FRANCISCO .J. REQUEJO
Liderazgo y Biorrefinería: El surgir de un líder político
Renunciando voluntariamente y, de forma apriorística, a desarrollar, desde una visión académica, la cuestión del liderazgo en el ámbito político y a los distintos debates que se establecen en torno al concepto de dicho término, parece incuestionable que el término líder o liderazgo es una realidad a la que todo tipo de relaciones humanas, en general, y sistema político, en particular, parece estar correlacionado; y así lo constatamos cuando lo escuchamos a diario en los medios de comunicación, en los debates políticos, etc.
El término liderazgo, o el de una persona que desempeña el rol de líder, parece ser relevante para el ser humano, en particular, y para la sociedad, en general. Es posible que esta relevancia venga derivada de la tendencia del ser humano a establecer vínculos de relación con los semejantes. Y no es descartable también que si, mentalmente, hacemos una regresión evolutiva, tanto ontogenética como filogenéticamente, a los inicios del desarrollo de la persona o de la especie, nos encontremos con que esta necesidad de relación no es otra cosa que una necesidad de apego afectivo y que, desde una perspectiva, tanto de individuo como de especie, la necesidad de relación socio-afectiva represente simplemente necesidad de seguridad.
Así, en un reduccionismo muy arriesgado, podríamos concluir que las sociedades necesitan liderazgos, porque, a través de un feed-back empático, los individuos cognitivamente terminan depositando su confianza en este líder con el que se identifican, que les transmite afecto, reconocimiento y, en consecuencia, seguridad.
Este razonamiento, repito, tal vez no del todo académico, viene respaldado por una frase hecha, que escuchamos con frecuencia, que dice que tendemos a relacionarnos “porque el ser humano es sociable por naturaleza”. Y, es posible, que está máxima sea verdad, siempre que se cumpla otro principio que es anterior éste y más primario: que sea afectivo, que sienta necesidad de afecto, de querer y que le quieran, de valorar y de que lo valoren.
Volvemos al concepto primero de la relevancia del liderazgo, porque en esa tendencia a la dependencia vinculante, que existe entre el líder y las personas que le siguen como referente de seguridad, aquél tiene capacidad de provocar influencia en la manera de pensar (cognitiva), en la manera de comportarse (conativa) y en la implicación emocional (afectiva).
Y estos tres elementos primarios, integrados en un todo configuras las actitudes. Los líderes son relevantes porque crean actitudes, positivas o negativas, en las personas que les siguen, y las actitudes terminan determinando el “cristal” a través del cual evaluamos el mundo exterior y nos comportamos en él. Por tanto, en sentido positivo, el líder es capaz de generar ilusión, energía, emprendimiento y hacer despertar a una sociedad, a una provincia, aunque la misma viva desde hace décadas con respiración asistida.
Desde esta perspectiva y desde los valores anteriormente comentados, el liderazgo político es relevante en las sociedades porque tiene la capacidad de arrastrar a las personas que integran una comunidad social, hacia objetivos varios que pueden terminar transformando dichas sociedades en las que viven. Un líder que es capaz de marcar a esta sociedad objetivos difíciles, donde otros han fracasado, pero posibles; que es capaz de enfrentarse a las dificultades que se van presentando y superarlas, que no ceja en su empeño hasta conseguir su objetivo. Este líder podemos decir que es una persona motivada.
Pero, además, el líder de verdad, para que sea reconocido como tal por las personas sobre las que ejerce influencia, tiene que tener “prestigio”, y el prestigio exige al menos dos nuevas condiciones, además de la empatía, debe tener un conocimiento técnico sobre la materia sobre la que interviene, cimentado sobre principios ético-sociales.
Pasemos ya “de las musas al teatro” y centrémonos en el Proyecto de Biorrefinería de Barcial del Barco y el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Requejo.
Como casi todo el mundo sabe en esta provincia, el Proyecto de Biorrefinería Multifuncional lleva entre ocho y diez años intentando desarrollarse en la población de Barcial del Barco. Durante años me he cansado de decir en este medio escrito que, a dicho proyecto, en general, y a su creador, el ingeniero zamorano y leonés Vicente Merino Febrero, en particular, además de las dificultades que dicho desarrollo tiene por la gran inversión económica que requiere, a lo largo de estos años le han creado hasta lo inenarrable todas las dificultades necesarias para que el proyecto que él creó o fuese arteramente apropiado por terceros o se le impidiese a toda costa su desarrollo.
Estas estrategias han sido llevadas a cabo, vamos a decir supuestamente, por tramas organizadas multidisciplinares (político-empresariales-financieras-mediáticas, entre otras). Repetimos que el objetivo siempre fue apropiarse de la genial idea y del proyecto rupturista e innovador desarrollado por Vicente Merino Febrero. Unos, porque atentaba contra los intereses de “amigos inconfesables”, poseedores de industrias del sector agroalimentario que podrían verse seriamente perjudicadas; otros, porque ser poseedores de ese proyecto, en la práctica, les hacía poseedores del control de materias primas endógenas en la comunidad y con la producción, sin competencia, del etanol en España, entre otras muchas ventajas.
Este empecinamiento en impedir el desarrollo del Proyecto de Barcial vendría orquestado tanto desde un ámbito nacional, como autonómico y, por supuesto, también provincial.
Como se ha demostrado en esta legislatura por parte del presidente de la Diputación Provincial, Francisco Requejo, el Proyecto de Biorrefinería Multifuncional de Barcial del Barco pudo haber sido apoyado igualmente por los presidentes de la Diputación de anteriores mandatos. ¿Lo hicieron? No. Es más, los hechos, contrastados, hablan de que o bien realizaron todos los esfuerzos para no hacer nada o se ejecutaron todos los esfuerzos para que el proyecto no saliera, incluso llegando a “recomendar” a representantes municipales que no se hablará del proyecto de Biorrefinería del Barcial.
Y ahora nos situamos en la realidad de la presente legislatura: Llega un nuevo presidente a la Diputación, Francisco Requejo; y llega solo, pero sin compromisos ni deudas políticas, sin “amigos” a los que rendir pleitesía. Llega, podemos decir, de manera sorpresiva y sorprendente, sin hacer apenas ruido, como a veces ocurre con las buenas noticias. Pero, eso sí, llega con una firme motivación de desempeñar su rol de presidente y trabajar por el bien de las personas que habitan la provincia de Zamora. Llega con objetivos muy claros. Y, en este contexto de generar bienestar, riqueza y trabajo, retoma el Proyecto de Barcial del Barco.
Escribo “retoma” porque él ya conoce al detalle el proyecto. Se ha preocupado años anteriores de habla,r frecuentemente, con el ingeniero que parió la idea; de conocer qué ventajas significaría para la provincia, para los agricultores y ganaderos, para los puestos de trabajo estables.
Se preocupa, también, de conocer las dificultades y costes de todo tipo que el proyecto ha significado para su creador y de los apoyos que dicho proyecto requiere en esos momentos. Por eso, por su motivación por conocer dicho proyecto, cuando Francisco Requejo llega a la Presidencia de la Diputación sabe todo o casi todo del Proyecto de Biorrefinería de Barcial.
Podemos decir, sin riesgo al menor error, que es el político mejor informado del Proyecto de Biorrefinería del Barcial del Barco. Escribía que el presidente lo sabía todo. Conocía, por tanto, las dificultades y el estrés al que había sido y estaba siendo sometido el proyecto, así como los “actores” que lo estaban provocando.
Por este y otros motivos, como él mismo recientemente ha manifestado en un medio escrito local, lo toma como un objetivo e implicación personal. Por eso, antes de hacer nada, pregunta a los promotores cuáles son los problemas que en ese momento están dificultando la ejecución del Proyecto.
Pregunta a los promotores qué necesitaban y vio qué podía hacer. El resultado: la compra de los terrenos donde se va a ubicar el Proyecto de la Biorrefinería para, posteriormente, previo seguimiento rigurosa de la normativa legal, cederlo a los promotores con opción de compra.
Riesgo o perjuicio económico para la Diputación: cero, porque los promotores, una vez que se reanuden las obras, serán los primeros interesados en pagar a la Diputación el coste económico que dichos terrenos han significado.
De entrada, qué ha permitido la gestión política de Francisco Requejo con la compra de los terrenos: que se iniciaran las obras ya en el mes de noviembre del 2020, con el movimiento de tierras y vallado de los terrenos donde se implantará la Biorrefinería. En los diez años previos: nada de nada.
En el primer año de su mandato, Francisco Requejo, con su gestión política, ha permitido que los trabajos de la Biorrefinería hayan tenido su inicio. Por consiguiente, el presidente de la Diputación, Francisco Requejo, con su “compromiso personal con el proyecto de Biorrefinería de Barcial”, como él mismo ha manifestado, va a conseguir que los agricultores de esta provincia vean rentables las materias primas que producen, remolacha y maíz; que se recupere un producto endógeno de esta comunidad autónoma como es la remolacha; que se genere una riqueza circular que termine repercutiendo en toda la provincia; que se creen miles de puestos de trabajo, tanto directos como indirectos; que Zamora pueda ser un referente de I+D+i agroindustrial; que Zamora sea un referente nacional por la producción de biocombustibles y otros productos derivados, que ni nos imaginamos ahora, todos ellos fruto de las ideas desarrolladas por Vicente Merino Febrero, protegidas todas ellas, eso sí, por patentes de las que es propietario.
Visto los logros de Francisco Requejo en un año de mandato con este proyecto, sería permitido preguntarse si este presidente ha sido “más listo” que los anteriores que le han precedido. La respuesta es no. No va de ser más o menos inteligente. La respuesta a la pregunta retórica que nos formulábamos anteriormente no es tanto de “inteligencia” como sí lo es de “actitudes”. Por qué este compromiso personal de Francisco Requejo ha podido lograrse finalmente. Creemos tener las respuestas:
Porque Francisco Requejo entiende su puesto de presidente de la Diputación como un servicio a la personas de su provincia; porque llegó a su puesto con valores éticos consolidados; porque no tiene deudas políticas inconfesables que pagar; porque no ha vivido de este u otros cargos y no tiene miedo a dejarlos; porque ha tenido actitudes proactivas muy claras en favor del Proyecto y porque sabía que sus decisiones políticas en favor de la Biorrefinería podían ser explicadas y justificadas a la ciudadanía, como así lo ha hecho en un medio de comunicación escrito local este domingo, 10 de enero del 2021. Porque sabía que explicándolo a la ciudadanía, este proyecto que comenzó siendo una iniciativa privada, promovida por Vicente Merino, ahora, después de la acción política de Francisco Requejo, ya es también un proyecto de toda la provincia, porque los recursos públicos van a facilitar que este proyecto sea posible.
Por consiguiente, y a modo de epílogo, tenemos a un presidente de la Diputación, Francisco Requejo, con principios éticos y sensibilidad social, con conocimientos suficientes para solucionar los problemas (ambos factores constituyen el prestigio de un líder), con actitudes proactivas que llevan a comprometerse en objetivos sociales y laborales, y que persiste en el esfuerzo superando las dificultades hasta que consigue los mismos (motivado).
Observemos su gestión política, porque estamos contemplando, en su conjunto, los valores inherentes a un liderazgo político emergente. Estamos contemplando a Francisco Requejo, presidente de la Diputación Provincial de Zamora. Año del Señor, enero del 2021.
Eugenio-Jesús de Ávila
Renunciando voluntariamente y, de forma apriorística, a desarrollar, desde una visión académica, la cuestión del liderazgo en el ámbito político y a los distintos debates que se establecen en torno al concepto de dicho término, parece incuestionable que el término líder o liderazgo es una realidad a la que todo tipo de relaciones humanas, en general, y sistema político, en particular, parece estar correlacionado; y así lo constatamos cuando lo escuchamos a diario en los medios de comunicación, en los debates políticos, etc.
El término liderazgo, o el de una persona que desempeña el rol de líder, parece ser relevante para el ser humano, en particular, y para la sociedad, en general. Es posible que esta relevancia venga derivada de la tendencia del ser humano a establecer vínculos de relación con los semejantes. Y no es descartable también que si, mentalmente, hacemos una regresión evolutiva, tanto ontogenética como filogenéticamente, a los inicios del desarrollo de la persona o de la especie, nos encontremos con que esta necesidad de relación no es otra cosa que una necesidad de apego afectivo y que, desde una perspectiva, tanto de individuo como de especie, la necesidad de relación socio-afectiva represente simplemente necesidad de seguridad.
Así, en un reduccionismo muy arriesgado, podríamos concluir que las sociedades necesitan liderazgos, porque, a través de un feed-back empático, los individuos cognitivamente terminan depositando su confianza en este líder con el que se identifican, que les transmite afecto, reconocimiento y, en consecuencia, seguridad.
Este razonamiento, repito, tal vez no del todo académico, viene respaldado por una frase hecha, que escuchamos con frecuencia, que dice que tendemos a relacionarnos “porque el ser humano es sociable por naturaleza”. Y, es posible, que está máxima sea verdad, siempre que se cumpla otro principio que es anterior éste y más primario: que sea afectivo, que sienta necesidad de afecto, de querer y que le quieran, de valorar y de que lo valoren.
Volvemos al concepto primero de la relevancia del liderazgo, porque en esa tendencia a la dependencia vinculante, que existe entre el líder y las personas que le siguen como referente de seguridad, aquél tiene capacidad de provocar influencia en la manera de pensar (cognitiva), en la manera de comportarse (conativa) y en la implicación emocional (afectiva).
Y estos tres elementos primarios, integrados en un todo configuras las actitudes. Los líderes son relevantes porque crean actitudes, positivas o negativas, en las personas que les siguen, y las actitudes terminan determinando el “cristal” a través del cual evaluamos el mundo exterior y nos comportamos en él. Por tanto, en sentido positivo, el líder es capaz de generar ilusión, energía, emprendimiento y hacer despertar a una sociedad, a una provincia, aunque la misma viva desde hace décadas con respiración asistida.
Desde esta perspectiva y desde los valores anteriormente comentados, el liderazgo político es relevante en las sociedades porque tiene la capacidad de arrastrar a las personas que integran una comunidad social, hacia objetivos varios que pueden terminar transformando dichas sociedades en las que viven. Un líder que es capaz de marcar a esta sociedad objetivos difíciles, donde otros han fracasado, pero posibles; que es capaz de enfrentarse a las dificultades que se van presentando y superarlas, que no ceja en su empeño hasta conseguir su objetivo. Este líder podemos decir que es una persona motivada.
Pero, además, el líder de verdad, para que sea reconocido como tal por las personas sobre las que ejerce influencia, tiene que tener “prestigio”, y el prestigio exige al menos dos nuevas condiciones, además de la empatía, debe tener un conocimiento técnico sobre la materia sobre la que interviene, cimentado sobre principios ético-sociales.
Pasemos ya “de las musas al teatro” y centrémonos en el Proyecto de Biorrefinería de Barcial del Barco y el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Requejo.
Como casi todo el mundo sabe en esta provincia, el Proyecto de Biorrefinería Multifuncional lleva entre ocho y diez años intentando desarrollarse en la población de Barcial del Barco. Durante años me he cansado de decir en este medio escrito que, a dicho proyecto, en general, y a su creador, el ingeniero zamorano y leonés Vicente Merino Febrero, en particular, además de las dificultades que dicho desarrollo tiene por la gran inversión económica que requiere, a lo largo de estos años le han creado hasta lo inenarrable todas las dificultades necesarias para que el proyecto que él creó o fuese arteramente apropiado por terceros o se le impidiese a toda costa su desarrollo.
Estas estrategias han sido llevadas a cabo, vamos a decir supuestamente, por tramas organizadas multidisciplinares (político-empresariales-financieras-mediáticas, entre otras). Repetimos que el objetivo siempre fue apropiarse de la genial idea y del proyecto rupturista e innovador desarrollado por Vicente Merino Febrero. Unos, porque atentaba contra los intereses de “amigos inconfesables”, poseedores de industrias del sector agroalimentario que podrían verse seriamente perjudicadas; otros, porque ser poseedores de ese proyecto, en la práctica, les hacía poseedores del control de materias primas endógenas en la comunidad y con la producción, sin competencia, del etanol en España, entre otras muchas ventajas.
Este empecinamiento en impedir el desarrollo del Proyecto de Barcial vendría orquestado tanto desde un ámbito nacional, como autonómico y, por supuesto, también provincial.
Como se ha demostrado en esta legislatura por parte del presidente de la Diputación Provincial, Francisco Requejo, el Proyecto de Biorrefinería Multifuncional de Barcial del Barco pudo haber sido apoyado igualmente por los presidentes de la Diputación de anteriores mandatos. ¿Lo hicieron? No. Es más, los hechos, contrastados, hablan de que o bien realizaron todos los esfuerzos para no hacer nada o se ejecutaron todos los esfuerzos para que el proyecto no saliera, incluso llegando a “recomendar” a representantes municipales que no se hablará del proyecto de Biorrefinería del Barcial.
Y ahora nos situamos en la realidad de la presente legislatura: Llega un nuevo presidente a la Diputación, Francisco Requejo; y llega solo, pero sin compromisos ni deudas políticas, sin “amigos” a los que rendir pleitesía. Llega, podemos decir, de manera sorpresiva y sorprendente, sin hacer apenas ruido, como a veces ocurre con las buenas noticias. Pero, eso sí, llega con una firme motivación de desempeñar su rol de presidente y trabajar por el bien de las personas que habitan la provincia de Zamora. Llega con objetivos muy claros. Y, en este contexto de generar bienestar, riqueza y trabajo, retoma el Proyecto de Barcial del Barco.
Escribo “retoma” porque él ya conoce al detalle el proyecto. Se ha preocupado años anteriores de habla,r frecuentemente, con el ingeniero que parió la idea; de conocer qué ventajas significaría para la provincia, para los agricultores y ganaderos, para los puestos de trabajo estables.
Se preocupa, también, de conocer las dificultades y costes de todo tipo que el proyecto ha significado para su creador y de los apoyos que dicho proyecto requiere en esos momentos. Por eso, por su motivación por conocer dicho proyecto, cuando Francisco Requejo llega a la Presidencia de la Diputación sabe todo o casi todo del Proyecto de Biorrefinería de Barcial.
Podemos decir, sin riesgo al menor error, que es el político mejor informado del Proyecto de Biorrefinería del Barcial del Barco. Escribía que el presidente lo sabía todo. Conocía, por tanto, las dificultades y el estrés al que había sido y estaba siendo sometido el proyecto, así como los “actores” que lo estaban provocando.
Por este y otros motivos, como él mismo recientemente ha manifestado en un medio escrito local, lo toma como un objetivo e implicación personal. Por eso, antes de hacer nada, pregunta a los promotores cuáles son los problemas que en ese momento están dificultando la ejecución del Proyecto.
Pregunta a los promotores qué necesitaban y vio qué podía hacer. El resultado: la compra de los terrenos donde se va a ubicar el Proyecto de la Biorrefinería para, posteriormente, previo seguimiento rigurosa de la normativa legal, cederlo a los promotores con opción de compra.
Riesgo o perjuicio económico para la Diputación: cero, porque los promotores, una vez que se reanuden las obras, serán los primeros interesados en pagar a la Diputación el coste económico que dichos terrenos han significado.
De entrada, qué ha permitido la gestión política de Francisco Requejo con la compra de los terrenos: que se iniciaran las obras ya en el mes de noviembre del 2020, con el movimiento de tierras y vallado de los terrenos donde se implantará la Biorrefinería. En los diez años previos: nada de nada.
En el primer año de su mandato, Francisco Requejo, con su gestión política, ha permitido que los trabajos de la Biorrefinería hayan tenido su inicio. Por consiguiente, el presidente de la Diputación, Francisco Requejo, con su “compromiso personal con el proyecto de Biorrefinería de Barcial”, como él mismo ha manifestado, va a conseguir que los agricultores de esta provincia vean rentables las materias primas que producen, remolacha y maíz; que se recupere un producto endógeno de esta comunidad autónoma como es la remolacha; que se genere una riqueza circular que termine repercutiendo en toda la provincia; que se creen miles de puestos de trabajo, tanto directos como indirectos; que Zamora pueda ser un referente de I+D+i agroindustrial; que Zamora sea un referente nacional por la producción de biocombustibles y otros productos derivados, que ni nos imaginamos ahora, todos ellos fruto de las ideas desarrolladas por Vicente Merino Febrero, protegidas todas ellas, eso sí, por patentes de las que es propietario.
Visto los logros de Francisco Requejo en un año de mandato con este proyecto, sería permitido preguntarse si este presidente ha sido “más listo” que los anteriores que le han precedido. La respuesta es no. No va de ser más o menos inteligente. La respuesta a la pregunta retórica que nos formulábamos anteriormente no es tanto de “inteligencia” como sí lo es de “actitudes”. Por qué este compromiso personal de Francisco Requejo ha podido lograrse finalmente. Creemos tener las respuestas:
Porque Francisco Requejo entiende su puesto de presidente de la Diputación como un servicio a la personas de su provincia; porque llegó a su puesto con valores éticos consolidados; porque no tiene deudas políticas inconfesables que pagar; porque no ha vivido de este u otros cargos y no tiene miedo a dejarlos; porque ha tenido actitudes proactivas muy claras en favor del Proyecto y porque sabía que sus decisiones políticas en favor de la Biorrefinería podían ser explicadas y justificadas a la ciudadanía, como así lo ha hecho en un medio de comunicación escrito local este domingo, 10 de enero del 2021. Porque sabía que explicándolo a la ciudadanía, este proyecto que comenzó siendo una iniciativa privada, promovida por Vicente Merino, ahora, después de la acción política de Francisco Requejo, ya es también un proyecto de toda la provincia, porque los recursos públicos van a facilitar que este proyecto sea posible.
Por consiguiente, y a modo de epílogo, tenemos a un presidente de la Diputación, Francisco Requejo, con principios éticos y sensibilidad social, con conocimientos suficientes para solucionar los problemas (ambos factores constituyen el prestigio de un líder), con actitudes proactivas que llevan a comprometerse en objetivos sociales y laborales, y que persiste en el esfuerzo superando las dificultades hasta que consigue los mismos (motivado).
Observemos su gestión política, porque estamos contemplando, en su conjunto, los valores inherentes a un liderazgo político emergente. Estamos contemplando a Francisco Requejo, presidente de la Diputación Provincial de Zamora. Año del Señor, enero del 2021.
Eugenio-Jesús de Ávila

























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