PASIÓN POR ZAMORA
La biorrefinería de Barcial, punto de inflexión económico de esta provincia
No soy profeta, ni lo pretendí jamas, entre otras razones, nadie lo es en su tierra. Y yo nací en Zamora, y no porque lo desease. Y, como vi la luz primera oliendo Duero y crecí entre iglesias románicas, amo a mi tierra y, como la quiero, me duele, como España a Miguel de Unamuno. He querido tanto a esta ciudad y sus comarcas naturales que la abrazan de ternura y belleza que preferí ser un mediocre aquí que un talento allende sus fronteras.
Y hoy adelanto que en la próxima edición de “El Día de Zamora”, que saldrá a finales de marzo, el Viernes de Dolores, la gran noticia la protagonizará la biorrefinería, esa idea genial del ingeniero zamorano que atiende al nombre de Vicente y apellida Merino Febrero, porque ya todo estará preparado para iniciar su construcción, después de los primeros trabajos en Barcial y la compra del terreno a Iberdrola por parte de la Diputación.
Punto de inflexión para una provincia olvidada, humillada y engañada, desde siempre, por sus políticos, los de aquí que descansan sus posaderas allí, en Congreso de Diputados y Senado, preocupados más por sus beneficios personales que del futuro de sus paisanos.
Ahora bien, aquí, en nuestras instituciones, también laboran políticos que aman a su tierra. Pongamos Francisco Guarido, alcalde de Zamora, o Tomás del Bien, regidor de Toro. Pero hoy mi loa se la dedicó a Francisco J. Requejo, porque, si él no hubiera presidido la Diputación, el proyecto de Merino se habría construido lejos de nuestra tierra.
Eugenio-Jesús de Ávila
No soy profeta, ni lo pretendí jamas, entre otras razones, nadie lo es en su tierra. Y yo nací en Zamora, y no porque lo desease. Y, como vi la luz primera oliendo Duero y crecí entre iglesias románicas, amo a mi tierra y, como la quiero, me duele, como España a Miguel de Unamuno. He querido tanto a esta ciudad y sus comarcas naturales que la abrazan de ternura y belleza que preferí ser un mediocre aquí que un talento allende sus fronteras.
Y hoy adelanto que en la próxima edición de “El Día de Zamora”, que saldrá a finales de marzo, el Viernes de Dolores, la gran noticia la protagonizará la biorrefinería, esa idea genial del ingeniero zamorano que atiende al nombre de Vicente y apellida Merino Febrero, porque ya todo estará preparado para iniciar su construcción, después de los primeros trabajos en Barcial y la compra del terreno a Iberdrola por parte de la Diputación.
Punto de inflexión para una provincia olvidada, humillada y engañada, desde siempre, por sus políticos, los de aquí que descansan sus posaderas allí, en Congreso de Diputados y Senado, preocupados más por sus beneficios personales que del futuro de sus paisanos.
Ahora bien, aquí, en nuestras instituciones, también laboran políticos que aman a su tierra. Pongamos Francisco Guarido, alcalde de Zamora, o Tomás del Bien, regidor de Toro. Pero hoy mi loa se la dedicó a Francisco J. Requejo, porque, si él no hubiera presidido la Diputación, el proyecto de Merino se habría construido lejos de nuestra tierra.
Eugenio-Jesús de Ávila




















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