POETA
Centenario de Waldo Santos: Haciendo camino
Echó a andar el Centenario del poeta Waldo Santos; y siendo muy oficial, con todas las autoridades zamoranas representadas en el Teatro Ramos Carrión… a Waldo, tan libertario para tantas cosas, no le hubiera rechinado tanta oficialidad porque las instituciones estaban -y seguirán estando- para apoyar los actos en homenaje al poeta de Castronuevo, como una piña. Han tomado el padrinazgo, especialmente Ayuntamiento y Diputación, con el respaldo a los actos esenciales del Centenario. Y de igual manera la Junta de Castilla y León, a través del Museo Etnográfico y el Archivo Histórico Provincial, o la Subdelegación del Gobierno. La Voluntad y la Intención (así con mayúsculas, como escribiría el propio poeta para resaltar el grado de intensidad del compromiso de la palabra) están. Los hechos se encuentran a la vista, y aunque se hará camino al andar, salvando los escollos de los presupuestos, es ya mucho lo andado en el trabajo común de las instituciones para apoyar las iniciativas ciudadanas, como ha sucedido en este caso. Porque siempre se trata de unir voluntades por un bien común, como es la cultura, que atañe y repercute en todos.
En cuanto a los actos en sí, digamos que, en la Lección inaugural del Centenario, destacó el catedrático de Sociología y Filosofía… y poeta, Octavio Uña, los entresijos de la poesía Waldo Santos desde su campo de estudio. Puso así de manifiesto los vínculos filosóficos, de raíz religiosa, inicialmente, con San Agustín, con el vacío social que dejaron las guerras española y mundial en la vida cotidiana de los seres humanos, a pie de calle, señalando -por último- el existencialismo, común a toda Europa, como unas huellas palpables en los primeros libros de Waldo.
Reflexionando por último sobre el concepto de “comunidad” en Waldo, como expresión y aspiración de reunir a los seres humanos en un proyecto de relaciones y de sociedad. Porque, aunque esté anclado en la utopía, en realidad, la realización de ese “proyecto de comunidad” solo depende de “nosotros mismos”, y del ejercicio de una libertad comprometida, apoyándose en una convivencia compartida sobre una base tradicional en las sociedades rurales de nuestro entorno, en el trabajo común, y desde un conjugar, preferentemente, el “nosotros”.
Agradó y sorprendió, sin duda, el profesor Octavio Uña con su visión sociológica y filosófica de la poesía de Waldo Santos.
El día siguiente, el jueves 3 de junio, era el turno del flamenco en el Teatro Principal; y el rito se cumplió de la manera más acertada: sacando el sentimiento que entraña el cante (voces de Clarito y Yoli, junto a las guitarras de Miguel Uña y Óscar Vecino), manteniéndolo en el aire, hondo y cercano, para un mejor acercamiento a la personalidad del poeta, tanto como su propia poesía. Cerró el flamenco una tarde rotunda que había comenzado con el reconocimiento del poeta en la Feria del Libro, y en la entrega de los premios del concurso de microrrelatos, que esta vez requería incluir, necesariamente, una frase alusiva al recuerdo de su quehacer poético. La entrega de un libro con los microrrelatos premiados y de los finalistas, junto a un marcapáginas sobre el poeta de Castronuevo, con semblante y versos incluidos, fueron el sello especial de los actos del Centenario de Waldo esta semana.
En espera… el jueves 10 de junio y la Lectura de poetas no-conocidos, en La Alhóndiga.
Echó a andar el Centenario del poeta Waldo Santos; y siendo muy oficial, con todas las autoridades zamoranas representadas en el Teatro Ramos Carrión… a Waldo, tan libertario para tantas cosas, no le hubiera rechinado tanta oficialidad porque las instituciones estaban -y seguirán estando- para apoyar los actos en homenaje al poeta de Castronuevo, como una piña. Han tomado el padrinazgo, especialmente Ayuntamiento y Diputación, con el respaldo a los actos esenciales del Centenario. Y de igual manera la Junta de Castilla y León, a través del Museo Etnográfico y el Archivo Histórico Provincial, o la Subdelegación del Gobierno. La Voluntad y la Intención (así con mayúsculas, como escribiría el propio poeta para resaltar el grado de intensidad del compromiso de la palabra) están. Los hechos se encuentran a la vista, y aunque se hará camino al andar, salvando los escollos de los presupuestos, es ya mucho lo andado en el trabajo común de las instituciones para apoyar las iniciativas ciudadanas, como ha sucedido en este caso. Porque siempre se trata de unir voluntades por un bien común, como es la cultura, que atañe y repercute en todos.
En cuanto a los actos en sí, digamos que, en la Lección inaugural del Centenario, destacó el catedrático de Sociología y Filosofía… y poeta, Octavio Uña, los entresijos de la poesía Waldo Santos desde su campo de estudio. Puso así de manifiesto los vínculos filosóficos, de raíz religiosa, inicialmente, con San Agustín, con el vacío social que dejaron las guerras española y mundial en la vida cotidiana de los seres humanos, a pie de calle, señalando -por último- el existencialismo, común a toda Europa, como unas huellas palpables en los primeros libros de Waldo.
Reflexionando por último sobre el concepto de “comunidad” en Waldo, como expresión y aspiración de reunir a los seres humanos en un proyecto de relaciones y de sociedad. Porque, aunque esté anclado en la utopía, en realidad, la realización de ese “proyecto de comunidad” solo depende de “nosotros mismos”, y del ejercicio de una libertad comprometida, apoyándose en una convivencia compartida sobre una base tradicional en las sociedades rurales de nuestro entorno, en el trabajo común, y desde un conjugar, preferentemente, el “nosotros”.
Agradó y sorprendió, sin duda, el profesor Octavio Uña con su visión sociológica y filosófica de la poesía de Waldo Santos.
El día siguiente, el jueves 3 de junio, era el turno del flamenco en el Teatro Principal; y el rito se cumplió de la manera más acertada: sacando el sentimiento que entraña el cante (voces de Clarito y Yoli, junto a las guitarras de Miguel Uña y Óscar Vecino), manteniéndolo en el aire, hondo y cercano, para un mejor acercamiento a la personalidad del poeta, tanto como su propia poesía. Cerró el flamenco una tarde rotunda que había comenzado con el reconocimiento del poeta en la Feria del Libro, y en la entrega de los premios del concurso de microrrelatos, que esta vez requería incluir, necesariamente, una frase alusiva al recuerdo de su quehacer poético. La entrega de un libro con los microrrelatos premiados y de los finalistas, junto a un marcapáginas sobre el poeta de Castronuevo, con semblante y versos incluidos, fueron el sello especial de los actos del Centenario de Waldo esta semana.
En espera… el jueves 10 de junio y la Lectura de poetas no-conocidos, en La Alhóndiga.



















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