Miércoles, 26 de Noviembre de 2025

Damaris Puñales-Alpízar
Lunes, 18 de Enero de 2021
DESDE LOS ESTADOS UNIDOS

Una nueva presidencia para los Estados Unidos

En apenas unas horas más, Estados Unidos tendrá un nuevo presidente. Llegar hasta aquí, sin embargo, ha sido un arduo camino que ha puesto en jaque al sistema democrático en un país donde, tradicionalmente, los cambios de mandatario suelen ocurrir con cierta tranquilidad y, sobre todo, con la aceptación de los perdedores y la confianza de los votantes en que, pese a los muchos problemas que tiene el formato electoral, las elecciones han sido justas.

 

La transición de este año, sin embargo, transcurre en un clima adverso: el coronavirus sigue sin control: el número de enfermos y de muertos sigue en ascenso, y las vacunaciones van mucho más lentas de lo que se esperaba. La cantidad de desempleados sigue en aumento, y el país enfrenta una crisis económica que tiende a agravarse. Pero todo esto no es lo único que incide en la particularidad de este cambio de presidente. El pasado 6 de enero el mundo asistió a un acto impensable en un país como este: miles de manifestantes, incitados por el presidente -aún en funciones-, tomaba por asalto el Congreso de la nación, en un intento de golpe de estado promovido desde la misma presidencia, por un mandatario que se ha negado -pese a haber perdido más de cincuenta pleitos legales para desafiar el resultado de las elecciones-, a aceptar que ha perdido, y que es hora de dejar la Casa Blanca.

 

Un hecho no menor es el silencio de Trump en los últimos días: al perder su acceso a las redes sociales, el actual presidente ha perdido su visibilidad y, por lo tanto, su capacidad de movilizar a sus seguidores o de expresar sus controversiales opiniones públicamente. Hay que recordar que luego de los disturbios del 6 de enero pasado, Twitter, Facebook e Instagram bloquearon a Trump, impidiéndole publicar en estas plataformas de comunicación digital.

 

Por una parte, la pandemia, y por otra, el temor a que se repitan las revueltas sociales de principios de enero, han convertido a la Casa Blanca en un espacio blindado, al que no se podrá acceder para presenciar la toma de poder de Joe Biden. El presidente Donald Trump no asistirá al evento protocolario y en su lugar lo hará el vicepresidente, Mike Pence. En este minuto, hay 15 mil soldados resguardando las inmediaciones del Capitolio; esto es mucho más que las tropas norteamericanas movilizadas en Irak y Afganistán ahora mismo. Las tropas se han movilizado de los 50 estados de la federación y se espera que para el miércoles 20 la cifra alcance los 25 mil soldados. Se esperaba que este pasado domingo 17 de enero hubiera manifestaciones violentas en varias capitales de estado del país; sin embargo, la jornada transcurrió mayormente con tranquilidad y sin grandes incidentes.

 

Donald Trump deja la presidencia con dos juicios políticos y dos procesos de destitución en su contra. El primer proceso, a fines del 2019, no llegó a ninguna parte porque, aunque la Cámara de Representantes aprobó el impeachment, el Senado desechó el proceso. En este nuevo juicio, por incitación a la insurrección, el resultado podría ser diferente y un tanto atípico: se espera que a partir del 20 de enero, cuando el nuevo Senado tome posesión, se inicie el debate sobre el proceso aprobado ya por la Cámara de Representantes. Y hay que recordar que el Senado tendrá una mayoría -mínima, es cierto- de miembros del Partido Demócrata. Si el nuevo Senado aprueba el proceso de destitución en contra del presidente Trump, aunque no tendrá ningún efecto real en el plazo inmediato porque se tratará de un presidente que ha dejado ya el cargo, sí es importante porque cierra el camino para su posible postulación a la presidencia en el 2024. Es importante aclarar, sin embargo, que aunque sea encontrado culpable por el Senado, los senadores tendrán que votar, de forma separada al juicio político, si le niegan la posibilidad de aspirar a la presidencia en el futuro. Que el Senado apruebe el impeachment  no significa, automáticamente, que Trump no podrá ser un candidato presidencial en la próxima contienda.

 

Una vez que pierda su inmunidad presidencial y se convierta en un ciudadano corriente, Donald Trump tendrá que enfrentar varias acusaciones criminales y civiles en su contra relacionadas con su campaña política, sus negocios, y su comportamiento desde que tomó el poder en el 2016.

 

La vocera de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, todavía no ha enviado el artículo de juicio político en contra de Trump al Senado. Una vez que lo haga, el Senado está obligado a tomar inmediatamente cartas en el asunto y comenzar el proceso. El Senado, mientras tanto, va a tener un arduo trabajo una vez hecha la transición de poderes: por una parte, tendrá que ratificar o no los nombramientos de gabinete sugeridos por Biden, mientras al mismo tiempo lleva a cabo el juicio político en contra de Trump, y por otra parte, tendrá que legislar sobre cómo enfrentar la pandemia, un tema que será prioritario para la para la presidencia de Biden, según él mismo ha anunciado.

 

Biden también ha afirmado que en los primeros diez días de su mandato revertirá muchas de las órdenes ejecutivas implementadas por Trump: la pertenencia de los Estados Unidos al Tratado de París sobre cambio climático; la prohibición de entrada al país de ciudadanos de países musulmanes; ampliar las provisiones legales para proteger a los ciudadanos en riesgo de desalojo y posponer el pago de los préstamos estudiantiles; implementar una política de uso obligatorio de máscaras en las oficinas y sitios federales y para los viajes interestatales; ordenar a las agencias involucradas que intenten reunir a los niños que han sido separados de sus familias en los centros de detención para inmigrantes en la frontera sur. Biden intentará, además, impulsar un nuevo paquete de estímulo económico para ayudar a la nación a enfrentar la crisis provocada por el coronavirus. El nuevo presidente ha prometido, también, vacunar a 100 millones de norteamericanos en los primeros cien días al frente de la nación. Si eso fuera posible, y se mantuviera ese ritmo de un millón al día, tomaría al menos un año poder vacunar a los 331 millones de estadounidenses que viven en el país.

 

Hoy lunes, la vicepresidenta electa, Kamala Harris, renuncia a su posición en el Senado para poder asumir su nuevo cargo este miércoles 20 de enero. Sin embargo, al existir un empate en el número de senadores de ambos partidos, 50 por cada uno, Harris se mantendrá muy activa en la Cámara de Senadores pues tendrá que votar en cada asunto que se lleve a votación para proporcionar la mayoría a uno de los dos partidos, en este caso, al Demócrata.

 

Se espera que este martes, su último día como presidente, Trump emita hasta cien perdones más que se sumaría a la larga lista de los ya concedidos al final de su mandato. Habrá que ver si alguno de estos perdones incluye a los manifestantes ya detenidos por las revueltas que el propio Trump incitara el pasado 6 de enero.

 

Damaris Puñales-Alpízar

 

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