Eugenio de Ávila
Miércoles, 03 de Febrero de 2021
ME QUEDA LA PALABRA

¿Motivos para la esperanza?

[Img #49224]Desde la última vez que leyó la edición en papel de El Día de Zamora, en el umbral de la Navidad, hemos vivido acontecimientos de suma importancia para nuestra ciudad y su provincia: la Junta de Castilla y León decidió cerrar restaurantes, bares y cafeterías, si bien permitió que se ocupasen terrazas, en la creencia de que su clausura contendría la pandemia vírica. Pero los hechos demostraron que los contagios han alcanzado niveles inconcebibles hace tan solo un mes. Según Pedro Sánchez, el que manda en esta nación en quiebra moral y ética, salíamos más fuertes del primer confinamiento. Palabras propias de políticos.

 

 Ahora bien, también ha habido momentos para la alegría desde el solsticio de invierno, porque la Diputación compró los terrenos de Barcial del Barco -no obstante al parecer, según fuentes dignas de todo crédito, falta un papel-, que cederá a la empresa que dirige Vicente Merino Febrero, con el objetivo de construir la biorrefinería multifuncional, la mayor inversión privada realizada jamás en la historia de Zamora.

 

Durante más de una década, políticos, empresarios y prensa local intentaron boicotear y frustrar la idea del ingeniero zamorano-leonés. En dos años, en la primavera de 2023, cerca de los comicios locales, la Biorrefinería se habrá transformado en una mágica realidad, merced a la conjunción planetaria, que diría aquella ínclita ministra zapateril, entre Francisco José Requejo y Vicente Merino, un empresario en la política y un ingeniero empresario.

 

Y otra novedad, Guarido también apoya la instalación militar de Monte la Reina. Motivos para la esperanza. Solo nos sobra el virus, necesitamos vacunas y carecemos de cerebros políticos amueblados, inteligentes, serios y altruistas , aquí, Castilla y León, y allá, comunidades autónomas o, para ser más exactos, reinos de taifas sin Islam, y en La Moncloa.

 

 Nunca como ahora España y sus instituciones públicas se vieron gobernadas por tanta mediocridad, morralla, quincalla, ramplonería. Azaña, no obstante, también, hace 80 años, analizaba a la clase política republicana del momento: "Obtusos", "loquinarios", "botarates", "gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta" / (Sobre los políticos radicales de izquierda en sus Diarios).

Eugenio-Jesús de Ávila

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