NOCTURNOS
Sé que amé
![[Img #50931]](https://eldiadezamora.es/upload/images/03_2021/7243_diosa.jpg)
Tampoco arrepentirse provoca una catarsis. El tiempo es un acumulador de memoria, una dama que juega con los recuerdos, que intenta, según convenga, traer al presente momentos mágicos o el elixir de la tristeza. A veces, transforma la realidad, la modifica hasta inventar la ucronía, lo que pudo ser y no fue.
Yo sí sé que amé, amo y amaré a una dama, que cortó el cordón umbilical que me unía a su vida porque así lo consideró. Nunca sabré por qué. Kafka es uno de mis grandes maestros. Pero, si eligió olvidarme, dejarme en el pasado, apartarme de este presente para que no conociese el futuro mientras caminaba a su vera, consideraría que mi persona solo le aportaba pena, dolor, bronca, tedio, alguna lágrima y feos recuerdos.
Y la primera persona a la que más tenemos que querer, mimar, cuidar es a uno mismo. Bendita sea, allá donde more, por haberme concedido parte de su tiempo, dado tantos instantes mágicos, amor puro y pasión en tarros de locura. Toda pasa, pero su voz, su mirada, sus gestos permanecerán en mi cerebro hasta que me canse de vivir. Solo mi memoria me la devolverá.
Eugenio-Jesús de Ávila
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Tampoco arrepentirse provoca una catarsis. El tiempo es un acumulador de memoria, una dama que juega con los recuerdos, que intenta, según convenga, traer al presente momentos mágicos o el elixir de la tristeza. A veces, transforma la realidad, la modifica hasta inventar la ucronía, lo que pudo ser y no fue.
Yo sí sé que amé, amo y amaré a una dama, que cortó el cordón umbilical que me unía a su vida porque así lo consideró. Nunca sabré por qué. Kafka es uno de mis grandes maestros. Pero, si eligió olvidarme, dejarme en el pasado, apartarme de este presente para que no conociese el futuro mientras caminaba a su vera, consideraría que mi persona solo le aportaba pena, dolor, bronca, tedio, alguna lágrima y feos recuerdos.
Y la primera persona a la que más tenemos que querer, mimar, cuidar es a uno mismo. Bendita sea, allá donde more, por haberme concedido parte de su tiempo, dado tantos instantes mágicos, amor puro y pasión en tarros de locura. Toda pasa, pero su voz, su mirada, sus gestos permanecerán en mi cerebro hasta que me canse de vivir. Solo mi memoria me la devolverá.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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