¿Qué soy? ¿Qué papel interpreto en esta sociedad? ¿Qué tengo?

¿Qué soy? ¿Qué tengo? ¿Qué papel represento en mi sociedad? Estas tres cuestiones me las he planteado en numerosas ocasiones. Lo que me respondo hoy, suelo cambiarlo mañana. Digamos que en este  primer día del nuevo año soy un hombre que quiere vivir porque ama; que desea ser y estar durante un tiempo más, hasta que sienta una fuerte decadencia física o psíquica, que ya no pueda mantener por mí mismo, que mi mente no funcione como la de un ser racional.

No soy más que nadie, incluso menos que una gran  mayoría. Hay mucha más gente superior a mí en la ciudad que habito. Punto.

La segunda pregunta: ¿Qué tengo? Pues un negocio muy especial que me concede capacidad para mantener unos mínimos: alimentarme, vestirme, disfrutar de ciertos lujos de las clases medias, amigos excelentes y alabanzas de personas que me leen y se muestran cercanas a mis críticas. Y considero que ya poseo bastante, mucho más que lo que merezco. Y también me tienen una amiga especial, unos amigos maravillosos, un can, más inteligente que yo, pero algo pálido; mi sombra y una soledad que me ama y no amo.

Y concluyo respondiendo a la última de las tres cuestiones que me formulé: “¿Qué papel cumplo en mi Zamora? Pues he de confesar que soy un privilegiado, porque tengo un medio de comunicación en mi ciudad, en la que decidí quedarme a vivir, porque la amaba como si fuese una dama. Quizá lejos de ella me hubiese ido mejor en mi profesión, pero elegí las nieblas del otoño, beber el agua del Duero, caminar por el bosque de Valorio, escuchar las tertulias  de los pajarillos y observar cómo se esconden los conejos, se secan las hojas y la vida renace. Y, ante todo, contribuir a cambiar mi sociedad, mi ciudad, mi provincia desde este barquito de papel que es El Día de Zamora.

Critico a los poderosos, políticos y empresarios; intento despertar conciencias, que los zamoranos no se crucen de brazos ante la decadencia de su tierra, que combatan, que despierten, que se conviertan en ciudadanos. Me siento muy satisfecho, porque hay muchas personas, inteligentes, sensibles, que me animan a continuar con mi tarea. Sin la gente que me apoya y anima, ha tiempo que habría amarrado en el puerto de la nada a este barquito de papel.

Ahora solo le pido al lector que se plantee, como he hecho yo, esas tres cuestiones: ¿Qué soy? ¿Qué tengo? ¿Qué papel represento en mi sociedad?

Asumo que soy solo un granito de arena en esta playa de Zamora, pero todos los que somos poco, si nos unimos, podremos derrotar a los que mueven  olas y mareas que nos quieren llevar mar adentro.

Y este artículo abre mis reflexiones en este año 2021, en el que, si nadie cambia, me jubilaré. Analizo mi vida laboral y profesional ahora y confieso, públicamente, mi fracaso. Nada más. Vale.

Eugenio-Jesús de Ávila