Eugenio de Ávila
Martes, 22 de Junio de 2021
ME QUEDA LA PALABRA

Traicionarse a sí mismo: paradoja de la felonía

[Img #54391]Pedro Sánhez Pérez-Castejón, el magnánimo, ha concedido hoy el indulto a los golpistas catalanes, entre los que se encuentran personajes de la ultraderecha empresarial, los herederos de Pujol, el mayor ladrón político de la historia de  España, solo superado por robo del PSOE a los pobres andaluces a través de los EREs, y los legatarios de los que en junio de 1926 dieron un golpe de Estado en Prats de Molló, y del dirigido contra la II República, el 6 de octubre de 1934, que finalizó con huida por las alcantarillas de la Generalidad de algunos de los sediciosos con destino a Italia, donde fueron acogidos por los fascistas de Mussolini. Ya sabe el lector con quiénes se las está jugando el presidente del Gobierno.

Churchill vive. Recordad la frase que pronunció al regreso de Chamberlain de negociar con los nazis: “A nuestra patria se le ofreció elegir entre la guerra y la humillación; ya aceptamos la humillación y ahora tendremos la guerra”. Sánchez, un narciso de la política, cree que los indultos cerrarán la herida catalana. Sánchez, ególatra de la res pública, se ha olvidado de los ciudadanos que viven en Cataluña y se sienten españoles, al menos el 50%. Sánchez, un cándido de La Moncloa, supone que, tras los indultos, los independentistas cejarán de pedir referéndum y después la secesión de aquella región del noreste nacional. Sánchez hoy se ha colocado por encima de la Ley y, cuando esto ocurre, se quiebra la democracia, régimen político en el que la Ley se halla por encima de todos.

¿Piensa el sanchismo que los independentistas solo pedirán durante las negociaciones con el Gobierno de España una nueva Constitución que contemple a Cataluña como República independiente asociada al Reino de España, para seguir mamando de la ubre del Estado, pero autogobernarse, sin contribuir con un solo euro a las arcas del Estado? ¿Se puede ser tan cándido para pensar que ERC, Juntos por Cataluña, más las fuerzas de la pequeña burguesía marxista y anarquista, se conformarán con indultos, consulta popular para votar a favor o en contra de la independencia, con presupuestos económicos que privilegien a Cataluña y a los catalanes? Me temo que solo exigirán la independencia de España. Entonces, el magnánimo presidente de todos los españoles ¿permitirá que las cuatro provincias españolas dejen de formar parte de la nación española? ¿Firmará la independencia de Cataluña como una derrota?

El nacionalismo es voraz, nunca se detiene, lo quiere todo. Empírico. Sucedió en 1934 y durante la Guerra Civil. Azaña y Negrín escribieron son ese monstruo del nacionalismo, ideología que consiste en la superioridad intelectual y física de una etnia, de una nación, de un Estado sobre el resto.

Acudo, por enésima vez, al último presidente de la II República, un político que fue transformando su opinión sobre Cataluña hasta que se inició la Guerra Civil. Lea con atención, incluso varias veces: "Un instinto de rapacidad egoísta se ha sublevado, agarrando lo que tenía a mano (...) en el fondo, provincianismo fatuo, ignorancia, frivolidad de la mente española, sin excluir en algunos casos doblez, codicia, deslealtad, cobarde altanería delante del Estado inerme, inconsciencia, traición (...) Mientras dicen privadamente que las cuestiones catalanistas han pasado a segundo término, que ahora nadie piensa en exaltar el catalanismo, la Generalidad asalta servicios y secuestra funciones del Estado, encaminándose a una separación de hecho". (La velada de Benicarló, obra escrita en 1937 y publicada en 1939)

Y algo más. La respuesta de Azaña a un dirigente de ERC sobre Companys y Cataluña durante la Guerra Civil: “Asaltaron la frontera, las aduanas, el Banco de España, Montjuic, los cuarteles, el parque, la Telefónica, la Campsa, el puerto, las minas de potasa, crearon la Consejería de Defensa, se pusieron a dirigir su guerra que fue un modo de impedirla, quisieron conquistar Aragón, decretaron la insensata expedición a  Baleares para construir la Gran Cataluña de Prat de la Riva”.

Pedro Sánchez se acercó a la tumba de Azaña en Montauban para homenajear al último presidente de la II República. Pero me temo que nunca leyó ni un solo libro de don Manuel, ni tan si quiera sus memorias, ni la Velada de Benicarlo, ni nada, porque habría aprendido que los secesionistas solo se detendrán cuando logren su objetivo: la independencia de España. ¿Está dispuesto el líder de los socialistas españoles a llegar tan lejos? ¿Merece la pena la quiebra de la nación más antigua de España por permanecer en el poder? ¿Indultaría a los golpistas si no necesitara sus votos para seguir en La Moncloa? 

Solo sé que Pedro Sánchez, hace tan solo dos años, confesó que los golpistas deberían cumplir las penas impuestas por el Supremo.  Hoy, 22 de junio de 2021, el presidente del Gobierno se ha traicionado a sí mismo, no ya a España, la Ley, la Constitución.  Nunca nadie se engañó tanto a sí mismo. Felonía ególatra. Arrieros somos.

Eugenio-Jesús de Ávila

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