CON LOS CINCO SENTIDOS
Dame un minuto
Dame un minuto amor, para decirte que te amo. Pero mírame a los ojos ese minuto, aunque te cueste, aunque me intentes interrumpir cada dos segundos, porque he de decirte lo que me importas y quiero que pongas tus cinco sentidos en ello.
Quizá lo hice pocas veces, “mea culpa” que ahora me ahoga porque no sé si te lo podré decir muchas más veces, tantas que sean suficientes para suplir tantos años de carencia. Me enseñaron que hay que querer sin demostrar mucho los sentimientos por si te dañan, para que no se note en la cara si te destrozan el alma. Me enseñaron a guardarme dentro todo el amor y todo el sufrimiento, ambos conviviendo en el mismo minúsculo músculo al lado de mi pecho izquierdo. Pero han convivido mal, no han sido grandes compañeros de viaje.
Amor y dolor nunca deben ir de la mano y menos compartir espacio. Si amas debes gozar y demostrar que el goce te hace la persona más feliz sobre la faz de la tierra. Pero yo lo mezclé y no sé amar sin que me duela y sin hacer sufrir…Ese es mi castigo por no haberlo hecho bien. No aprendí de las personas adecuadas y cuando amo me duele a morir.
Dame un minuto, amor, para explicarte que te amo, aunque no sepa. Que mi ser es tuyo y que ese pedazo de corazón en el que conviven lo mejor y lo peor de mí misma también te pertenece. Quizá me endurecí con el tiempo y desaprendí muchas cosas que hoy estoy volviendo a recuperar, aunque el tiempo me está alcanzando. He de darme prisa.
Por eso, dame un minuto, amor, para decirte que te amo.
Nélida L. del Estal Sastre
Dame un minuto amor, para decirte que te amo. Pero mírame a los ojos ese minuto, aunque te cueste, aunque me intentes interrumpir cada dos segundos, porque he de decirte lo que me importas y quiero que pongas tus cinco sentidos en ello.
Quizá lo hice pocas veces, “mea culpa” que ahora me ahoga porque no sé si te lo podré decir muchas más veces, tantas que sean suficientes para suplir tantos años de carencia. Me enseñaron que hay que querer sin demostrar mucho los sentimientos por si te dañan, para que no se note en la cara si te destrozan el alma. Me enseñaron a guardarme dentro todo el amor y todo el sufrimiento, ambos conviviendo en el mismo minúsculo músculo al lado de mi pecho izquierdo. Pero han convivido mal, no han sido grandes compañeros de viaje.
Amor y dolor nunca deben ir de la mano y menos compartir espacio. Si amas debes gozar y demostrar que el goce te hace la persona más feliz sobre la faz de la tierra. Pero yo lo mezclé y no sé amar sin que me duela y sin hacer sufrir…Ese es mi castigo por no haberlo hecho bien. No aprendí de las personas adecuadas y cuando amo me duele a morir.
Dame un minuto, amor, para explicarte que te amo, aunque no sepa. Que mi ser es tuyo y que ese pedazo de corazón en el que conviven lo mejor y lo peor de mí misma también te pertenece. Quizá me endurecí con el tiempo y desaprendí muchas cosas que hoy estoy volviendo a recuperar, aunque el tiempo me está alcanzando. He de darme prisa.
Por eso, dame un minuto, amor, para decirte que te amo.
Nélida L. del Estal Sastre



























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