NOCTURNOS
Amor en presente
No te pido, te doy. ¿Qué? Nada más que vida. ¿Cómo? Te ofrezco una ética del placer y una estética del sexo. Pensar, sentir, gozar; de cuando en cuando, unas lágrimas, porque el placer, cuando es muy intenso, duele. Hablaríamos de manjares para que las papilas de la lengua alcancen orgasmos de sabores; mientras comparamos gustos, podríamos conversar sobre Pessoa, el divino poeta luso, o de las fobias de nuestro gran Juan Ramón Y, en casa, escuchar músicas que agitan el alma cuando duerme con la apatía, la desidia y el tedio.
Bailaríamos. Compondría versos, entre las canciones de Eagles, Van Morrison o King Crimson, que dejaría escritos junto a los lóbulos de tus orejitas de princesa medieval.
Y, si es menester, y tu carne anhela entrar en otra dimensión, convencería a la boa que es mi columna vertebral para asirse a la tuya y fundirse en una cópula de pasiones, en un big bang de estrellas fugaces buscando el sol de tu óvulo.
Después, tras el impacto, recorreríamos la vía láctea que creamos con nuestros besos, caricias y mimos; las galaxias que quedaron flotando en el calor que produjeron jadeos, llanto, palabras, gritos y susurros.
Te ofrezco, pues, una recreación de la vida, un es y nunca un fue, ni tan si quiera un será. Te amo ahora. Y degollaré a Cronos para que mi amor sea solo presente, sin nostalgia ni futuro.
Eugenio-Jesús de Ávila
No te pido, te doy. ¿Qué? Nada más que vida. ¿Cómo? Te ofrezco una ética del placer y una estética del sexo. Pensar, sentir, gozar; de cuando en cuando, unas lágrimas, porque el placer, cuando es muy intenso, duele. Hablaríamos de manjares para que las papilas de la lengua alcancen orgasmos de sabores; mientras comparamos gustos, podríamos conversar sobre Pessoa, el divino poeta luso, o de las fobias de nuestro gran Juan Ramón Y, en casa, escuchar músicas que agitan el alma cuando duerme con la apatía, la desidia y el tedio.
Bailaríamos. Compondría versos, entre las canciones de Eagles, Van Morrison o King Crimson, que dejaría escritos junto a los lóbulos de tus orejitas de princesa medieval.
Y, si es menester, y tu carne anhela entrar en otra dimensión, convencería a la boa que es mi columna vertebral para asirse a la tuya y fundirse en una cópula de pasiones, en un big bang de estrellas fugaces buscando el sol de tu óvulo.
Después, tras el impacto, recorreríamos la vía láctea que creamos con nuestros besos, caricias y mimos; las galaxias que quedaron flotando en el calor que produjeron jadeos, llanto, palabras, gritos y susurros.
Te ofrezco, pues, una recreación de la vida, un es y nunca un fue, ni tan si quiera un será. Te amo ahora. Y degollaré a Cronos para que mi amor sea solo presente, sin nostalgia ni futuro.
Eugenio-Jesús de Ávila
















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