DENUNCIAS
Relojes callejeros que no marcan ni la hora
Toda una vida, pero sin funcionar

Durante días, más de una semana, hemos estado pendientes de las temperaturas, de la información meteorológica, de los dígitos con una rayita a su lado izquierdo, que reflejaba el salpicadero del coche, de lo que informaba el móvil y hasta mirábamos, no como otras veces los termómetros callejeros. Curioso que el conocido como de la caja de ahorros, por aquella que fue nuestra, en un momento señalara simplemente menos cero. Otros ni más, ni menos, no apuntan nada. Están y desde hace tiempo parados en unas amorfas señales, que nada quieren decir. Son los callejeros indicadores de la hora y la temperatura, algo, que sin ser vital conocer, tampoco está de más saberlo, sobre todo si nada nos cuestan, al que no le interese, puede excusar mirarlos simplemente.
Pero ya que están ahí, digamos en la Marina, o en las Tres Cruces, que menos que funcionen. Poco se le pide y ni de eso dan cuenta. Entonces: ¿Qué sentido tiene su presencia? Disponen de licencia para informar relativamente, que no lo hagan con absoluta precisión es disculpable, ya sabemos que la temperatura que marcan es meramente orientativa, pero de ahí a que no marquen nada hay diferencia. También estamos al corriente de que en la ciudad, sobre todo en esta, hay cosas mucho más importantes que andar fijándose en el estado de esos soportes anclados en la vía pública.
Alguien, en algún momento, los coloco para dar, hora y temperatura a cambio de un mensaje publicitario. Puede que se encuentren desfasados y que, corriendo otros tiempos, ya no sean necesarios, pero no parece el caso, porque sencillamente no se retiran.
Lo más curioso del caso es que junto a estos inservibles, conviven otros, repartidos en otros puntos de la geografía local, que funcionan correctamente. Luego, el misterio sobre los relojes-termómetro de la vía pública es aún mayor. Mucho mayor. No cabe preguntares la hora, sino ¿porque no la dan?
Manuel Herrero Alonso

Durante días, más de una semana, hemos estado pendientes de las temperaturas, de la información meteorológica, de los dígitos con una rayita a su lado izquierdo, que reflejaba el salpicadero del coche, de lo que informaba el móvil y hasta mirábamos, no como otras veces los termómetros callejeros. Curioso que el conocido como de la caja de ahorros, por aquella que fue nuestra, en un momento señalara simplemente menos cero. Otros ni más, ni menos, no apuntan nada. Están y desde hace tiempo parados en unas amorfas señales, que nada quieren decir. Son los callejeros indicadores de la hora y la temperatura, algo, que sin ser vital conocer, tampoco está de más saberlo, sobre todo si nada nos cuestan, al que no le interese, puede excusar mirarlos simplemente.
Pero ya que están ahí, digamos en la Marina, o en las Tres Cruces, que menos que funcionen. Poco se le pide y ni de eso dan cuenta. Entonces: ¿Qué sentido tiene su presencia? Disponen de licencia para informar relativamente, que no lo hagan con absoluta precisión es disculpable, ya sabemos que la temperatura que marcan es meramente orientativa, pero de ahí a que no marquen nada hay diferencia. También estamos al corriente de que en la ciudad, sobre todo en esta, hay cosas mucho más importantes que andar fijándose en el estado de esos soportes anclados en la vía pública.
Alguien, en algún momento, los coloco para dar, hora y temperatura a cambio de un mensaje publicitario. Puede que se encuentren desfasados y que, corriendo otros tiempos, ya no sean necesarios, pero no parece el caso, porque sencillamente no se retiran.
Lo más curioso del caso es que junto a estos inservibles, conviven otros, repartidos en otros puntos de la geografía local, que funcionan correctamente. Luego, el misterio sobre los relojes-termómetro de la vía pública es aún mayor. Mucho mayor. No cabe preguntares la hora, sino ¿porque no la dan?
Manuel Herrero Alonso























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