Martes, 16 de Septiembre de 2025

Eugenio de Ávila
Sábado, 03 de Abril de 2021
RECUERDOS DE LA PASIÓN

Dios es Piedad y Soledad: Dios es mujer

[Img #51443]La Zamora católica tiene dos devociones femeninas: Nuestra Madre y la Virgen de La Soledad. Ambas son Madres del Hijo de Dios, inmaculadas, purísimas, rotas por el dolor. Pero existe, a mi juicio, una sutil diferencia: la Piedad aún puede asirse a un cuerpo, a la carne de su carne, cierto que carne sin vida, sangre sin risa, lágrimas sin sal, y la Dama de Negro camina sola y solo vive del recuerdo de lo que fue y ya no es, de lo que parió para morir. Una es una Virgen pegada a la materia, la otra, espíritu de éter.

 

Si Dios existe, es un ser femenino. La mujer fue hecha a imagen y semejanza del Creador. Pero el vencedor siempre escribe la Historia a su manera. El hombre se atribuyó la apariencia de Dios. Desde el Edén, Adán engañó a la mujer. Eva, la inteligencia, hija de la Diosa Creadora, se entretuvo queriendo saber más, mientras él escribía el cuento más grande jamás contado. Dios es mujer. La mujer no necesitó al Hombre para nacer al Hijo de Dios.

 

Lo femenino es la inteligencia, la sensibilidad, la poesía que no se escribe, la lírica que rima con el espíritu. Lo masculino es la fuerza que se agota, que solo se utiliza para el trabajo que se desarrolla con el sudor, para destruir lo que todavía no se ha creado. Dios es mujer; Satán, hombre.

 

Nuestra Madre es, por tanto, un pedazo de Dios que retiene en sus brazos un cuerpo masculino, pero con una sensibilidad femenina. Noche de Viernes Santo en Zamora, la Semana de Pasión se esconde en la noche profunda del alma, cuando ya la ciudad-hombre festejó la muerte de Dios. Ahora, es la Zamora-mujer la que demuestra que la muerte de Dios es su propia muerte. El hombre secó el fruto de Dios, Jesús de Nazaret. La mujer es lluvia, pero antes fue nube y ligó con el sol para buscar el milagro de la vida en el vientre de la Tierra.

 

Tras la muerte de Dios, la mujer se queda sola en el Universo. Zamora es muy femenina el Sábado Santo. La ciudad lleva la ropa interior del alma del color del luto. Y cada dama de la Soledad es una lágrima que se seca con el pañuelo del espíritu. El hombre ya no está. El hombre ya no sabe qué hacer tras dar muerte a Dios, después de asesinar a la mujer que fue madre, esposa e hija. El hombre es la Nada. La mujer, mi Dios.

Eugenio-Jesús de Ávila

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