Aumenta el riesgo en el muro de San Martín

Desde hace tiempo, preocupa la situación del muro de San Martin. No ya porque paulatinamente hallan desapareciendo las piezas arqueológicas encontradas durante la excavación del subterráneo que allí se exponían, sin que nadie hiciera nada por evitarlo, cuando para otras cosas sí que han tenido a bien situar cámaras de vigilancia para su protección.

Más bien, porque las piedras que recubren el muro, de la calle Sor Doisitea Andrés se encuentran completamente sueltas, movidas de su sitio y sin fijación, lo que podría ocasionar que cualquiera se precipitara a la calle o, en el peor de los casos, que un grupo de ellas se desprenda y teniendo una altura considerable, pudiera tener graves consecuencias en caso de alcanzar a alguna persona, que transitara por las inmediaciones.

Un buen día parecía que se ponían manos a la obra, para solucionar el problema, pero no. Se realizó una prospección, se instaló un andamiaje para poder alcanzar hasta la parte superior del muro y se colocó una lona que oculta de la vista los posibles trabajos. Nada más se hizo. El resultado: el esperado; si mal estaba, ha empeorado bastante. En estos momentos, el riesgo de desprendimiento es mucho mayor. El daño estructural es importante y el peligro de derrumbe es extremo.

as grietas entre las piezas son mayores, y la pared presenta un abombamiento significativo, con lo que no puede garantizarse su estabilidad, por lo que requiere un desmontaje competo y su posterior reposición. Si bien, aunque no existen razones disculpables para no intervenir, sería lo más apropiado y, en vista de que hay una seria amenaza de que alguna piedra o parte del muro se venga abajo, resultaría recomendable que se procediera, cuando menos, a realizar un apuntalamiento preventivo, para evitar trágicas consecuencias.

Paralelamente, tampoco estaría demás que se advirtiera del peligro, y más cuando hay un parque infantil en las inmediaciones. Ya que, en la actualidad, no resulta difícil acercarse a la enclenque pared. No es cuestión de alarmar, pero no es nada seguro transitar por las inmediaciones, ni por la calle ni por la parte de arriba, donde ya se observa un preocupante hundimiento del terreno, que superando el jardín alcanza hasta los primeros bancos.

Manuel Herrero Alonso