Negacionistas

Con esto de la pandemia, se ha vuelto a poner en boca el término negacionismo, que igual sirve para un roto que para un descosido y se mete en el mismo saco la negación del cambio climático junto a los más clásicos: el holocausto judío, la segregación racial en Sudáfrica, las purgas de Stalin o los crímenes del franquismo.
Mucho más de andar por casa este negacionismo último, resucitado ahora por el ministro de la UCD, el coco Camuñas, con la anuencia de Pablo Casado, lo que viene a desmontar ese otro negacionismo de que UCD y PP no vienen -o venían- del franquismo, aunque no estén todos los que son ni son todos los que están. Entramos así, una vez más, en el golpe de estado del general Franco, que seguirá dando guerra mientras sus muertos sigan tirados en las cunetas y si hay que desenterrar a los de los dos bandos, se desentierran, aunque mucho me temo que eso es hacer trampa y no me imagino a un nazi, en Alemania, pidiendo justicia para sus muertos y diciendo “es que cayeron de los dos bandos”, amén de que aquí ya se loaron y ensalzaron a los caídos por la patria, que cayeron por la gracia de Dios y todas aquellas zarandajas que nos enseñaron en las escuelas, mientras sus víctimas  -que pelearon por la legalidad, no lo olvidemos- siguen en sus enterramientos anónimos, apestados aún para sus propios verdugos, con García Lorca como santo y seña de la ignominia, aunque lo quiera resucitar la derecha a su antojo, con Santiago (Abascal) y cierra España, que diría el Capitán Trueno.

¿Memoria histórica? Por supuesto y memoria histórica para los que siguen olvidados, pero lo triste para la izquierda es que ese movimiento lo haya tenido que abanderar un PSOE que no estuvo en buena parte de esa historia y que, en su propia andadura, deja mucho que desear…