BALONCESTO FEMENINO / BASE
María Morillo: “Para mí, el baloncesto es un deporte increíble”
A punto de cumplir los 16 años, está satisfecha por la decisión que tomó hace ya 9 años de escoger el baloncesto en detrimento del fútbol, por lo que nunca sabremos si perdimos una gran futbolista

María Morillo es la capitana del equipo cadete del Caja Rural Zamarat. Futbolera en sus inicios, se decantó por el baloncesto, gracias a su padre, que la llevó a su primer partido: “Fue más bien casualidad, porque nos habían invitado. No sabría decir exactamente qué me gustó, fue hace muchos años…, pero puede ser que me impresionara cómo podían llegar a encestar en algo que estaba tal alto o el juego de manos con el balón, aunque también me gustó la forma de animar la afición o las jugadoras, que no se daban por vencidas en ningún momento. A día de hoy, me parece que el baloncesto es bonito todo él, por cualquiera de sus características. Yo pienso que es un deporte increíble”.
A sus 15 años -“cumpliré 16 en septiembre” (aclara)-, lleva jugando desde los siete, casi nueve, por tanto, y se mueve en la cancha como alero o escolta, “dependiendo del resto de compañeras que estén en el campo”.
Asidua a los partidos de las grandes, de las mayores, de las profesionales, me nombra a Ana Carlota cuando le pregunto por su jugadora preferida, pero acto seguido me confiesa que la entrenó el año pasado. También me nombra a la italiana Elisa Policari: “es muy joven, pero demuestra que da igual lo joven que seas para alcanzar tus metas. Ana Carlota nos enseñó, sobre todo, a jugar en el poste bajo y, aunque no juego de pívot, sí que me sirvieron sus entrenamientos”.
Imagino que sería un disgusto la pérdida de categoría del primer equipo, le pregunto y reconoce que sí, “un poco”. Con la frescura de sus 15 años, lo soluciona al instante: “pero, bueno, el año que viene volveremos a subir de categoría como si nada hubiera pasado”.
El que Lucía Pinto llegara a jugar con el primer equipo le hizo ilusión, “porque eso demuestra que somos más que capaces de competir contra jugadoras de alto nivel”. ¿Qué si le gustaría a ella verse en esa situación?: “Es un sueño para mí, con esfuerzo y dedicación, todo se puede”.
Inmune al desaliento, María Morillo es capitana, como ya dijimos, del equipo cadete del Zamarat Caja Rural y su capitanía no fue otorgada a dedo, sino como premio a su dedicación: “porque tiene empatía con las compañeras y siempre las está animando”, me ha dicho un pajarito.


María Morillo es la capitana del equipo cadete del Caja Rural Zamarat. Futbolera en sus inicios, se decantó por el baloncesto, gracias a su padre, que la llevó a su primer partido: “Fue más bien casualidad, porque nos habían invitado. No sabría decir exactamente qué me gustó, fue hace muchos años…, pero puede ser que me impresionara cómo podían llegar a encestar en algo que estaba tal alto o el juego de manos con el balón, aunque también me gustó la forma de animar la afición o las jugadoras, que no se daban por vencidas en ningún momento. A día de hoy, me parece que el baloncesto es bonito todo él, por cualquiera de sus características. Yo pienso que es un deporte increíble”.
A sus 15 años -“cumpliré 16 en septiembre” (aclara)-, lleva jugando desde los siete, casi nueve, por tanto, y se mueve en la cancha como alero o escolta, “dependiendo del resto de compañeras que estén en el campo”.
Asidua a los partidos de las grandes, de las mayores, de las profesionales, me nombra a Ana Carlota cuando le pregunto por su jugadora preferida, pero acto seguido me confiesa que la entrenó el año pasado. También me nombra a la italiana Elisa Policari: “es muy joven, pero demuestra que da igual lo joven que seas para alcanzar tus metas. Ana Carlota nos enseñó, sobre todo, a jugar en el poste bajo y, aunque no juego de pívot, sí que me sirvieron sus entrenamientos”.
Imagino que sería un disgusto la pérdida de categoría del primer equipo, le pregunto y reconoce que sí, “un poco”. Con la frescura de sus 15 años, lo soluciona al instante: “pero, bueno, el año que viene volveremos a subir de categoría como si nada hubiera pasado”.
El que Lucía Pinto llegara a jugar con el primer equipo le hizo ilusión, “porque eso demuestra que somos más que capaces de competir contra jugadoras de alto nivel”. ¿Qué si le gustaría a ella verse en esa situación?: “Es un sueño para mí, con esfuerzo y dedicación, todo se puede”.
Inmune al desaliento, María Morillo es capitana, como ya dijimos, del equipo cadete del Zamarat Caja Rural y su capitanía no fue otorgada a dedo, sino como premio a su dedicación: “porque tiene empatía con las compañeras y siempre las está animando”, me ha dicho un pajarito.


















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