Viernes, 28 de Noviembre de 2025

Nélida L. Del Estal Sastre
Lunes, 22 de Febrero de 2021
CON LOS CINCO SENTIDOS

Aquellas pequeñas cosas

[Img #49989] Esta mañana, bien temprano, una persona a la que quiero profundamente me envió esa maravilla de canción de Serrat que da título a mi relato de hoy.  

    

    La vida transcurre deprisa, a golpe de dimes, de diretes, de amor y de odio, de besos y rechazos. La vida es una vieja que te vende lotería en la esquina y no sabes si el número será premiado o lo tendrás que romper en pedacitos para tirarlos en la primera papelera que encuentres en la calle, de vuelta a tu casa. 

 

     Los momentos de placer, de diversión, de deleite compartido, deberían de ser de obligado cumplimiento porque la vida es sólo una. No hay repetición de la jugada, ni cara “B”. No hay nada. Tenemos la sana obligación de extraer lo mejor de cada vivencia, de cada suspiro e, incluso, de cada quejido de dolor. Todo tiene su lado bonito, de aprendizaje, de saber, de comprender, de crecer.  

 

     No podría soportar una vida en la que no estuvieses, con tus pequeñas manías y las mías, pero rodeadas y alumbradas por  la luciérnaga de tus besos húmedos, de tus palabras, de esas lágrimas que se nos asoman por la comisura de los ojos y que escondemos tras una mueca o salen a borbotones cuando estamos solos, en la oscuridad de nuestro cerebro herido o dolido. Esas lágrimas de perdón o de dolor por lo que creemos perdido, son sanadoras, pero duelen, vaya si duelen. 

 

Quiero acordarme de lo bueno y volver a ello, porque la vida es muy corta para sufrir constantemente, demasiado    corta. Lo he dicho mil veces. No nos matará la ausencia porque esa palabra no existe en nuestro privado vocabulario. Recuerda mi voz, mi rostro, mi manera de mover las manos y de reír, entre la vergüenza y las ganas de cogerte por el cuello y besarte hasta quitarte el aliento. Recuerda mis dedos acariciando tus mejillas y estaré a tu vera en ese instante, en todos, aunque no me veas. Recuerda mi perfume de camelias y fressia y mi boca con sabor a caramelo de violetas, y estaré ahí, siempre para ti. Son aquellas pequeñas cosas que nos quedaremos en la intimidad de la alcoba, mientras me amas como si no existiera un mañana. 

Nélida L. del Estal Sastre 

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