Viernes, 28 de Noviembre de 2025

Nélida L. del Estal Sastre
Viernes, 26 de Febrero de 2021
CON LOS CINCO SENTIDOS

Decepción

  

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Mi vida se ha vuelto una especie de caos. No diferencio el afecto de la decepción o la rabia. Personas que creía que me entendían me echan en cara ser humilde y reservada, no querer involucrarlos en mis infiernos personales. Pero, ¿qué demonios quieren? Encima que una ha de tragarse como un trozo de pan que se te queda en la garganta y no baja, y te ahoga, la vida misma… Si cuentas lo que te ocurre, mal. Si no lo cuentas, mal. ¿Qué cojones he de hacer para contentar a los demás  pasando por aplastarme a mí misma?

  Dicen que te quieren o te aprecian, que has de contar tus cuitas para compartirlas y hacerlas más llevaderas. Los cojones. Nadie quiere o puede con más de lo que le viene de serie, es así, no mintáis. Mucho has de querer a alguien para que te importe si te cuenta o no sus inquietudes personales o familiares, teniendo en cuenta que tú tienes las tuyas, esas que te vienen de serie por estar en una familia pequeña o grande, eso da igual, el dolor o pavor es el mismo.

  Pero no me digas que hice mal cuando no te conté mi historia, cuando hice lo posible por no herirte o dañarte, por no hacerte sufrir. No hay justicia en este mundo si la justicia me pesa a mí, que lo oculté para no dañar y dañarme sólo a mí. No.

   No puedo hacer como si nada hubiera pasado porque ha pasado todo. Y yo sigo aquí. Se ha de cuidar a las personas que te dicen a la cara lo que hiciste mal, pero también te han de cuidar, para que no desaparezcas, las personas a las que has demostrado lo que eres y cómo eres, sin fisuras. A las que dijiste en confianza cómo eras, lo que te gustaba y lo que detestabas. Lo que te place y lo que te da ganas de vomitar. Nada es lo que parece, o casi nada.

   Quiéreme como soy, si es que dices que me conoces, porque si no me aceptas, quizá debas apartarte de mi persona.

   Por eso, desde ahora y para siempre, te he de decir a ti, amigo, hermano, querido, apreciado o lo que sea, que soy yo, transparente, siempre. Que no te haré mal jamás, pero no me hagas mal, no interpretes de manera errónea mis asertos, que son bien sencillos. No me dañes, porque yo no daño. Escucha mis explicaciones y mis argumentos, sobradamente enjundiosos, para no caer en la facilidad de la resolución de las cosas simples. Yo no soy así. Piensa de manera más profunda y profusa, pero piensa si me quieres conservar. No soy masa de pan que vale para un día y, al día siguiente, está dura como una piedra. No. Soy como el pan de pueblo. Duro más. Mucho más.

Nélida L. del Estal Sastre

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