DENUNCIAS
Vados: nuevo reglamento, viejos problemas
Los vándalos pintan las placas, sin que la administración asuma su limpieza
Aunque desde la administración se pretenda limitar el uso del coche con medidas, algunas desproporcionadas, que disuadan de su uso, a veces resulta imprescindible y hay que mover el volante para ir a ciertos sitios. Si circular ya resulta complicado, aparcar lo es más. Las plazas son limitadas y costosas, en algunas zonas. Todo ocupado, donde parece que puede haber un sitio, resulta que hay un vado. No todas las puertas de garaje lo tienen, y en algunas no está excesivamente visible, máxime cuando hay que apreciarlo a cierta distancia, desde el coche y conduciendo.
Una nueva normativa de vados -la anterior cumplía 20 años-parece venir a cambiarnos algo. Aunque no resuelva el principal problema que tantos conflictos acarrea, simplemente que el vado se perciba fácilmente, para que los conductores eviten aparcar en él, como para que quien disponga de garaje no encuentre la sorpresa de un coche obstruyendo el paso. No hay uniformidad para colocar las placas, pueden fijarse en la puerta, aunque esta quede a muchos metros de distancia de la acera, sobre la entrada o a un lado. Si a esto añadimos el problema de que muchas paredes han sido pintadas por los vándalos de arriba abajo, el distintivo queda oculto o ni siquiera se aprecia la numeración correspondiente. Sin que el Ayuntamiento asuma su limpieza, a pesar de encontrase en la fachada exterior del edificio, siendo los residentes víctimas inocentes y perjudicados.
Mal de día, de noche la cosa se complica aún más. Tampoco ayuda que el tiempo haya borrado la llamativa línea amarilla en el bordillo de todo el ancho de la puerta rebosando medio metro más por cada lado, en muchos garajes nunca la hubo y debería.
Lo que sí que funciona, porque es un medio de recaudación, es el servicio de grúa. La persona afectada, contacta con la Policía Municipal, exponiéndole que tiene un vehículo aparcado en la puerta de su garaje, que necesita sacar su coche y que, después de media hora de estar pitando, no aparece nadie. Entonces, el agente le pregunta el número de vado para verificarlo. El ciudadano se dirige entonces a la placa y comprueba cómo, pintado por los gamberros, no se ve parte del vado, como tampoco los dígitos impresos. Lo que decíamos antes.
Manuel Herrero Alonso
Aunque desde la administración se pretenda limitar el uso del coche con medidas, algunas desproporcionadas, que disuadan de su uso, a veces resulta imprescindible y hay que mover el volante para ir a ciertos sitios. Si circular ya resulta complicado, aparcar lo es más. Las plazas son limitadas y costosas, en algunas zonas. Todo ocupado, donde parece que puede haber un sitio, resulta que hay un vado. No todas las puertas de garaje lo tienen, y en algunas no está excesivamente visible, máxime cuando hay que apreciarlo a cierta distancia, desde el coche y conduciendo.
Una nueva normativa de vados -la anterior cumplía 20 años-parece venir a cambiarnos algo. Aunque no resuelva el principal problema que tantos conflictos acarrea, simplemente que el vado se perciba fácilmente, para que los conductores eviten aparcar en él, como para que quien disponga de garaje no encuentre la sorpresa de un coche obstruyendo el paso. No hay uniformidad para colocar las placas, pueden fijarse en la puerta, aunque esta quede a muchos metros de distancia de la acera, sobre la entrada o a un lado. Si a esto añadimos el problema de que muchas paredes han sido pintadas por los vándalos de arriba abajo, el distintivo queda oculto o ni siquiera se aprecia la numeración correspondiente. Sin que el Ayuntamiento asuma su limpieza, a pesar de encontrase en la fachada exterior del edificio, siendo los residentes víctimas inocentes y perjudicados.
Mal de día, de noche la cosa se complica aún más. Tampoco ayuda que el tiempo haya borrado la llamativa línea amarilla en el bordillo de todo el ancho de la puerta rebosando medio metro más por cada lado, en muchos garajes nunca la hubo y debería.
Lo que sí que funciona, porque es un medio de recaudación, es el servicio de grúa. La persona afectada, contacta con la Policía Municipal, exponiéndole que tiene un vehículo aparcado en la puerta de su garaje, que necesita sacar su coche y que, después de media hora de estar pitando, no aparece nadie. Entonces, el agente le pregunta el número de vado para verificarlo. El ciudadano se dirige entonces a la placa y comprueba cómo, pintado por los gamberros, no se ve parte del vado, como tampoco los dígitos impresos. Lo que decíamos antes.
Manuel Herrero Alonso






















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.140