EL CONSENSO
Valentía
Pedro Calzada
Estoy seguro de que los presentes Juegos Olímpicos pasarán a la historia por proezas estrictamente deportivas, pero también serán recordados por la decisión de Simone Biles de abandonar la competición por problemas de salud que nada tienen que ver con una lesión física.
A veces tiende a pensarse que las grandes estrellas deportivas no tienen los mismos problemas que el resto de los mortales pero los problemas de ansiedad y depresión no tienen que ver ni con la fama ni con el dinero sino con la presión. Biles no está sola, otros deportistas de élite como Michael Phelps rompieron el tabú acerca de los perjuicios para la salud que ocasiona el estar sometido a la necesidad de éxito permanente y absoluto.
La presión que se pone sobre una persona puede llegar a quebrarla por completo y no se trata de una cuestión de fortaleza o de voluntad. Cada uno de nosotros tiene un límite y es posible que no lo conozcamos hasta que la realidad nos lo muestra.
Cuando estos días se han escuchado algunos (pocos) comentarios de crítica a Biles argumentando que un deportista de élite tiene que aguantar la presión de la competición me preguntaba cuántos de nosotros aguantaríamos tantos años en a ese nivel y con tan corta edad. La decisión de la gimnasta norteamericana retirándose de la competición no muestra debilidad sino todo lo contrario: valentía y personalidad.
Estoy seguro de que los presentes Juegos Olímpicos pasarán a la historia por proezas estrictamente deportivas, pero también serán recordados por la decisión de Simone Biles de abandonar la competición por problemas de salud que nada tienen que ver con una lesión física.
A veces tiende a pensarse que las grandes estrellas deportivas no tienen los mismos problemas que el resto de los mortales pero los problemas de ansiedad y depresión no tienen que ver ni con la fama ni con el dinero sino con la presión. Biles no está sola, otros deportistas de élite como Michael Phelps rompieron el tabú acerca de los perjuicios para la salud que ocasiona el estar sometido a la necesidad de éxito permanente y absoluto.
La presión que se pone sobre una persona puede llegar a quebrarla por completo y no se trata de una cuestión de fortaleza o de voluntad. Cada uno de nosotros tiene un límite y es posible que no lo conozcamos hasta que la realidad nos lo muestra.
Cuando estos días se han escuchado algunos (pocos) comentarios de crítica a Biles argumentando que un deportista de élite tiene que aguantar la presión de la competición me preguntaba cuántos de nosotros aguantaríamos tantos años en a ese nivel y con tan corta edad. La decisión de la gimnasta norteamericana retirándose de la competición no muestra debilidad sino todo lo contrario: valentía y personalidad.






















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