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Redacción
Lunes, 15 de Febrero de 2021
HABLEMOS

Cataluña, entre la euforia y la decepción

Carlos Domínguez

[Img #49703]Las elecciones catalanas se han saldado con el resultado previsto, y no por lo que concierne a la hegemonía descontada del bloque separatista, en lo que supone de actualización de un proyecto totalitario y rupturista. A la vista del balance, el protagonista es sin duda Vox, por el sorpasso a un PP que venía arrogándose gratuitamente el liderazgo de la derecha, a día de hoy en jaque junto a la autoridad de un Casado cuyos virajes bien merecen pasar a los anales del absurdo político.

 

Pero los comicios en Cataluña dejan cierto sabor a decepción, incluso avant la lettre. El partido de Abascal aparece por vez primera como fuerza que podría encarnar una alternativa real dentro de la derecha conservadora, afrontando por ello su gran encrucijada, no otra que lograr su definitiva articulación como estructura partidaria, política e institucional, o simplemente fuerza con vocación de gobierno. Sin embargo, en ese terreno no puede decirse que se haya avanzado demasiado, respecto a una definición programática que se pospone una y otra vez, y sin la cual es imposible aspirar al liderazgo de una derecha dividida y enfrentada. Capitalizar por vía del gesto o la proclama el descontento de una ciudadanía desafecta a causa de la corrupción, cobardía y desafueros de una partitocracia cómodamente instalada, no deja de responder a un tacticismo menor, quizá rentable en determinadas coyunturas, pero carente de proyección a medio o largo plazo. Lo esencial para Vox es asumir plenamente el nuevo y ventajoso rol que le otorga la ciudadanía, algo que vertebraría el partido y asimismo facilitaría la convergencia con el PP, requisito ineludible a efectos de alcanzar el poder.

 

Y decepción no ya por el hundimiento de Ciudadanos, fuerza abocada a desaparecer precisamente por una indefinición que ha desdibujado su perfil, a falta de mensajes claros. Decepción, ante todo, porque los malos resultados del PP son una pésima noticia para las clases medias y el electorado conservador. Aun en medio de la euforia, nadie debería engañarse sobre ese punto. A diferencia de Vox, los populares cuentan con una sólida implantación territorial, un aparato eficazmente articulado y una estructura con suficiente presencia en el ámbito institucional, bagaje nada desdeñable de cara a la unidad del conservadurismo en el marco de una alianza eficaz, capaz de arrebatarle el poder a una izquierda que, de modo explícito, manifiesta bajo el patrocinio  del PSOE, pues lo demás ni contó y menos todavía contará desde lo ocurrido en Cataluña, su propósito de monopolizarlo durante décadas para impedir la alternancia democrática.

 

El retroceso del PP dificulta la alianza conservadora, al colocarlo en una situación de debilidad dentro del escenario político español. Ello cuando dicha alianza se revela absolutamente vital, considerando la amenaza de ruptura que se cierne sobre la unidad nacional.

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