Redacción
Jueves, 18 de Febrero de 2021
COVID-19

El obispo de Zamora imparte la bendición con la Cruz de la Carne por el fin de la pandemia

los Viernes de Cuaresma se celebrará la eucaristía a las 10 de la mañana y se impartirá bendición sobre los cuatro puntos cardinales de la Diócesis, en la puerta norte de la Catedral con la Bendita Cruz de Carne, pidiendo a Dios por el fin de la pandemia.

El Miércoles de Ceniza ha estado marcado en Zamora por la crisis sanitaria, iniciando, el obispo de Zamora, Fernando Valera, la Cuaresma con la eucaristía en la Catedral de Zamora y la solemne bendición para pedir por el fin de la pandemia y la curación de todo mal, acompañada por la Bendita Cruz de la Carne.

 

Tras la celebración eucarística y la imposición de la ceniza, los clérigos se han desplazado hasta la puerta norte de la Catedral y, desde allí, monseñor Valera ha bendecido la diócesis de Zamora con la reliquia de la Cruz de Carne, pidiendo a Dios por el fin de la pandemia.

 

Imposición de la ceniza

 

Debido a las restricciones sanitarias y el aforo de 25 personas marcado por la Junta de Castilla y León, decenas de personas esperaron en la plaza de la Catedral el final de la celebración para, posteriormente, acceder al templo uno por uno y recibir la imposición de la ceniza.

 

Cada viernes de Cuaresma tendrá lugar la eucaristía en la Catedral y la posterior bendición con la Cruz de Carne desde el pórtico del templo. A través de las redes sociales de la diócesis de Zamora (Facebook y Youtube) se realizará la retransmisión en directo para que los fieles puedan vivir desde casa la celebración.

 

 

Historia y leyenda de la milagrosa reliquia de la Bendita Cruz de Carne

 

La "Cruz de Carne" hace referencia a una tradición local según la cual, en el siglo XIV, un monje benedictino llamado Ruperto o Roberto se hallaba junto a un olivo de la huerta de la iglesia de San Miguel del Burgo suplicando el cese de la llamada Peste Negra cuando se le apareció un ángel que le entregó una cruz diciéndole "Accipe signum salutis" y asegurándole que mientras se conservase la cruz y su veneración, el pueblo por el cual él había suplicado se vería libre de cualquier clase de peste.

 

La cruz se custodió en la iglesia de San Miguel del Burgo, como lo demuestra una bula del papa Julio II dada en Roma, en 16 de agosto de 1509, concediendo cien días de indulgencia a los fieles que visitasen dicho templo, donde se hallaba un “lignum Crucis miraculose inventum”. Al derribarse esta iglesia a finales del siglo XVI, fue trasladada al monasterio de San Benito, donde recibió culto en una capilla lateral, excepto entre 1809 y 1814, en que fue guardada en la catedral ante el peligro que suponía la invasión francesa. Finalmente, debido a la exclaustración de la comunidad benedictina, se trasladó solemnemente a la catedral en agosto de 1835, donde actualmente se custodia en el sagrario del retablo de la capilla de Santa Inés. En la citada capilla también se conserva una tabla pintada del siglo XVIII con la imagen y el texto que narra el hecho prodigioso de la entrega de la cruz al monje benedictino.

 

Rojas Villandrando describe minuciosamente el objeto y explica su origen de este modo: "El Conuento de San Benito de çamora que es extra muros, entre otras cosas notables que tiene, es vna singular de grande admiración, y estima que es vna Cruz de carne, del tamaño de vna hostia pequeña con que se celebra, y de gruesso como de medio dedo menique y los braços de cada vna de las quatro partes, son iguales: está la carne cecinada, el color leonado, embuelta y cosida en vn liencezico antiguo, passado por algunas partes (al parecer) de sangre. Es tradición que siendo este conuento priorato de Francia, y estando donde era la parroquia de Sant Miguel intra muros vn Monge Benito llamado Fray Roberto gran sieruo de Dios se puso en oración cabe vn oliuo de la huerta, y allí le embió el cielo estas prendas, de la gloria que la tenía aparejada, y cayó delante del".

 

La teca de plata en la que se custodia la reliquia está perfilada por ocho lóbulos y su interior alberga una cruz potenzada confeccionada con lienzo de lino, con manchas polícromas, y una pequeña porción de cera verdosa en la intersección de sus brazos; va sobrepuesta sobre otra tela de seda adornada con bordados a modo de potencias, lentejuelas, cordones y pasamanería dorados, y aljófares.

 

El relicario en está confeccionado en plata en su color, con toques sobredorados. Fue realizado en torno a 1807 por el platero zamorano Vicente González.

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