CON LOS CINCO SENTIDOS
¿Qué me traerán los Reyes Magos?
No pido gran cosa, nada material, más bien algo que ni siquiera se puede palpar con los dedos de una mano ni asir con la que nos quede libre.
Un poco más de empatía y coherencia en las personas que me rodean o me rodearon en algún momento de la vida. No un adiós, sino un hasta luego, cuando mi mente y las suyas vayan por derroteros parecidos o asimilables a la normalidad, pero separados. Algo más de amor por los demás, para ayudar cuando sea necesario, no sólo cuando lo pidan sino cuando lo veas y lo sientas en ese brillo característico que destilan sus ojos. Una mano que ayude a otra mano para levantarte cuando te caes o se cae el otro, y no una mano al cuello para joderte la existencia.
Una explicación o tiempo para argumentar la tuya cuando te equivocas. Un abrazo cuando ves que la otra persona lo necesita y aún más cuando ni te lo pida a la cara pero notes que está queriendo amarrarte con sus brazos sedientos de cariño y comprensión.
Un beso en la mejilla, puro y desinteresado, de amigo a amigo, de amor a amor, de propio a extraño. Pero verdadero. Un hombro en el apoyar tus penas cuando nadie acude a tu encuentro en un mundo cada vez más deshumanizado en los sentimientos y en las ideas. Un “Eureka” cuando tienes una idea brillante o alguno de los tuyos la tiene. Un reconocimiento al esfuerzo que imprimes en algo con ayuda de mucha gente que te sigue y que ayuda a otra mucha gente. Una verdad a tiempo, pero sin dolor, con tiento y mesura, que no hace falta dañar para decir verdades a la cara.
Música sin fin para el alma herida y palabras de consuelo para quien las necesite. Basta ya de ser un imbécil. Vamos a empezar a ser y a comportarnos para lo que hemos nacido. Para ser HUMANOS.
No sé si es mucho pedir, pero vive dios que nada de lo que es dicho es material ni cuesta un jodido euro. Sólo algo de voluntad y bondad. No pido más a los Reyes Magos. Eso es todo.
Nélida L. del Estal Sastre
No pido gran cosa, nada material, más bien algo que ni siquiera se puede palpar con los dedos de una mano ni asir con la que nos quede libre.
Un poco más de empatía y coherencia en las personas que me rodean o me rodearon en algún momento de la vida. No un adiós, sino un hasta luego, cuando mi mente y las suyas vayan por derroteros parecidos o asimilables a la normalidad, pero separados. Algo más de amor por los demás, para ayudar cuando sea necesario, no sólo cuando lo pidan sino cuando lo veas y lo sientas en ese brillo característico que destilan sus ojos. Una mano que ayude a otra mano para levantarte cuando te caes o se cae el otro, y no una mano al cuello para joderte la existencia.
Una explicación o tiempo para argumentar la tuya cuando te equivocas. Un abrazo cuando ves que la otra persona lo necesita y aún más cuando ni te lo pida a la cara pero notes que está queriendo amarrarte con sus brazos sedientos de cariño y comprensión.
Un beso en la mejilla, puro y desinteresado, de amigo a amigo, de amor a amor, de propio a extraño. Pero verdadero. Un hombro en el apoyar tus penas cuando nadie acude a tu encuentro en un mundo cada vez más deshumanizado en los sentimientos y en las ideas. Un “Eureka” cuando tienes una idea brillante o alguno de los tuyos la tiene. Un reconocimiento al esfuerzo que imprimes en algo con ayuda de mucha gente que te sigue y que ayuda a otra mucha gente. Una verdad a tiempo, pero sin dolor, con tiento y mesura, que no hace falta dañar para decir verdades a la cara.
Música sin fin para el alma herida y palabras de consuelo para quien las necesite. Basta ya de ser un imbécil. Vamos a empezar a ser y a comportarnos para lo que hemos nacido. Para ser HUMANOS.
No sé si es mucho pedir, pero vive dios que nada de lo que es dicho es material ni cuesta un jodido euro. Sólo algo de voluntad y bondad. No pido más a los Reyes Magos. Eso es todo.
Nélida L. del Estal Sastre
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