, de su Democracia.

Sánchez lo hace todo bien. No fue el culpable de que esta nación en quiebra moral y económica se haya colocada en tercera posición, medalla de bronce, en la triste clasificación de haber sido la que  más muertes por coronavirus, de acuerdo al número de habitantes, ha padecido en el mundo europeo, solo superada por Rumanía y Chequia, repúblicas ex comunistas; tampoco de que la economía española sea la que más ha caído entre las de la Unión Europea.  Somos nosotros, los ciudadanos, los reos de haber permitido que este virus chino se comiera la vida de 70.000 personas, según los datos del I.N.E., organismo del Estado, que el ejecutivo minimiza.

Pedro Sánchez jamás dijo, perjuros, que nunca pactaría con Pablo Iglesias: “El problema de un Gobierno de coalición sería que tenía que haber aceptado que el ministro de Hacienda, el ministro de la Política Energética o el ministro que se encarga de las pensiones en nuestro país fuera del círculo cercano y de confianza del señor Iglesias con poca experiencia política o de gestión pública. Yo sería presidente del Gobierno, y tengo que reconocerle que sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, junto con el 95% de los ciudadanos de este país que tampoco se sentirían tranquilos". Palabras pronunciadas en una entrevista televisada. Pero no era el Pedro Sánchez, candidato entonces a la Presidencia del Gobierno, quién las pronunció, sino un falso émulo y, además, todavía no se alojaba en La Moncloa.

Y lo de acuerdos con Bildu, herederos de ETA, banda asesina, racista y comunista, que asesinó a decenas de compañeros del PSOE, tampoco es verdad. “Con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo repito cinco veces o 20. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar». Eso lo dijo alguien que se le parecía, pero no tan guapo, en el año 2015. Si te he visto no me acuerdo. Por el mar corren las liebres, por el monte, las sardinas.

Pedro Sánchez es la verdad. Los incrédulos, los que comulgamos con sus actuaciones gubernamentales, fachas. Los que carecemos de fe en la política, unos ácratas burgueses. Los que nos aburrimos con sus sermones desde su púlpito del poder, seres tediosos, amargados, frustrados. Los que crean en este ser providencial, como los golpistas catalanes, racistas, nacionalsocialistas, recibirán su bendición, a no tardar, en forma de indulto. La España de Pedro Sánchez es una nación del revés: la piel de toro es de oveja esquilada; la mentira se esculpe con la gubia de la verdad; la alondra canta al ocaso del sol, la pequeña burguesía gobierna los partidos que fueron o parecían de izquierdas, el gran capital patrio apoya al Gobierno socialcomunista y Felipe VI podría ser, después de que el Parlamento aprueba la nueva Ley de la Corona, el presidente de la III República. Y no nos olvidemos que del confinamiento salimos, al decir del profeta de la verdad, mucho más fuertes. El optimismo antropológico del sanchismo o cómo contemplar la realidad del revés.

Eugenio-Jesús de Ávila

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