LITERATURA
Árboles que caminan
Imagina que estás sentado en la base de un árbol cuando sientes que algo se mueve debajo de ti. De repente, el árbol te saluda, levanta sus gigantescas raíces y empieza a caminar. Sabemos que estos árboles no existen, pero ¿cuántas veces la realidad ha superado a la ficción?.
J. R. R Tolkien, utilizó todo su profundo conocimiento del mundo medieval para recrear “El Señor de los anillos”. El poder de los bosques con Fangorn y los seres que lo habitan, los ents, esos árboles vivos que pueden dormirse para siempre y dejar de moverse. Las imágenes de destrucción de la naturaleza a manos de los orcos que aparecen en la trilogía surgieron de la experiencia de Tolkien en la batalla del Somme, una de las más cruentas de la Primera Guerra Mundial. Allí fue oficial en el 11º Batallón de Fusileros de Lancashire. Contrajo la fiebre de las trincheras a finales de octubre y fue enviado al hospital en Birmingham. Fue declarado no apto para el servicio durante el resto de la guerra. Para muchos, la maldad que habita en Mordor, nace en Somme.
Hoy, los árboles que caminan de Tolkien, se han transformado en una realidad.
En Ecuador, existe un hermoso bosque de palmeras únicas en el mundo. Estos árboles se llaman Socratea exorrhiza y se encuentran principalmente en las selvas tropicales de Centroamérica y Suramérica —incluida la Amazonía—. Existe la idea de que esta planta puede desarrollar nuevas raíces a los “lados”, y con esto abrirse camino hacia un suelo mejor. Los rumores dicen que la planta puede desplazarse hasta una veintena de metros por año, ya que sus raíces buscan la mejor posición para alcanzar la luz del sol. Quizás esta historia nació por los guías de la zona, quienes la contaban para sorprender aún más a los turistas. Mito o realidad, lamentablemente no podremos ver árboles corriendo por la selva intentado escapar de las máquinas humanas. Tampoco podremos ver un ejército de árboles peleando para defender la selva. Ni siquiera algo similar a lo que Tolkien ilustró en su saga. No obstante, yo prefiero pensar que es un fenómeno único en la naturaleza, el cual, nos demuestra que las plantas también luchan por tener mejores condiciones de vida.
Emilia Casas
Imagina que estás sentado en la base de un árbol cuando sientes que algo se mueve debajo de ti. De repente, el árbol te saluda, levanta sus gigantescas raíces y empieza a caminar. Sabemos que estos árboles no existen, pero ¿cuántas veces la realidad ha superado a la ficción?.
J. R. R Tolkien, utilizó todo su profundo conocimiento del mundo medieval para recrear “El Señor de los anillos”. El poder de los bosques con Fangorn y los seres que lo habitan, los ents, esos árboles vivos que pueden dormirse para siempre y dejar de moverse. Las imágenes de destrucción de la naturaleza a manos de los orcos que aparecen en la trilogía surgieron de la experiencia de Tolkien en la batalla del Somme, una de las más cruentas de la Primera Guerra Mundial. Allí fue oficial en el 11º Batallón de Fusileros de Lancashire. Contrajo la fiebre de las trincheras a finales de octubre y fue enviado al hospital en Birmingham. Fue declarado no apto para el servicio durante el resto de la guerra. Para muchos, la maldad que habita en Mordor, nace en Somme.
Hoy, los árboles que caminan de Tolkien, se han transformado en una realidad.
En Ecuador, existe un hermoso bosque de palmeras únicas en el mundo. Estos árboles se llaman Socratea exorrhiza y se encuentran principalmente en las selvas tropicales de Centroamérica y Suramérica —incluida la Amazonía—. Existe la idea de que esta planta puede desarrollar nuevas raíces a los “lados”, y con esto abrirse camino hacia un suelo mejor. Los rumores dicen que la planta puede desplazarse hasta una veintena de metros por año, ya que sus raíces buscan la mejor posición para alcanzar la luz del sol. Quizás esta historia nació por los guías de la zona, quienes la contaban para sorprender aún más a los turistas. Mito o realidad, lamentablemente no podremos ver árboles corriendo por la selva intentado escapar de las máquinas humanas. Tampoco podremos ver un ejército de árboles peleando para defender la selva. Ni siquiera algo similar a lo que Tolkien ilustró en su saga. No obstante, yo prefiero pensar que es un fenómeno único en la naturaleza, el cual, nos demuestra que las plantas también luchan por tener mejores condiciones de vida.
Emilia Casas
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